La Casa de la Amistad, en La Habana, fue la sede de la presentación de una nueva obra de los prolíferos autores Froilán González y Adys Cupull, que han incursionado con sus investigaciones numerosas facetas y hechos de la vida del comandante argentino-cubano-latinoamericano.

Se publica con la colaboración de la Asociación Martiana de cubanos residentes en Panamá. Nos explica Froilán que la solidaridad de amigos latinoamericanos permitirá ir reeditando los libros de su autoría que están agotados.
El Che: del río Paraná a la Sierra Maestra es el título del volumen que recoge desde su partida en enero de 1950 al norte argentino en una bicicleta Northon a la que le adapta un motorcito, que lo llevó a varias provincias de su país natal, que continuó por su recorrido por América Latina.

En las páginas del libro se recoge su salida de Córdoba con su amigo Alberto Granados que los llevó primero a territorio chileno, en una vieja motocicleta; después a Perú, lugares donde los jóvenes fueron testigos de la miseria, la explotación las desigualdades y las injusticias, y visitaron exponentes del pasado precolombino, hospitales y leprosorios.
Al detallar los recorridos, los autores brindan al lector abundante información de la situación política de cada una de las naciones visitadas y una semblanza de las figuras con las que el Che se vinculó, como el D. Hugo Pesce, destacado médico peruano investigador de diferentes tipos de lepra, a quien años después el ya comandante Guevara le dedicó su libro Guerra de Guerrillas, con la siguiente dedicatoria:
“Al Dr.Hugo Pesce, que provocara sin saberlo quizás, un gran cambio en mi actitud frente a la vida y la sociedad, con el entusiasmo aventurero de siempre pero encaminado a fines más armónicos con las necesidades de América.”
Y es que ese periplo que continuó por Colombia, ,Venezuela, y reornó provisionalmente a Buenos Aires, fue forjando en el joven argentino una evolución reflejada en su relato: «Entendámonos», donde expresó:
“Ese vagar sin rumbo por nuestra Mayúscula América me ha cambiado más de lo que creí”. Ese regreso a la patria en 1953 le permitió obtener el título de Doctor en Ciencias Médicas.

Adys y Froilán continúan el recorrido de la mano de su protagonista en un segundo viaje que incluyó Bolivia, de nuevo Perú, Ecuador, Panamá, donde publicó crónicas del viaje, como la dedicada al Amazonas titulada “Un vistazo a las márgenes del gigante de los ríos”, pasó por Costa Rica donde conoció a los cubanos Calixto García y Severino Rosell, quienes habían participado en el asalto al Moncada,y compartió con el escritor Carlos Luis Fallas, autor de Memita Yunai quien le regaló el libro.
En ningún momento dejó de escribirle a su familia, y la obra refleja fragmentos de sus cartas más significativas. En Nicaragua, que vivía bajo la dictadura de Somoza, se vio sin dinero, paso hambre, frío, ataques de asma, tuvo un pie dislocado. En Guatemala conoció a la que sería su primera esposa Hilda Gadea, quien trabajaba para el gobierno de Jacobo Arbenz, con la que tuvo a su primera hija, Hildita.
Los investigadores subrayan el encuentro de Ernesto con los asaltantes del Moncada Ñico López, Mario Dalmau, Armando Arencibia y Antonio Darío López, con quien entabló una estrecha amistad. Hizo gestiones para trabajar como médico en el departamento selvático guatemalteco del Petén y preparó un libro sobre la función del médico en América Latina.
La pareja de estudiosos de la vida de Guevara siguió su viaje por el Salvador y Honduras hasta retornar a la tierra del quetzal. Cuando se produjo la invasión a esa nación para derrocar a Arbenz, el joven se inscribió en el Servicio del Socorro Médico de Urgencia y en las Brigadas Juveniles para recibir instrucción militar y al desatarse una feroz represión tras el golpe de Estado, se negó a asilarse en la embajada argentina pero el encargado de negocios de esa sede diplomática se le apareció una madrugada en la pensión donde se alojaba y le dijo: “Usted viene ahora mismo conmigo. Han avisado que hay un argentino en la lista de agitadores que serán ejecutados y el argentino es usted.”

Adys Cupul y Froilán González le dedican amplio espacio a su estancia en México. Se encuentra con Raúl Castro Ruz, muestra deseos de conocer a Fidel y lo logra en la casa de la revolucionaria María Antonia González. Sobre la entrevista con el líder de la Revolución cubana expresó: “Lo conocí en una de esas frías noches de México y recuerdo que nuestra primera discusión versó sobre política internacional. A las pocas horas de la misma noche –en la madrugada—era yo uno de los futuros expedicionarios”.
Después vinieron los entrenamientos y la prisión de la que parecía que no iba a poder salir hasta que el presidente Lázaro Cárdenas intervino y fue liberado después de 57 días de confinamiento.
Los autores del libro se detienen en un hecho que demuestra cómo nunca perdió la confianza en Fidel:
“Y es que Fidel –escribió Ernesto, ya llamado por sus compañeros el Che—tuvo algunos gestos que casi podríamos decir, comprometían su actitud revolucionaria en pro de la amistad.
“Recuerdo que le expuse específicamente mi caso: un extranjero, ilegal en México, con toda una serie de cargos encima. Le dije que no debía de manera alguna pararse por mí la revolución, y que podía dejarme, que yo comprendía la situación y que trataría de pelear desde donde me lo mandara, y que el único esfuerzo debía hacerse para que me enviaran a un país cercano y no a la Argentina. También recuerdo la respuesta tajante de Fidel: ‘Yo no te abandono’. Y así fue porque hubo que distraer tiempo y dinero precioso para sacarnos de la cárcel mexicana. Esas actitudes personales de Fidel con la gente que aprecia son la clave del fanatismo que se crea a su alrededor, donde se suma a una adhesión de principios, una adhesión personal que hace de este Ejército Rebelde un bloque indivisible.”

La obra recoge la partida hacia Cuba, el poema que el Che le dedicó a Fidel, y las noticias que los diarios cubanos y de otras capitales de América Latina dieron después del desembarco, afirmando que Fidel, Raúl, Ernesto Guevara y los otros miembros de la expedición estaban muertos y unos pocos vagaban dispersos por los montes.
Los investigadores concluyen la primera parte del texto con la nota que recibió la familia del Che el 31 de diciembre de 1956 donde este decía con su peculiar sentido del humor:
“Queridos viejos: Estoy perfectamente bien, gasté solo 2 y me quedan cinco. Sigo trabajando en lo mismo, las noticias son esporádicas y lo seguirán siendo, pero confíen en que Dios sea argentino. Un abrazo a todos, Tete.
El volumen cierra con la presencia de José Martí en el pensamiento del Che, desde su adolescencia, en cartas, en anotaciones, en intervenciones públicas, entrevistas y discursos.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo en 1974 y Master en Ciencias Políticas de
enfoque Sur, Al graduarse pasó a atender temas históricos e
ideológicos y viajó a varios de los antiguos países socialistas. Al
pasar al periódico Trabajadores, escribió para el Suplemento de
salud durante varios años y realizó la cobertura del segundo
contingente de la brigada médica en Guatemala. Posteriormente fue
jefa de la edición digital y subdirectora editorial hasta mayo de 2025
que se jubiló y se recontrató en la publicación. En el transcurso de
su ejercicio profesional Ha ganado premios en concursos
periodísticos y de humorismo.

