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Piratas!

Como en los tiempos coloniales, el Caribe se ha convertido en el mar de los piratas. Fuerzas militares de élite de Estados Unidos actúan con la misma desfachatez e impunidad que Barbanegra, Francis Drake y otros protagonistas del bandolerismo marítimo, aunque es posible que la mentalidad yanqui no alcance a asumir esas referencias del lejano pasado  y se quede en el más reciente imagen del capitán Jack Sparrow, de la popular serie cinematográfica.

El secuestro  el pasado 10 de diciembre de un petrolero venezolano, fue calificado justamente por el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano como un acto de piratería y terrorismo marítimo, que constituye una violación grave del Derecho Internacional incluidos la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y el Convenio para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Navegación Marítima.es

Pero el gobierno de Donald Trump naeda de eso le importa. Declaró: “Fue confiscado y por una buena razón” y estimó el valor del crudo en alrededor de 80 millones de dólares. Para colmo la Casa Blanca y funcionarios estadounidenses dijeron a The Economist que la acción sobre el Skipper no sería la última y existían planes para intervenir otras embarcaciones involucradas en la red de exportación petrolera venezolana.

La acción fue lo más parecido  al abordaje que realizaban los piratas del pasado, aunque por supuesto con los medios más modernos, como se puede observar en los videos ampliamente difundidos por las redes sociales: Un helicóptero se sitúa sobre el petrolero. Y de cables de acero se deslizan militares armados hasta los dientes que toman la embarcación…sin resistencia reportan las noticias, ¿qué resistencia podían hacer hombres desarmados ante semejante invasión?

En el XI Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, efectuado el 13 de diciembre, su primer secretario Miguel Díaz Canel Bermúdez  expresó que “Cuba denuncia y condena el regreso a la política de las cañoneras, esta diplomacia amenazante, este escandaloso robo, u no más en la larga lista de saqueo de los bienes del Estado venezolano, esa injerencia inaceptable en los asuntos internos de una nación que marcó el rumbo de la independencia de nuestra América”.

Al gobierno de Estados Unidos no les ha bastado mandar a asesinar a personas en embarcaciones que calificaron de narcotraficantes sin investigar siquiera su condición, de lo que es muestra la denuncia realizada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la familia colombiana del pescador Alejandro Carranza, cuya embarcación fue impactada frente a las costas de su país, como si los agresores practicaran el tiro al blanco o mejor aún apuntaran e hicieran fuego al objetivo de un videojuego.

Para Trump no es suficiente. Ha anunciado que próximamente se producirán ataques terrestres pero no contra Venezuela “sino contra personas horribles que están introduciendo drogas y matando a nuestra gente” Así, sin más se propone violar la soberanía de un país y eliminar…a todo aquel que se le interponga en su afán de apoderarse de las ambicionadas riquezas de ese país.

Y para condimentar estas intenciones agresivas y rapaces, la recién laureada con el Premio nobel de la Paz, Maria Corina Machado, aplaudió  el secuestro armado del petrolero y en rueda de prensa, hablando en inglés, llamó a invadir a Venezuela.

Cuando pienso en la actuación de personas como estas recuerdo aquella frase de que “Roma paga a los traidores pero los desprecia”. Ella dice que la oposición venezolana, que lidera, está trabajando de manera ardua con el gobierno estadounidense para la pretendida transición democrática en su país. Ahora Maria Corina es la carta que juega el imperio, cuando ya no le haga falta se desinflará como les ocurrió a los Capriles, los Guaidó y tantos otros que traicionaron a su pueblo.

El imperio que ataca con saña a los dirigentes del Estado Venezolano, y como en los tiempos del lejano oeste   ha ofrecido 50 millones de dólares de recompensa por el arresto del presidente Nicolás Maduro, debía tener en cuenta estas palabras del inolvidable líder Hugo Chávez en una manifestación popular en Caracas en enero de 2003:

“Esta revolución no depende de un hombre ni de un caudillo, esta revolución ya le pertenece al pueblo y eso no lo para nadie”.

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