El cuento que nunca acaba

Este 9 de mayo, cuando se conmemoró la derrota de la Alemania nazi, Europa aún corre el peligro de ser de nuevo escenario de una confrontación bélica, cuyas consecuencias nadie puede predecir.

Sería la tercera vez que sucede y esta vez con la posible utilización de las armas nucleares, según los especialistas.

Hasta finales del pasado siglo existía una fuerte presencia de las organizaciones amantes de la paz y sobre todo una conciencia en las poblaciones europeas de lo que significaría una guerra.

Existía una campaña antisoviética y se decía que el comunismo amenazaba al “mundo libre y democrático”, pero buena parte de la población europea conoció la guerra y con ellos sus descendientes se sumaban a las manifestaciones por la paz.

Han pasado los años. Aquellos luchadores ya no están y los actuales gobernantes quieren reescribir la historia, a tal punto, que llegará el momento en que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) solo fue un participante, sin mayor importancia, que ayudó a Estados Unidos y sus aliados para alcanzar la victoria.

Se destruyen monumentos en países liberados por los soviéticos, no se invita a los rusos a los aniversarios del triunfo y la campaña de odio en contra de Rusia ha logrado influir en las nuevas generaciones que temen la “inminente invasión”.

Prohibido participar en la Plaza Roja

El colmo fue una de las medidas anunciadas por la élite de la Unión Europea, que “prohibió” a sus miembros participar en el desfile que cada año se lleva a cabo en Moscú para recordar el triunfo sobre el nazismo.

Algunos de sus miembros se negaron a acatar tal orden, muestra de la “democracia” que prevalece en esa organización y fueron a la Plaza Roja, pero la mayoría puso por encima sus intereses personales y no se aparecieron por la capital rusa a buscar nada.

Pero en lo interno, la Unión Europea (UE) finalmente se quitó la careta y demostró ser tan bélica como la Alianza Atlántica y su quehacer en los últimos tres años ha sido brindar toda la ayuda económica que ha podido a Ucrania.

La realidad demuestra que ambas organizaciones se quedaron “colgadas de la brocha” desde enero del presente año, cuando Donald Trump las cuestionó y amenaza con dejarlas abandonadas a su suerte.

De ser así, ya los especialistas calculan que necesitarían décadas para lograr un rearme que las coloque en una situación más favorable militarmente, aunque habría que ver finalmente si esto sucede, ya que los actuales gobernantes europeos siguen pendientes de las decisiones que se toman en Washington.

Las ausencias no quitaron brillo y significado al desfile militar en la Plaza Roja y permitieron mostrar, además de las potentes armas con que cuentan, el apoyo de su pueblo y de muchas naciones.

¿Triunfará la cordura?

Inevitablemente Ucrania es un elemento que debe tomarse en cuenta para cualquier análisis de los peligros de una confrontación bélica a nivel mundial.

Poco a poco la realidad ha ido demostrando que existió un plan elaborado por Estados Unidos y apoyado, como siempre por la UE y la OTAN, de convertir a esa nación en punta de lanza para una futura agresión contra la Federación Rusa.

Proyecto que no es inventado, sino que se demuestra con la presencia de personal y armamento de la OTAN en países tan cercanos a las fronteras rusas que no son necesarios misiles de largo alcance para atacarla.

Denunciado más de una vez por Rusia de los peligros que amenazaban su seguridad y ante la evidente utilización de Ucrania para esos planes, en febrero del 2022 comenzó la Operación Militar Especial que ahora está a punto de concluir, con la victoria de los rusos.

Los que hemos seguido de cerca el acontecer de esta guerra, en la que participó, y lo hace activamente la OTAN y la UE, sabemos que solo se mantiene ante la tozudez de los líderes europeos, sobre todo porque la destrucción y la muerte no es en su territorio.

Pero ojo, de seguir los planes de agresión, entonces sí conocerá, nuevamente y de forma devastadora, las consecuencias de una guerra donde serán válidas todo tipo de armas.