
Ella contradice el refrán de origen bíblico: “Nadie es profeta en su tierra”. No hay mejor fórmula si quieres estar al corriente de la vida y obra de Caridad Piloto Hernández, que adentrarse en la comunidad Ramón López Peña, a unos 17 kilómetros de San Cristóbal y más de 40 de la ciudad cabecera de Artemisa. Allí vive desde los 16 años de edad.
Por una carretera —no muy transitable— llegas al primer edificio, en un sitio que antes de 1973 fue un batey de pocos bohíos. Hoy tiene casi 7 mil habitantes, en unas 800 viviendas, la mayoría apartamentos.
A la primera persona que le preguntas ¿cómo llegar a casa de Cary?, lo revela de inmediato.
¿Será casual que un cuadro con la imagen de Fidel Castro Ruz nos dé la bienvenida en el hogar donde crio a sus tres hijos y da cariño a nietos y bisnietos?
Raíces: esencias
“Le debo todo a la Revolución. Solo conocía tierra por piso y guano de cubierta, en una casa levantada con tabla de palmas. Nací en 1956, en la finca El Tigre, en el municipio pinareño de Consolación del Sur.
“Allí supe de las durezas de la vida. Sin electricidad ni agua potable, pies descalzos y pocos sueños. Pobre y negra, al igual que mis otros seis hermanos, de ellos cuatro varones. ¿A qué aspirar en una república neocolonial?
“Pero llegó la Revolución”. Y enseguida habla del primero de enero de 1959, con un brillo diferente en la mirada.
“Aunque crecía sin tener mucha conciencia de qué labor u oficio iba a desarrollar, veneraba la certeza de estudiar, trabajar y trabajar, por un futuro en el cual fueran determinantes los valores humanos.
“Agradezco el habernos mudado para este batey. Un puntico casi invisible en el mapa de Cuba, donde mi familia podía vincularse a la actividad azucarera. Estaba en planes la construcción de uno de los ocho primeros centrales de la Revolución, el 30 de Noviembre, que sigue moliendo.
“Al principio éramos pocos convivientes. A inicios de los años setenta llegaron familias de Las Villas, a través del ferrocarril. Se ubicaron en albergues —temporalmente— mientras se erigía la comunidad.
“Siempre fui muy dinámica. Enseguida me enrolé en aquellas transformaciones por medio de la Federación de Mujeres Cubanas”. Ayudaba a todos. Sin percibirlo, crecía como ser humano y líder.
Con ese brío enseñó a leer y a escribir a muchos de los que venían del centro del país, sobre todo del Escambray. Hizo gala de sus dotes de maestra popular estrenadas en una escuelita rural de Consolación.
“Nunca desperdicié las oportunidades”, dice quien por aquellos años fue alumna de la especialidad Auxiliar de Enfermería Pediátrica, en el poblado pinareño de Viñales, y de educadora de círculos infantiles, en el pedagógico Rafael María de Mendive, de Pinar del Río.
“Es impresionante cómo cambiaba mi batey. Edificios de cinco plantas, otros biplantas y casas económicas, así nombramos a las más sencillas, se levantaban entre áreas de esparcimiento, un círculo infantil, la escuela primaria, la secundaria básica, el consultorio, un policlínico, bodegas… y la farmacia no. 638, de la cual fui su primera directora.
“Cursé estudios de técnico de nivel medio en Farmacia, de 1991 a 1994. Éramos dos trabajadoras para la dispensarización de fármacos. Un año después asumí el Programa de Medicina Natural y Tradicional, Medicamentos, Instrumentales y Equipos en la Dirección Municipal de Salud de San Cristóbal.
“Teníamos rutinas ejemplarizantes en la elaboración de medicamentos a base de medicina verde. A nivel de país había un sistema emulativo, con estímulos moral y material. Mi municipio estaba en el lugar 11, muy privilegiado en toda Cuba. Logramos ubicarnos en el primer escaño, y mantenernos por tiempo”, explica.
Fue en 20 ocasiones Vanguardia Nacional, en sus 55 años de labor ininterrumpida. Hasta que en el 2024 recibió el Título Honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba, de manos del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

La misma Heroína
Sin embargo, Cary tiene otras historias por contar y títulos y medallas sin otorgar.
