Punta Cana: la cumbre sin tres sillas

Punta Cana: la cumbre sin tres sillas

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La decisión del gobierno dominicano de no invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua a la X Cumbre de las Américas (Punta Cana, 4 y 5 de diciembre del 2025) revive viejas tensiones hemisféricas que evidencian el uso de la exclusión y el chantaje diplomático como mecanismo de presión.

 

La supuesta foto de familia de Los Ángeles 2022: ni es familia ni estaba completa. Foto: AP

 

Las sesiones de alto nivel ocurrirán en uno de los polos turísticos más prósperos del Caribe: Punta Cana. Vale anotar que su repunte en el incremento de visitantes es resultado de un buen manejo de la industria sin humo y también de la salida del mercado de Varadero, uno de sus mayores competidores de la región, que ha sido impactado por las sanciones y el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba.

Cuentan los que han visitado ambas playas, que la cubana supera a la dominicana en belleza y calidad. Pero, más allá de esa rivalidad circunstancial, los pueblos de Cuba y República Dominicana siempre han estado hermanados. Ejemplos sobran para llenar estas líneas y todos confirman el rol de los liderazgos políticos en la historia.

Esta vez el presidente Luis Abinader y a su equipo debieron pagar quizás el precio de ser sede de un evento donde el que manda es Estados Unidos. El gobierno dominicano cedió a las presiones y finalmente ha confirmado que los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela no serán invitados.

 

 

Luis Abinader durante un evento promocional del foro hemisférico.

 

La decisión, según el Ministerio de Exteriores, responde al “contexto de polarización política” y al objetivo de “garantizar el éxito” de la reunión. Aseguran, además, que esas naciones no participan activamente de la Organización de Estados Americanos (OEA), entidad que organiza la cita, y que la presencia de sus líderes “complicaría la convocatoria y ahuyentaría asistentes”.

 

Un poco de historia

Las Cumbres de las Américas nacieron en Miami en 1994 como un foro para, supuestamente, coordinar políticas hemisféricas y promover la democracia y la integración económica. Desde entonces han sido un termómetro para medir cuán profundas son las fracturas políticas en la región.

Con el argumento de la estrepitosa salida de Cuba de la OEA (1962), la Mayor de las Antillas no fue invitada a ninguna de las primeras seis Cumbres (Miami 1994, Santiago 1998, Quebec 2001, Mar del Plata 2005, Puerto España 2009, Cartagena 2012); pero los reclamos de varias naciones y grupos regionales —especialmente de ALBA, CARICOM y UNASUR— forzaron a Washington a aceptar su participación en el 2015.

Desde entonces, la presencia (o exclusión) de Cuba es un indicador del grado de autonomía o dependencia de los gobiernos frente a Estados Unidos.

La invitación cursada a Cuba para asistir a la Cumbre de Panamá del 2015 ocurrió en un contexto de apertura diplomática con EE.UU. que puso al mundo a soñar.

El acercamiento entre Washington y La Habana alcanzó su punto más alto en 2016, con la visita de Barack Obama, y generó una dinámica de participación en eventos y espacios que hubiera resultado imposible imaginar décadas atrás.

En este 2025 el tablero de ajedrez se ha inclinado nuevamente hacia la exclusión, tal como lo indicaba el incremento de la agresividad imperial.

La Declaración del Ministerio de relaciones Exteriores de Cuba ha dejado claro que “una Cumbre construida sobre la exclusión y la coerción está condenada al fracaso” y exhortó a organizar un encuentro hemisférico sin vetos.

Sus homólogos de Caracas y Managua, por su parte, han respaldado tales argumentos y denunciaron que condicionar la participación a criterios políticos es una ofensa a la soberanía y la autodeterminación.

 

Punta Cana: vitrina de exclusiones

Hacia lo interno de República Dominicana, Abinader ha sido cuestionado por representantes de varios sectores políticos y sociales que en sus comunicados han denunciado la “capitulación” del Gobierno frente a EE.UU. como un signo evidente de debilidad .

