Cargando...El sector agropecuario de Granma, vital para la alimentación nacional, continúa la evaluación de los severos daños provocados por el huracán Melissa, con la caficultura entre las ramas más golpeadas.
Más de 3 mil 600 hectáreas del cultivo en la provincia resultaron derribadas por los fuertes vientos.
El ciclón, que azotó la región a finales de octubre, causó pérdidas estimadas en mil 196 toneladas de café cerezo y dejó otras cuatro toneladas del grano mojadas en la planta de beneficio del municipio serrano de Bartolomé Masó.
La recuperación completa de ese sector en la provincia se perfila como una tarea de años, no de meses.
Entre los obstáculos fundamentales cuenta la escasez de mano de obra en el campo, un problema estructural agravado en los últimos años.
Un productor de café del municipio de Guisa explicó que, en zonas rurales sin buena señal de telefonía movil ni acceso a pagos digitales, muchos trabajadores rechazan permanecer en estos lares, lo que deja a las fincas sin la fuerza necesaria para las labores de rehabilitación.
A esto se suma la pérdida de insumos esenciales, pues el huracán no solo arrasó con plantas productivas, sino que dañó siete hectáreas de semilleros en la provincia, equivalentes a 140 hectáreas por plantar, aseguran directivos de la Delegación de la Agricultura.
La reposición de esta base productiva requerirá de tiempo, recursos y financiamiento sostenido.
El café de Granma, especialmente el de la zona montañosa de municipios como Guisa, Buey Arriba y el propio Bartolomé Masó, es un producto emblemático con valor económico y cultural.
La pérdida de casi 1 200 toneladas representa un serio revés para los planes de sustitución de importaciones y de comercialización en el extranjero que tiene el país.
El camino por delante es complejo. Mientras las brigadas del MINAG y los propios caficultores iniciaron la limpieza, poda y replantación con inmediatez se observa con preocupación como un evento climático extremo ha profundizado los desafíos de un sector agrícola que ya enfrentaba una crisis previa de insumos y productividad.
