Pinar del Río.— Casi a las cuatro de la madrugada del sábado 11 de octubre salía humo por el techo de la planta donde procesan la langosta en la Empresa Pesquera Industrial La Coloma (Epicol). Francisco Parera Méndez, al frente del grupo encargado de la protección en esta industria se dirigió raudo para ver qué sucedía junto con el jefe de turno de la planta de hielo.
Encontraron a mitad del pasillo un chisporroteo en la cubierta del techo e inmediatamente activaron el plan de aviso. Ese fue el comienzo de un fuego que se extendió por ocho horas y consumió todo a su paso; las fuerzas del Comando 1 del Cuerpo de Bomberos batallaron con las llamas hasta su control; no hubo pérdidas de vidas humanas ni escape de amoníaco.
Pero la afectación económica es grande en recursos y por el objeto social. Allí se procesa el 45 % de la langosta que el país comercializa en el mercado internacional.
El dolor
María Rosa Páez Miranda era la única mujer dentro del grupo, arrastraba una mesa metálica deformada por el fuego, para bien llevaba casco y guantes, sin detenerse entró con presteza al interior de lo que fue su área de trabajo.
Luego la vi, ya sin casco, solo con una redecilla cubriéndole el cabello; y fue difícil convencerla para que concediera una entrevista, “es que no puedo”, decía ella con la voz quebrada por el llanto, como otros tantos no conseguía contener las lágrimas y describir lo que sentía al ver su antiguo lugar de trabajo reducido a cenizas.
“Es muy duro ver destrozado el sostén de la familia, perdimos todo, pero no estamos derrotados”. Y como si hiciera falta confirmación a sus palabras el ajetreo alrededor lo ratificaba, hombres y mujeres en un ir y venir constante, inmersos en labores de saneamiento, camiones cargando chatarras por un lado y a pocos metros embarcaciones alistándose para salir al mar, porque la corrida de la langosta no espera y los pescadores lo saben.
“Es mucho el dolor que tenemos, estamos trabajando para recuperarnos”, comentó Ariel Valdés Blanco, técnico en gestión de ventas de la unidad empresarial de base (UEB) Industria, y añadió: “Esta línea es el alma de la empresa”.
De unas manos a otras pasan guantes y cascos, pues para entrar a limpiar hay que hacerlo con los medios de protección “si no perdimos a nadie en medio del siniestro, ahora no puede ocurrir ningún accidente”, comentó Yordan Nogueira Tapia, director general de Epicol.
Explica que toda la línea de procesamiento del crustáceo en sus diferentes presentaciones se destruyó, lo que monetariamente se expresa en más de 110 millones de pesos, moneda total, devorada por el fuego. Las cámaras de congelación no sufrieron gran deterioro, solo las juntas y puertas.
Solidaridad
Aunque la entidad posee unidades en cinco municipios de la provincia, los trabajadores una vez más confirman que son una familia, así lo aseveró Léster López Fiallo, comercial de la Empresa Filial Puerto Esperanza, y dijo que apenas supieron lo sucedido llamaron al director para decirle que estaban dispuestos a colaborar con lo que hiciera falta; diariamente viaja una brigada para hacerlo.
“Esto es un desastre”, se lamentó José Luis Páez Rodríguez, pescador de la embarcación langostera 110, perteneciente a la extractiva Boca de Galafre, quien ayudaba al saneamiento mientras avituallaban al barco para salir a la zona de captura, porque sabe que ahora hay que hacer lo que sea necesario para la recuperación.
“De todas las empresas pesqueras del país y otras entidades del Ministerio de la Industria Alimentaria (Minal) han manifestado la voluntad de ayudarnos, todo el pueblo de La Coloma nos ha mostrado su solidaridad, no hemos estado solos”, aseguró Nogueira Tapia.
Y en medio del desastre una gran preocupación es cómo proteger a los 175 trabajadores de la planta, quienes devengaban al momento del siniestro un salario promedio de 20 mil pesos, muy superior al general de la empresa que se encuentra en 9 mil. Yanet de la Fuente Gómez de Molina, directora de Capital Humano, argumentó que emplearán diferentes alternativas, entre ellas cubrir las plazas vacantes en otras UEB, y aquellos que permanezcan interruptos recibirán el 60 % de su sueldo escala.
A partir del primero de noviembre 124 trabajadores se incorporarán a la planta de procesamiento de pescado, con varios turnos de trabajo, para intensificar las elaboraciones, otros estarán en la recuperación y reconstrucción, especificó el director.
En pie
Nogueira Tapia detalló que empezaron a levantar los pisos y demoler muros dañados, mientras esperan por el diagnóstico de los especialistas de la Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas (Enia) para a partir del daño estructural que sufrió la instalación, implementar las soluciones que propongan.
Igualmente avanzan con la Empresa de Refrigeración y Calderas (Alastor) en la concertación de ofertas que posibiliten la sustitución de la red de tuberías por las que circula el amoníaco.
La solicitud de un crédito es otra de las acciones en curso para respaldar las primeras obras a ejecutar, precisó el director, y añadió que una parte de la recuperación será respaldada por el Minal, específicamente la relacionada con la línea destruida por el siniestro. Una vez que cuenten con el diseño industrial y su aprobación por las entidades correspondientes, el próximo paso lo asumirán proyectistas y constructores en el territorio.
Esa inversión se concibe con mejores prestaciones en el flujo productivo e incrementará la calidad e inocuidad de las distintas presentaciones de la langosta.
Alberto Gandoy Menéndez, Héroe del Trabajo de la República de Cuba afirmó: “De esta salimos, y la nueva va a ser mejor y más bonita”.
La voluntad
Desde el primer momento se puso empeño en mantener la normalidad dentro de la empresa, por tanto decidieron que las capturas de langostas fueran entregadas a las industrias de Batabanó e Isla de la Juventud.
Estamos más en pie por la voluntad que por las fuerzas, confirmó el director de Epicol, lo cierto es que a pocas horas de sofocar el incendio ya estaban en recuperación, el fuego dejó destrucción, pero el espíritu de los hombres y mujeres de la empresa da muestras de ser ignífugo y resiliente, se han sobrepuesto a otros desastres como los daños que dejó el paso del huracán Ian, que tocó tierra por ese punto en el 2022. Pese a las lágrimas, la esperanza se yergue entre las cenizas.