A Marco Polo le bastaron los primeros pasos en el territorio que llamó CatayCatay nunca fue el nombre oficial de China, era la denominación usada en Europa medieval y en Asia Central para referirse principalmente al norte del imperio chino, derivada del pueblo kitán. El término se popularizó en Occidente gracias a Marco Polo en el siglo XIII, pero comenzó a desaparecer entre los siglos XVI y XVII, cuando los navegantes europeos establecieron contacto directo con el sur de China y difundieron el nombre China, asociado a la dinastía Qin. La confirmación definitiva de que Catay y China eran el mismo país, realizada por misioneros como Matteo Ricci, consolidó el uso de “China”, dejando a “Catay” como un vestigio literario e histórico. para comprender que estaba ante una civilización distinta a todo lo conocido en la Europa medieval. “Catay es la provincia más noble y rica que existe en el mundo, y su soberano es el más poderoso que jamás haya reinado sobre hombres”, escribió al describir el imperio gobernado por Kublai Kan.
Su asombro no provenía solo de la riqueza material, sino del orden que sostenía aquella vastedad: “Las ciudades de Catay son tantas y tan grandes que nadie que no las haya visto podría creerlo, y están tan bien ordenadas que parecen obra de una sola mano”. A ello sumó una observación que sigue resonando: “El pueblo de Catay es industrioso, cortés y muy dado a las artes y al comercio, y vive conforme a leyes antiguas y bien establecidas”.
Más de siete siglos después, esa imagen de una China organizada, creativa y consciente del valor estratégico de su cultura encuentra continuidad en Shenzhen, una ciudad que simboliza como pocas la transformación acelerada del país y su apuesta por las industrias culturales.
Shenzhen y la ICIF: cultura como motor de ciudad
La Feria Internacional de Industrias Culturales de China (ICIF), que celebrará su XXII edición en mayo de 2026, es hoy uno de los principales eventos globales dedicados a la economía cultural. Fundada en 2004, el evento nació como parte de una política estatal orientada a convertir la cultura en un sector estratégico del desarrollo nacional. Desde entonces, la ICIF se celebra anualmente en Shenzhen y articula exhibición, comercio, innovación tecnológica y cooperación internacional.
La feria ocupa un extenso complejo ferial que ronda los 160 mil metros cuadrados. Se estructura en múltiples pabellones especializados que abarcan artes visuales, patrimonio cultural tangible e intangible, cine y audiovisual, edición, diseño, turismo cultural, entretenimiento digital y tecnologías creativas. En ediciones recientes, la ICIF ha incorporado áreas dedicadas a inteligencia artificial, contenidos digitales, experiencias inmersivas y economía creativa, reflejando la integración entre cultura y alta tecnología que caracteriza al modelo chino actual.
Más allá de su dimensión expositiva, la ICIF funciona como una plataforma de negociación y financiamiento. Miles de proyectos culturales se presentan cada año, y numerosos acuerdos de cooperación, inversión y coproducción se negocian durante la feria. Este enfoque ha contribuido decisivamente a profesionalizar el sector cultural chino y a conectarlo con mercados internacionales, reforzando el papel de China como actor central en el comercio global de bienes y servicios culturales.
El impacto de la ICIF está íntimamente ligado a la historia de Shenzhen, una ciudad que en menos de 50 años pasó de ser un pequeño pueblo pesquero a una de las grandes metrópolis chinas. El primer paso fue su designación como Zona Económica Especial en 1980. Le siguió un acelerado proceso de crecimiento cuyo resultado es hoy una urbe de unos 100 millones de habitantes, donde la edad promedio es 32,5 años y el crecimiento económico promedio ronda el 20 % anual.
La feria ha desempeñado un papel clave al posicionar a Shenzhen no solo como centro tecnológico y financiero, sino también como capital cultural contemporánea. La ICIF ha contribuido a atraer talento creativo, inversión cultural y visibilidad internacional, consolidando un ecosistema donde la innovación, el diseño y las artes forman parte del tejido urbano y económico de la ciudad.
Cuba en el horizonte de la feria
En este contexto, el Comité Organizador de la ICIF ha manifestado un interés concreto en la participación de Cuba en la edición de 2026. El acercamiento se materializó en una presentación oficial realizada en el Hotel Nacional de Cuba y en la firma de un Convenio Marco con el Ministerio de Cultura, orientado a facilitar la presencia cubana y a explorar mecanismos estables de cooperación cultural.
Para el mercado chino, Cuba concentra atractivos muy específicos. El tabaco y el ron destacan como productos de alto valor simbólico y comercial, asociados a tradición, calidad y autenticidad. El turismo cultural cubano, con su combinación de patrimonio histórico, música, danza y modos de vida, conecta directamente con el modelo chino de integración cultura-turismo. A ello se suma el arte contemporáneo cubano, apreciado por su fuerza expresiva y por su capacidad de dialogar con procesos sociales e históricos, un rasgo particularmente valorado en los circuitos culturales chinos.
La relevancia estratégica de esta plataforma fue subrayada por Janette Brossard, presidenta de la Asociación de Artistas Visuales de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, tras su visita a China en junio de 2025. Según Brossard, en ese país “han implementado el desarrollo de un nuevo modelo de promoción del turismo a través del cual se resaltan los valores de la cultura nacional y regionales, al mismo tiempo que el papel de la industria cultural constituye un pilar fundamental en sus propósitos por alcanzar el bienestar espiritual y mejorar el nivel de vida de su pueblo”.
Durante su recorrido, la pintora y grabadora cubana, pudo constatar “un enorme crecimiento económico, un profundo respeto por sus tradiciones y su historia, así como un eficaz programa de desarrollo de la integración cultura-turismo desde las grandes ciudades hasta las zonas rurales”.
Para Brossard, la Feria Internacional de Industrias Culturales de Shenzhen es “una importante plataforma promocional y comercial”, y la participación de artistas cubanos en ella “significaría no solo una ventana al mercado chino sino, sobre todo, una oportunidad para encontrar nuevos marcos de cooperación y alianzas culturales que mucho tributarían a que se conozca y valore la producción artística de nuestro país”.
Entre la mirada asombrada de Marco Polo y la Shenzhen del siglo XXI, la cultura y el comercio vuelven a encontrarse como ejes de un mismo proyecto. La ICIF encarna esa continuidad histórica: un espacio donde la tradición dialoga con la innovación y donde el intercambio cultural, basado en el aprendizaje mutuo, sigue siendo una de las claves del desarrollo.