“Es el camaroncito duro de la comunidad López Peña”, nos expresa Claudia Noa Cruz, trabajadora social y vecina, quien enaltece su sapiencia al conducir a los jóvenes.
“Es maestra, paradigma, apoyo incondicional hasta en cuestiones personales. No creo que alguien pueda decir lo contrario. Siempre nos saca del apuro”, asegura la joven de 29 años de edad con nueve en su desempeño.
Otra voz, la de Jorge Félix Calvo Martínez, presidente del Consejo Popular de ese territorio, asevera: “¡Sin Cary es imposible! Busco su opinión acerca de cómo involucrar a los vecinos, esta vez en el saneamiento del barrio. La limpieza comunal y la escasez de agua potable centran las preocupaciones de los electores”, señala.
Claro, ella también es delegada de circunscripción desde 1976 al crearse los Órganos Locales del Poder Popular. Ahora representa a 425 electores.
Los votos de confianza en las urnas a favor de Cary han sido mayoría, hasta convertirla en diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la Séptima Legislatura, que culminó en el 2013.
Debemos mencionar, en sus años de inagotable quehacer, las únicas veces que dejó atrás a su comunidad para cumplir tres misiones internacionalistas, dos en Bolivia y una en Venezuela.
“¡Farmacéutica siempre!, hasta cuando participé en la Operación Milagro. A pesar de haberme jubilado en marzo del 2025, con 68 años de edad, jamás me retiraré de mi sector”, subraya.
Su expediente laboral lo engrosan numerosos reconocimientos como las Órdenes Mariana Grajales, Ana Betancourt y Lázaro Peña de III Grado.
Y como si fuera poco también integra el secretariado no profesional de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana en San Cristóbal. Atiende las seis asociaciones de base en su comunidad de residencia. “No habrá muchos recursos que dar, pero sí mucho para ofrecer, es mi concepto” expresa Cary.
La lección de Cary
Amante de la Medicina Natural y Tradicional no podía dejar de hablarnos de lo que anda con pespuntes grises y pudiera hoy ser un alivio: la comercialización de este tipo de fármacos.
“En años anteriores los san- cristobalenses teníamos una finca de la agricultura en Mango Jobo. Comprábamos las plantas medicinales, las procesábamos en los dispensarios y elaborábamos los extractos fluidos, para tinturas y jarabes. Tenían alta demanda por el pueblo.
“Por cuestiones organizativas se decidió que el Centro de Producción de Artemisa nos sirviera los extractos fluidos, pero existe mucha inestabilidad en los surtidos. Resolverlo de manera local sería una solución que está en nuestras manos, ante otras carencias que sí no dependen de nosotros”, enfatiza con sentido de pertenencia.
“Conmigo no hay equivocación. A los 69 años de edad, cumplidos en septiembre, estoy confiada y optimista. No hay problema del cual no podamos salir con inteligencia y unidad.
“Jamás abandonaré mis raíces en el otrora batey San Carlos. Solo una Revolución como esta pudo convertirlo en la comunidad Ramón López Peña. Aquí la hija de Inocente y Cira, pobre y negra, se hizo persona, maestra, farmacéutica, delegada y Heroína del Trabajo”.
Acerca del autor
Desde 2005 el periodismo me abre las puertas en Radio Artemisa, con la posibilidad de reorientar mi carrera al cursar estudios en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Soy licenciada en Educación, en la especialidad de Defectología, y ya había cumplido varias tareas, incluso en la Unión de Jóvenes Comunistas.
Los resultados en el medio radial me condujeron a que, en 2011, al crearse la provincia de Artemisa, ocupara la responsabilidad de Corresponsal Jefa de la Agencia de Información Nacional, nombrada poco después Agencia Cubana de Noticias.
En ese mismo tiempo, alternaba como parte del ejecutivo de la Unión de Periodistas de Cuba, en el territorio, y posteriormente me desempeñé como su Presidenta; hasta que, en agosto de 2014 la dirección del Partido me designó directora del su Órgano Oficial, el periódico El Artemiseño, labor que continúo desempeñando.
Las funciones de dirección siguen aportando a la pasión por el periodismo, de ahí que mantenga publicaciones del acontecer de mi provincia en mi órgano de prensa Artemiseño, y en medios nacionales de comunicación, con mayor estabilidad, y representando tanto de compromiso como de orgullo, en el periódico Trabajadores.


