Augusto Blanca: ¿Qué más pedir? Soy feliz

El reconocido compositor y cantante, Augusto Blanca Gil (Banes-Holguín, 24 de junio 1945), también pintor, escritor, escenógrafo y actor teatral, se destaca por formar parte de una generación de músicos descendientes del rico legado trovadoresco que transformó  y renovó la canción cubana. Autor de una significativa producción musical, su obra es reconocida como una de las fundamentales del Movimiento de la Nueva Trova, del cual fue fundador, junto a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.

Al preguntarle sobre con cuál de sus múltiples desempeños  creativos se identifica más, el acreedor del Premio Nacional de Música Uneac 2015 afirmó: “no te pudiera decir con cuál de mis desempeños me siento más identificado. Desde niño siempre he estado muy vinculado al arte en general, mi madre, profesora de dibujo, fue la que me encauzó en el gusto por la pintura, era además una apasionada lectora y me fue encauzando en las artes en general.

“A mí me gustaba mucho cantar cuanta canción oía por la radio…”

“A mí me gustaba mucho cantar cuanta canción oía por la radio y esto trajo como consecuencia que me pusieran un profesor de guitarra (Pedrito Rodríguez  y luego Zobeida Cotan). También me gustaba mucho jugar al teatro, hasta me fabriqué un teatrico y construí sus ´personajes´ con la ayuda de mi madre. A los 16 años me fui para Santiago de Cuba a estudiar pintura y comencé a trabajar en la orquesta Típica Juventud,  en aquella ciudad descubrí un lugar mágico: La Casa de la Trova, y me hice asiduo a ella, fue una universidad para mí, un punto de partida”, agregó.

Con más de una veintena de discos e integrante de diversas antologías de la trova cubana y de la canción latinoamericana, Augusto recuerda que cuando se graduó “en la escuela de Artes Plásticas, comencé a trabajar como escenógrafo en el Conjunto Dramático de Oriente y a comienzos de la década del 70, junto al director argentino Adolfo Gutkin y la actriz María Eugenia García, fundamos la TEATROVA, cuyo objetivo era fundir la palabra hablada, cantada con la canción  trovadoresca. En este proyecto además fungía como actor.

“Pude unificar todas mis vocaciones en un todo indivisible…”

“Nuestras presentaciones —dijo— podían ser lo mismo en teatros que al aire libre y llegamos a lograr una comunicación muy cómplice con nuestro público que casi siempre era de seis a noventa y seis años de edad… en fin, que pude unificar todas mis vocaciones en un todo indivisible: trova, teatro, plástica. ¿Cuál es mi preferida? Te repito, no sabría contestarte, me apasionan todas”.

Este amigable artista que en muchas ocasiones ofrece su arte de forma altruista en eventos y espectáculos, igualmente se ha destacado  como diseñador general de teatro (escenografía, vestuario, luces, atrezzo) y actor. Su labor teatral para niños, jóvenes y adultos ha estado vinculada al Conjunto Dramático de Oriente, Teatrova, Teatro Estudio, Teatro Mío, Okantomí, Trébol y otras compañías en más de 90 obras teatrales.

“He podido sobrellevar a la par tanto el teatro como la trova…”

En tal sentido apuntó: “he podido sobrellevar a la par tanto el teatro como la trova, sigo haciendo música para el teatro y creando canciones, a la vez que continúo pintando (aunque nunca he expuesto). Me siento totalmente realizado y, como decía mi viejo amigo Raúl Pomares: ´lo bueno de esta profesión es que, la pasamos requetebién y además ¡nos pagan!. ¿Qué más pedir?. Soy feliz.

Acreedor, entre otros muchos lauros, de las distinciones Por la Cultura Cubana, Raúl Gómez Sarcia, Alejo Carpentier y Majadahonda; así como de las placas José María Heredia y Nicolás Guillén, además del Diploma al Mérito Artístico del Instituto Superior de Arte (entregado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz), este infatigable creador expresó que “a finales de la década del sesenta, mi pasión por la  canción trovadoresca era mucha, mi vinculo con los viejos trovadores de la Casa de la Trova habían invadido mi sangre y comenzaron a brotarme canciones propias.