Fuentes periodísticas refieren la injerencia directa de “figuras” de la administración estadounidense especialmente interesadas en no tropezarse en Punta Cana con autoridades oficiales cubanas, bolivarianas o nicaragüenses. La Casa Blanca y la administración dominicana han evitado ofrecer detalles, pero la verdad siempre flota.

 

Acto preparatorio en Santo Domingo con banderas de países latinoamericanos. Foto:

 

Las listas de los mandatarios que sí estarán no han sido reveladas, incertidumbre que alimenta la zozobra de un evento sobre el que tampoco se ha precisado la agenda. Solo se conoce lo difundido por la secretaría de las cumbres y organismos asociados acerca de que temáticamente buscará “construir un hemisferio seguro y sostenible con prosperidad compartida”: seguridad ciudadana, cambio climático, gobernanza democrática, migración y desarrollo económico.

En paralelo al segmento de alto nivel sesionarán diálogos con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la sociedad civil en los que evaluarán inversiones y la resiliencia financiera regional.

Algunos analistas han pronosticado que la ausencia de naciones claves, así como el hecho de eludir debates de amplia participación sobre convivencia democrática, podría reducir el impacto de la cita. Otros reconocen que la decisión dominicana es una jugada de riesgo que probablemente consiga evitar confrontaciones directas durante el evento, pero a costa de una evidente pérdida de autoridad moral dentro y fuera de sus fronteras.

Más allá de las tres sillas que faltarán al concierto de naciones latinoamericanas y caribeñas, la Cumbre de Punta Cana podría trascender como una radiografía en tiempo real de las tensiones que vive hoy la región. Será una vitrina de exclusiones, donde parecería que lo importante no es aprender a dialogar y a coexistir desde el respeto a la diferencia; sino negociar para no quedar fuera la próxima vez.

 

 

 

Cumbres de las Américas con participación de Cuba
VII Cumbre de las Américas – Panamá, 2015

 

Fecha: 10–11 de abril de 2015

Sede: Ciudad de Panamá, Panamá

Contexto: Fue la primera participación oficial de Cuba desde la creación de las Cumbres (1994).

Motivo de inclusión: Varias naciones latinoamericanas y caribeñas amenazaron con ausentarse y boicotear el evento si Cuba no era invitada. Esta radicalización coincidió con el deshielo diplomático entre Cuba y Estados Unidos, impulsado por los presidentes Raúl Castro y Barack Obama.

Hecho relevante: Tuvo lugar un encuentro directo entre ambos mandatarios, lo cual anticipó el restablecimiento de relaciones diplomáticas a más de medio siglo de su ruptura.

Temas debatidos: Gobernabilidad democrática, educación, salud, energía, migración y desigualdad.

 

 

 

Cumbres de las Américas con participación de Cuba
VIII Cumbre de las Américas – Lima, 2018

 

Fecha: 13–14 de abril de 2018

Sede: Lima, Perú

Participación cubana: Delegación encabezada por Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores. La participación fue activa y crítica, especialmente frente a los intentos de politización del evento y la exclusión de Venezuela. Cuba defendió el principio de no injerencia y respeto a la soberanía.

Temas principales: Gobernabilidad democrática frente a la corrupción.

 

 

 

 

Cumbres de las Américas con participación de Cuba
 IX Cumbre de las Américas – Los Ángeles, 2022

Fecha: 6–10 de junio de 2022

Sede: Los Ángeles, Estados Unidos

Cuba fue formalmente excluida por el país anfitrión, junto a Venezuela y Nicaragua. Sin embargo, una amplia representación de la sociedad civil cubana y de organizaciones solidarias participaron en los foros paralelos (Cumbre de los Pueblos).

La exclusión de los mismos tres gobiernos que esta vez han sido vetados, provocó la protesta de varios lideres políticos de la región y la ausencia de los presidentes de México (Andrés Manuel López Obrador), Bolivia (Luis Arce), Honduras (Xiomara Castro) y Guatemala (Alejandro Giammattei), aunque este último también tenía motivaciones que respondían a su relación bilateral con EE. UU.

 

 

 

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