Las torceduras de un palacio

Las torceduras de un palacio

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Desde su fundación, el Palacio de los Torcedores ha sido testigo y protagonista de momentos cruciales en la historia de Cuba. Se colocó su primera piedra en 1924, en presencia del líder estudiantil Julio Antonio Mella, junto con Carlos Baliño, fundador del Partido Revolucionario Cubano y del primer Partido Comunista de Cuba, y el connotado dirigente sindical Alfredo López, quienes vieron en este lugar una trinchera para la unidad y la emancipación de los trabajadores.

Ubicado en la esquina de las calles San Miguel y Márquez González, en Centro Habana, este edificio presenta un estilo arquitectónico ecléctico, con notables influencias del Renacimiento italiano. Es declarado Monumento Nacional en 1987. Fue inaugurado el 14 de julio de 1925, en recordación del Día de la Bastilla. A partir de entonces comenzó a alcanzar relieve en los anales del movimiento sindical cubano.

Sin embargo, justo en el año de su centenario, el emblemático inmueble está a punto de colapsar debido a la falta de mantenimiento y por haber sido destinado, desde el 2020, como albergue de dos familias de damnificados por el efecto de fenómenos naturales, ellas ocupan alrededor de 100 metros cuadrados de la vetusta construcción (salón de protocolo, cocina, almacén, comedor y cafetería).

Esa decisión, con carácter humanitario y solidario, fue asumida, por breve tiempo, por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Han transcurrido más de cuatro años y los actuales moradores de Torcedores, por lógico devenir de la vida, viven en esas áreas con total sentido de pertenencia.

 

Justo en el año de su centenario el edificio muestra las huellas de la falta de mantenimiento. Foto: Alejandro Acosta Hechavarría

 

Múltiples gestiones de la CTC y de las diferentes direcciones que han pasado por el centro no han podido resolver dicho problema con los organismos e instituciones responsabilizados; solución que permitiría emancipar a este sagrado lugar donde  radicó la Federación Obrera de La Habana,  que agrupó a casi todos los sindicatos, donde se organizaron decisivas luchas en defensa de los derechos de los trabajadores y, entre 1925 y 1927, fue sede de la Universidad Popular José Martí, creada por Julio Antonio Mella, quien defendió la hermandad de estudiantes y obreros.

Rubén Martínez Villena, poeta y luchador incansable, también dejó su huella en esos muros, y fue despedido por el pueblo habanero tras su muerte en 1936. En este lugar, en 1948, se realizaron las honras fúnebres del destacado dirigente obrero Aracelio Iglesias, y las de Miguel Fernández Roig, líder del sindicato tabacalero.

Asimismo, la escasez de recursos y el insuficiente nivel de persuasión de las entidades competentes, han ocasionado el rápido deterioro del edificio, cuyo suntuoso salón de la segunda planta presenta peligro de derrumbe y fue inhabilitado por Wilber Millares Galán, arquitecto de la comunidad, para su uso en actividades culturales. El dictamen imposibilita dar continuidad a la obra que en ese espacio hizo trascender Paco Alfonso, figura central de la cultura cubana y del teatro popular, fundamental en la historia del Palacio, junto a otros letrados de izquierda, como Nicolás Guillén y Félix Pita Rodríguez.

Tras el triunfo de la Revolución cubana, Torcedores se convirtió en un lugar de culto para el movimiento sindical cubano, en 1967 se estableció el Museo Histórico del Movimiento Obrero. Luego de una restauración capital emprendida en el 2012, este inmueble funciona desde el 2015 como Centro Cultural Palacio de los Torcedores, con la misión de conservar la memoria histórica del movimiento sindical cubano, así como de servir a la comunidad y a las nuevas generaciones.

A partir de su reapertura, hace un decenio, la programación artística y cultural en Torcedores, alcanzó resonancia entre sus vecinos, con espectáculos sistemáticos y multitudinarios como la Fiesta de Cayo Hueso, en homenaje a José Martí en la fecha de su natalicio y a la CTC en el aniversario de su fundación.

Igualmente significativos han sido los festivales del danzón Lindas Cubanas; las festividades para los niños cada 13 de agosto en recordación del natalicio del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz; además de las funciones que cada fin de semana realizaba el grupo Teatro Cimarrón, y otros muchos.

En el salón de la planta baja se organizaron numerosas exposiciones personales y colectivas con obras de reconocidos creadores de las artes visuales; en tanto fue sede de varias ediciones de la Bienal de La Habana y del Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso. También se puso al servicio de las escuelas y de la comunidad el fondo de la biblioteca; a la vez que se efectuaron concursos para niños y adultos.

En el año 2015, en los espacios de Torcedores dejaron su impronta célebres figuras del  teatro, las artes plásticas  y la literatura, particularmente la histórica, con renombrados estudiosos del movimiento sindical y de la Revolución cubana, quienes impartieron excelentes conferencias, muchas de estas sobre Lázaro Peña, Capitán de la Clase Obrera, quien desde su oficina en este Palacio enfrentó con firmeza los intentos de dividir al proletariado y defendió, con verticalidad de principios, los derechos de los trabajadores.

Con la llegada de la COVID-19 y sus consecuentes trastornos de todo tipo, y la falta de control y pérdida de recursos materiales por parte de algunas de las direcciones que tuvo el centro, la programación cultural nunca volvió a tener el protagonismo de los tiempos en que fue encabezado por dos valiosos compañeros: Raymundo Estrada Rodríguez y Gloria Esther Becerra Díaz, esta última por un corto período y actualmente directora del teatro Lázaro Peña.

Hace apenas seis meses la dirección del Palacio fue asignada a la entusiasta y emprendedora Isbel Véliz Almeida, cuyos resultados administrativos ya son palpables, a pesar de que heredó todos esos males que igualmente incidieron en el deterioro de la disciplina laboral; más la carencia de especialistas formados en las universidades, entre estos historiador, museólogo y conservador.

 

Isbel Véliz Almeida: “El Palacio de los Torcedores es, y será siempre, casa de laRevolución, de la cultura y de la esperanza”. Foto: Alejandro Acosta Hechavarría

 

“Debemos fortalecer —dijo Isbel— el trabajo comunitario del Palacio y su papel como punto de encuentro para los vecinos de Cayo Hueso, intención en la que, con el apoyo de la CTC, los sindicatos nacionales, las instituciones del municipio y el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, nos hemos propuesto retomar”.

Al referirse al lema Palacio de los Torcedores, memoria y germen de la clase obrera, que preside la jornada por el centenario, Véliz Almeida apuntó que “esta frase  resume el espíritu con que hemos asumido la rehabilitación de este espacio, donde la historia, la cultura y la comunidad vuelvan a entrelazarse para proyectar un futuro a la altura de su legado; premisa que reclama la solución de problemas que no solo dependen de nuestro interés para alcanzar el noble fin de continuar siendo un referente histórico, cultural y social”.

Enfatizó que, no obstante las adversidades, el 14 de julio “realizaremos la gala por el centenario, la cual ha sido concebida a través de la entrega altruista de artistas profesionales de primer nivel. Será un homenaje a la historia y una reafirmación de nuestro compromiso con la cultura, la justicia social y la unidad de nuestro pueblo. También será testimonio de gratitud a quienes nos precedieron. El Palacio de los Torcedores es, y será siempre, casa de la Revolución, de la cultura y de la esperanza”.

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