“Entonces —enfatizó—, comencé a sentirme un poco ´bicho raro´, porque trataba temas fuera de los comunes, casi los tenía escondidos por pudor, hasta que un día me  llegaron noticias de que habías otros ´loquitos con guitarras´ por todo el país creando canciones ´distintas´… Afortunadamente, cuando ya éramos un buen grupo, las direcciones de la Unión de Jóvenes Comunistas y del Consejo Nacional de Cultura nos reunieron en Manzanillo, donde el 2 de diciembre de 1972 nació el Movimiento de la Nueva Trova. Muchos no nos habíamos conocido y allí todos nos hermanamos para siempre”.

Augusto rememora que en esa época “ya conocía a Noel, Vicente, Silvio y Pablo, y en Manzanillo conocí a quien fue una de mis grandes hermanas, Sara González. A partir de ese encuentro  aquello comenzó a crecer hasta convertirse en un movimiento muy fuerte y renovador de la canción, aunque hubo muchas incomprensiones al comienzo, pero afortunadamente se fueron limando”.

Corina Mestre y Augusto se hicieron hermanos a primera vista

Una de sus más queridas amigas y recurrente acompañante  en sus presentaciones fue la destacada actriz y pedagoga Corina Mestre, a quien  conoció en el año 1976. “Era casi una niña,  nos perseguía a cuanto evento trovadoresco se convocaba, se sabía nuestras canciones mejor que nosotros. Nos hicimos hermanos a primera vista, con ella trabajé siempre, era como estar en una nube, nunca me había sentido más seguro en un escenario que con ella. Su partida me partió el corazón y valga la redundancia”.

El connotado artista, cuya obra ha sido ovacionada en más de 25 países de todos los  continentes, en 1995 obtuvo premio en el Festival de Teatro para Niños, por la música de la obra La Flor de Cuba, de David García.  También recibió el premio La Edad de Oro (1989), por la música del poemario El Pescador de la Luna; además del Gran Premio Rita Montaner, por la mejor interpretación masculina y la música de la obra Momo, de Michel Ende, con Corina Mestre, en el Festival de Escenas Líricas 1991.

Recientemente terminó de grabar una serie de canciones en la discográfica Ojala, “casi todos —dijo— son temas  de la década del setenta. El disco se titula Postergadas, y próximamente estaré en el montaje de la reposición de mi obra teatral Romance de Arlequín y Corista, con el grupo donde aún trabajo: Teatro de Muñecos Okantomi”.

Finalmente Augusto Blanca subrayó sus deseos de “realizar la grabación de un montón de maquetas que andan por mis gavetas y… seguir componiendo pues,  como dice el dicho ´Perro huevero, aunque le quemen el hocico´”.

Discografía de Augusto Blanca:

Con los Estudios EGREM: Regalo, 1978/ De regreso, 1980/ Puñado de Semillas, 1985/ Definitivamente jueves, 2000/ Humedades, 2019 (Nominado Cubadisco 2021)/ Este árbol que sembramos (EGREM y ALERCE, de Chile, Pentagrama, México).

Colibrí: Luna Trovera, 2004/ Tarareos para Isabella, 2013 (Música infantil, Nominado Cubadisco 2014)

Ediciones Pablo de la Torriente Brau: Casi Feliz, 1999/ La mano amiga.

Con otras  editoras musicales: / Avvenimenti (Italia)/ Picap (España)/ Asterisco (Argentina)/ Luna Trovera, 2003 (Estudios Eusebio Delfín)/ No olvides que una vez tú fuiste sol,  2003 (Estudios Mafalda)/ Regalo, 2006 (Trovandante-Pentagrama, México)/ Felicidades trovador, 2007 (dos Nominaciones a Cubadisco 2007)/ La Fuga de la tarde, con textos de Rubén Martínez Villena, Premio de Creación Ojalá, 2010 (nominado Cubadisco 2013)/ Poblinas Vol. I y II, 2015 (Premio Trova Cubadisco 2015/ Indefinidas Confesiones (musicalización de poemas de Antonio Guerrero, Bismusic, Premio Especial Cubadisco 2016)/ Poesía, verdad de todo sueño, 2023 (musicalización de poemas de Carlos Pellicer, Villa Hermosa, México).

Canciones suyas forman parte del repertorio de destacados intérpretes de Argentina, Venezuela, Alemania, Uruguay, Perú, México, Chile,  Brasil, entre los que se encuentran, además de los más importantes intérpretes cubanos, Juan Carlos Baglietto, Chris Dooer, Nora Blanco y Miriam Quiñones, entre otros.