La responsabilidad indispensable

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0922-CumbreONU-1Nueva York obtuvo la mayor atención mediática entre las cerca de 3 mil ciudades del mundo donde fueron organizadas para este domingo manifestaciones en reclamo de una superior atención de la comunidad internacional al problema global del cambio climático. El hecho obedece a que esa urbe será sede este martes de una Cumbre sobre el tema convocada por la Organización de Naciones Unidas, donde participarán, junto a jefes de Estado y de Gobierno,  representantes del sector empresarial y de la sociedad civil.

Durante los últimos meses, la máxima entidad mundial ha multiplicado sus llamados sobre la necesidad de aplicar con urgencia medidas efectivas para enfrentar el trastorno medioambiental que constituye, a la par de las armas nucleares, la mayor amenaza para la especie humana.

La grave anomalía es causada por el alza sostenida del calentamiento planetario, resultado de la constante acumulación en la atmósfera, desde los inicios de la revolución industrial, de los denominados gases de efecto invernadero (GEI), que absorben la radiación solar saliente y evitan su escape al espacio exterior.

Por solo citar datos recientes de registros mantenidos desde 1880, apuntaremos que nueve de los 10 agostos más calurosos de la temperatura global corresponden al presente siglo. Los meses de mayo y agosto del 2014 fueron los más calurosos si se comparan con sus similares de los 134 años controlados, mientras que junio batió récord como el mes más cálido de todo el período.

Las alteraciones climáticas se evidencian en dañinos fenómenos como el incremento de eventos extremos, dígase huracanes, olas de calor, sequías e inundaciones. Debido a esa anomalía se derriten los glaciares, se eleva el nivel del mar; son mayores los efectos nocivos de las mareas y las tempestades, lo  que acrecienta los riesgos para los pequeños estados insulares.

Cada día están más amenazados los suministros de agua potable, la producción de alimentos y los asentamientos poblacionales, así como el bienestar, la salud y la vida de un número creciente de personas. Se degradan los hábitats, y desaparecen especies de plantas y animales a un ritmo muy superior a la media histórica.

 

El cambio climático provocado por el hombre se agrava sin cesar y alterará tanto a la naturaleza como a la sociedad humana, porque la emisión de los GEI continúa en aumento.

Para lograr el objetivo propuesto por la ONU de limitar el calentamiento en dos grados centígrados en este siglo, es preciso reducir antes del 2050 la emisión de los dañinos fluidos entre el    40 % y el 70 %, respecto al año 2010; pero según un informe emitido en abril pasado por una de las agencias especializadas de esta organización mundial, en el decenio del 2000 al 2010 las emisiones han crecido más que en las tres décadas precedentes.

Si no se toman prontamente las medidas preventivas reclamadas por las Naciones Unidas, la temperatura mundial podría elevarse entre cuatro y cinco grados este siglo, lo que según la mayoría de los expertos conduciría a un escenario incontrolable y catastrófico.

La cita neoyorquina de esta semana pretende ser un importante momento de reflexión colectiva con vistas a la elaboración de un pacto internacional a suscribirse en París a finales del 2015, que debe sustituir al limitado y maltrecho Protocolo de Kyoto, acordado en 1997, y que constituye el primer intento concertado por las naciones del orbe para enfrentar el espinoso asunto.

Los manifestaciones populares de este domingo en más de 150 naciones, industrializadas y subdesarrolladas, se pueden entender como una demanda a los respectivos gobernantes y también como una expresión de la solidaridad que debe primar entre todos los pueblos del planeta, de países ricos o pobres, porque la humanidad es una sola, y sobre ella toda se cierne la amenaza.

Acorde con el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas, que rige en esta materia, unos países deberán aportar más que otros al esfuerzo colectivo. La humanidad debe esperar mayores aportes de los principales culpables de los desajustes del clima: las naciones industrializadas. Y sobre todo del país sede de esta Cumbre, Estados Unidos de América, el mayor emisor histórico de los gases de efecto invernadero, y único Estado de la ONU que nunca ratificó el Protocolo de Kyoto.

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