Una populosa calle de La Habana Vieja –la zona histórica y fundacional de la capital cubana- es el escenario. Resulta difícil –tal vez imposible- pasar por alto o no detener el paso para contemplar o simplemente darle un vistazo a quienes integran una agrupación artística con un espectáculo apto para todas las edades.
Familias que pasean, turistas y transeúntes son los principales espectadores de un espacio de sano entretenimiento denominado Pasacalle de La Habana Vieja y que forma parte del folclor callejero fundamentalmente en el bulevar de la calle Obispo y se extiende hasta las cercanías de la Plaza de Armas en tan emblemático municipio.
Sus protagonistas van y vienen sobre zancos. Visten ropaje llamativo por sus diseños y colores de variada gama. De igual manera es el maquillaje, resaltan los sombreros y otros atuendos en sus disfraces, todo lo cual crea un ambiente de fantasía juglaresca.
Al verlos, los pequeñines sonríen y hasta algunos motivados por la curiosidad infantil instan a sus padres a acercarse a esas personas de increíble estatura. No faltan tal vez los que expresan miedo u observan con cierto recelo aquellas figuras gigantescas que bailan y actúan, pues también la música convoca al disfrute y a poner el cuerpo en movimiento al ritmo de una conga.
El Pasacalle invita a disfrutar de cerca de esta fiesta cultural, de su andar con toda su policromía y diversión.