La edición 46 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano está dedicada al intelectual cubano Alfredo Guevara, justo en el año del centenario de su nacimiento. No podía ser de otra manera: este será siempre el Festival de Alfredo Guevara, fundador, presidente emblemático y figura cardinal de un proyecto cultural que trascendió las pantallas para volverse un movimiento de ideas.

Su impronta no solo marcó el nacimiento y consolidación del encuentro, sino que lo dotó de un espíritu crítico, emancipador y profundamente latinoamericano que aún hoy distingue al certamen habanero.
Hablar de Alfredo Guevara es hablar de un hombre que entendió el cine como herramienta de transformación social y como territorio de pensamiento. Revolucionario en el sentido más integral del término, su vida fue un ejercicio permanente de creación, confrontación y diálogo. Desde los cine-clubes universitarios hasta la fundación del ICAIC en 1959, Guevara concibió el audiovisual como un espacio donde la cultura podía —y debía— recrear, cuestionar y acompañar los procesos sociales. A su juicio, la Revolución tenía que ser también una Revolución de la Cultura, y el cine era uno de sus lenguajes privilegiados.
Esa vocación lo llevó a convertirse en interlocutor exigente dentro del campo intelectual cubano. Su franqueza, enemiga de eufemismos, lo situó en el centro de debates decisivos para el rumbo cultural del país.
Defendió siempre que no hay cultura sin ideas y que el pensamiento crítico es parte consustancial de toda obra verdadera. Aunque no fue un cineasta en el sentido tradicional, sus principales aportes se encuentran en la arquitectura institucional que hizo posible el florecimiento del nuevo cine en Cuba y América Latina.
El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, fundado en 1979 y presidido por él en varias etapas, fue la concreción de esa visión: un espacio de intercambio, crítica y renovación de lenguajes, donde los cineastas del continente encontraron un territorio fértil para dialogar y proyectar sus estéticas.
En esta edición 46, su figura será recordada con presentaciones de libros, exposiciones, paneles especializados y encuentros académicos que revisitan su trayectoria y celebran su legado intelectual, político y cultural.
A cien años de su nacimiento, el Festival vuelve a convocarlo como guía y provocación. Alfredo Guevara recibió en vida los más altos reconocimientos, pero nunca se conformó: hasta su último día lo animó la voluntad de fundar y de tensar los límites.
Por eso, la edición 46 no es solo un homenaje, sino la afirmación de un espíritu: el Festival que lleva su aliento sigue siendo —y seguirá siendo— una celebración del cine como acto de emancipación y pensamiento, un legado vivo de quien entendió la cultura como territorio esencial de la Revolución.



