¿Quién se atrevería a decirle a José Raúl Rodríguez Robleda (Pepe) que el bloqueo no existe como repiten engañosamente los voceros del imperio? Él lo sufrió en carne propia cuando a causa de su padecimiento cardiaco permaneció ingresado 76 días, entre la vida y la muerte, en el Hospital Nacional Enrique Cabrera, hasta que llegó el marcapasos salvador. Inmediatamente después que se lo implantaron nuestro fotógrafo se sintió recuperado.
Prohibición criminal
Las personas requieren marcapasos cuando los latidos del corazón trabajan con una frecuencia insuficiente para mantener la vida. Así lo explica el doctor Osmín Castañeda Chirino, especialista en cardiología, tratamiento con electrofisiología y jefe del servicio de arritmia y estimulación cardiaca en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.
Existen cuatro grandes compañías estadounidenses que fabrican todo tipo de marcapasos de óptima calidad, precisa el galeno, que garantizan al comprador no solo el producto sino además adquieren el compromiso de la asistencia técnica, que significa el mantenimiento continuo de los dispositivos auxiliares para chequear al paciente y verificar el funcionamiento de estos.
Cuba no tiene acceso a esas empresas, no están autorizadas para comerciar con nuestro país por las leyes del bloqueo del gobierno estadounidense, destaca.
No obstante, los marcapasos son adquiridos por el Ministerio de Salud Pública mediante diversos mecanismos, por donación o recuperados.
En el mundo el costo de esos dispositivos sumado a la cirugía, los medicamentos y la estancia hospitalaria asciende a miles de dólares que no tiene que pagar el paciente cubano.
Un gesto muy humano
Hay diferentes patologías cardiacas que requieren marcapasos como son los bloqueos aurículo-ventriculares, la bradicardia sinusal sintomática, enfermedades del sistema de conducción, entre otras, que se pueden presentar a cualquier edad, incluidos los niños, en los cuales es poco común, pues hay más prevalencia en mayores de 60 años, afirma el doctor Inti Rolando Quiñones, cardiólogo del Hospital Calixto García, encargado de implantar este dispositivo en los hospitales de La Habana, excepto en el Hermanos Ameijeiras.
Los marcapasos tienen una vida útil entre 8 y 10 años, aclara el especialista, y si un paciente fallece después de utilizarlo durante menos tiempo, se puede recuperar, siempre solicitándole el consentimiento a la familia. “Generalmente los retiramos los médicos, aunque en las morgues de los hospitales y en algunas funerarias hay personal capacitado para hacerlo. Es muy gratificante que los familiares los traigan porque así están ayudando a salvar una vida. Los volvemos a esterilizar y los implantamos a otro enfermo”, apuntó.
Le comentamos al doctor Quiñones el caso de una hija que quiso donar el de su padre fallecido y encontró resistencia por parte de quienes lo atendieron para retirárselo, tal vez por incompetencia o desinterés. “Eso no debe suceder, reitera el cardiólogo, porque se trata de un gesto muy humano”.
La ayuda de la solidaridad
La ONG Medi Cuba Europa, que coordina en el continente los esfuerzos de numerosas asociaciones de amistad, en alianza con la organización estadounidense Globe Health Partner (GHP) puso en marcha la campaña Con la mano en el corazón, que se propuso donar al Sistema de Salud cubano cerca de mil marcapasos entre 2024 y 2025.
Según una publicación del sitio web de la organización europea, de fecha 10 de noviembre, la iniciativa pretende responder a la necesidad urgente del Sistema de Salud de la Mayor de las Antillas “que enfrenta una grave crisis de estos dispositivos vitales debido a las limitaciones impuestas por el bloqueo económico de los Estados Unidos”.
La fuente informa que hasta septiembre de este año se entregaron 745 a seis instituciones de salud: el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, los hospitales Calixto García y Ameijeiras, y los provinciales de Villa Clara, Holguín y Santiago de Cuba.
Debido al encarecimiento de algunos de estos, la campaña había superado el presupuesto inicial, señalan, pero se prevé que para fines de año se llegue al menos a la cifra de 945.
Mejoría inmediata
Acompañamos al doctor Inti al salón de operaciones para presenciar la implantación de un marcapasos al paciente Antonio Izquierdo Martínez, de 77 años, que hasta el momento presentaba muchos mareos, opresión en el pecho, cansancio, latidos irregulares del corazón…
Es una cirugía menor con anestesia local, que sin embargo, requiere de un trabajo muy laborioso y delicado del médico, para hacer una incisión en el lado izquierdo del pecho e introducir por ella los dos cables que se fijan a la aurícula y el ventrículo del corazón, y después implantar el dispositivo. Observamos en una pantalla la frecuencia cardiaca que es muy baja y empieza a subir tan pronto el marcapasos se pone en marcha. Antonio volverá a llevar una vida normal.
Días atrás conversamos en la sala de hospitalización con Osvaldo Martínez Barrios, de 57 años, mientras estaba siendo examinado por el doctor Inti, quien lo había operado el día anterior. El paciente requirió de un marcapasos por padecer un bloqueo aurículo-ventricular de tercer grado. Dijo sentirse muy bien.
La recuperación es muy rápida, comenta el especialista. El paciente entra decaído y cuando usted lo ve después de la cirugía es otro: al momento empieza a hacer cosas que no podía realizar antes.
Una felicitación abarcadora
Coincidimos con el doctor Osmín: ante la proximidad del 3 de diciembre, Día del Trabajador de la Salud y el de la Medicina Latinoamericana, es justo felicitar no solo a los especialistas que realizan el implante de los marcapasos, sino a quienes trabajan en las salas de terapia en todos los hospitales de Cuba, que son los que tienen largo tiempo a esos pacientes hospitalizados y les conservan la vida por medios alternativos de corta duración como medicamentos y dispositivos externos. Así mantienen los latidos cardiacos hasta que intervienen los cirujanos.
También hay que agradecerle, agrega el cardiólogo, a la familia cubana su confianza en el sistema de salud, “por comprender el porqué su ser querido permanece hospitalizado por largo tiempo, situación que no depende de nosotros, y lo apoyan de manera muy adecuada y muy cercana al personal médico”.