Y coincido con el Coronel Valdés, porque un personaje como él es inagotable, aunque uno de esos golpes tremendos de la vida nos privara, cinco años atrás, de la presencia física de su creador, el genial Juan Padrón.

Estamos ahora mismo celebrando los 55 años de Elpidio Valdés, los cinco decenios y medio transcurridos desde aquella portada del semanario Pionero —en agosto de 1970— donde se anunciaba su primera aventura, a la cual seguirían otras muchas y sucedería su paso a la imagen en movimiento, con decenas de cortos, el primer largometraje cubano de dibujos animados y otras obras cinematográficas de esa envergadura.
Pero no es la saludable dimensión de esa obra lo que precisamente hace inmarcesible a esta figura. Juan Padrón creó, con Elpidio Valdés, algo más que un héroe: Creó un ícono identitario de cubanía, complemento indiscutible de los símbolos de la nación cubana. Se piensa en él y ya se piensa en la bandera de la estrella solitaria, en el himno de Bayamo. Y se representa uno el modo de ser cubano, lo que un poeta definió como la sintaxis cultural de nuestra nacionalidad.
Por fortuna, su autor pudo, en vida, palpar la cristalización de ese empeño artístico. Fueron muchos los lauros que Juan Padrón no solamente mereció, sino que además pudo recibir. Pero —y esto me consta— no hubo reconocimiento que su nobleza y humildad disfrutaran más que el cariño de sus lectores —que no son solo los niños, sino todos los estamentos de la población— y la amorosa veneración de sus colegas.

Más sobre Elpidio Valdés y su autor:
– En Facebook, La Manigua, espacio cultural
– En Facebook, Elpidio Valdés, oficial
– Del muro de Silvia Padrón, sobre la edición del semanario Pionero donde se anuncia la aparición de la primera aventura de Elpidio:
– De la web Cuba Ala Décima, mi crónica de marzo del 2020, en tributo a Juan:

