El domingo 14 de diciembre de 2025 Chile se prepara para definir el futuro de sus próximos cuatro años. Tras una primera vuelta marcada por la fragmentación del electorado, dos candidatos de posturas totalmente contrapuestas quedaron punteros y se verán las caras próximamente. Se trata de Jeannette Jara, representante de la centro-izquierda, y José Antonio Kast, exponente de la derecha conservadora.
Jara fue ministra del Trabajo y militante del Partido Comunista de Chile (PCCh). Su postulación cuenta con el respaldo de la coalición en el poder Unidad por Chile aunque ha prometido retomar el giro progresista que en materia de políticas sociales, laborales y de Estado de bienestar han quedado un poco relegadas con el gobierno de Gabriel Boric.
Kast, por su parte, es fundador del Partido Republicano de Chile y figura clave de la derecha. Su propuesta habla de seguridad ciudadana, control migratorio, orden público, liberalismo económico y valores conservadores. Varios expertos aseguran que este político se ha consolidado como el representante favorito del arco derechista chileno tras la dispersión del voto en la primera vuelta.
¿Qué escenarios dibujan las encuestas?
Los sondeos de opinión publicados tras la primera vuelta muestran una clara ventaja de Kast de cara al balotaje. La encuesta de Criteria, por ejemplo, pronostica que obtendría alrededor del 51 % de los votos frente al 35 % de Jara. Ese margen de 10 a 15 puntos parece mantenerse estable a solo semanas del 14 de diciembre.
No obstante, el resultado sigue pendiente del número de indecisos que cada contendiente logre captar, así como de la alta probabilidad de votos nulos o blancos de unos comicios en los por primera vez el sufragio es obligatorio, circunstancia que llevó a las urnas, en primera vuelta, a 13,4 millones de personas, 85,4 % del padrón, convirtiendo esos comicios en los de más alta asistencia en la historia del país.
La candidatura de Jara impulsa políticas sociales. Su propuesta habla de reforzar el gasto en bienestar, salud, empleo y protección social. Pretende retomar y ampliar reformas que consoliden derechos laborales, justicia social, derechos civiles y el rol del Estado en áreas esenciales.
Kast, en cambio, busca capitalizar el descontento con respecto a la inseguridad, a la inmigración irregular y lo que él califica de crisis institucional. Su narrativa de “orden y estabilidad”, contrasta con la incertidumbre actual y propone retomar una agenda de control migratorio y del orden público, de apoyo al libre mercado y de restauración de valores conservadores.
La gran interrogante es qué sucederá con el aborto, las familias monoparentales, los derechos LGBTIQ+, y otros temas de género en los que el gobierno actual había conseguido avanzar hacia legislaciones más modernas y justas, las cuales podrían verse frenadas o derogadas por Kast y sus partidarios.
Quien gane enfrentará una hoja de ruta plagada de retos profundos entre los que sobresalen la segmentación social elevada, un Congreso fragmentado, y una crisis económica y social persistente. En este contexto, implementar reformas estructurales será complejo.
Muchos ciudadanos sueñan que el ganador podrá impulsar cambios profundos, pero los márgenes presupuestarios y las restricciones institucionales dificultan hacerlos realidad.
¿Qué deja Gabriel Boric?
El gobierno de Gabriel Boric impulsó reformas simbólicas y sacó la discusión sobre derechos sociales, medioambientales y laborales de la retórica para convertirlos en asuntos sobre los que era preciso legislar. Su victoria en el 2021 consiguió movilizar a un electorado más joven, pero muchos de ellos reportan hoy expectativas insatisfechas, dificultades económicas, y se quejan de la inseguridad. Todo ello, junto a otras razones de orden económico y de liderazgo, explican la pérdida de apoyo popular.
Ese legado podría pasar factura a Jara e impulsar el giro conservador que representa Kast. Es por eso que varios analistas han señalado que la elección del 14 de diciembre no es solo por quién gobierna, sino qué modelo de país prefiere la mayoría: ¿uno social, igualitario y redistributivo? ¿O uno liberal y conservador?
El balotaje confronta dos visiones antagónicas sobre economía, sociedad, rol del Estado y valores sociales. Pero para el ciudadano común, la pregunta podría ser más simple: ¿quién me dará empleo, seguridad y bienestar? La respuesta de qué promesa resulta más creíble será definitoria. Hasta entonces, Chile, y el mundo, esperan.