La ciudad de Bayamo, Cuna de la Nacionalidad Cubana, fue escenario este lunes del acto por el Día de la Cultura Cubana, una jornada cargada de simbolismo patriótico y de reafirmación revolucionaria que contó con la presencia de autoridades del Partido, el Gobierno y representantes de las organizaciones de masas.
La Plaza del Himno, sitio histórico donde por primera vez se entonaron las notas de La Bayamesa, fue el marco escogido para la ceremonia central. Este emplazamiento no fue casual, sino una potente reafirmación del significado profundo de la fecha. Fue precisamente en este lugar, el 20 de octubre de 1868, cuando las tropas mambisas al mando de Carlos Manuel de Céspedes liberaron la ciudad y el pueblo, arrebatándosela a las autoridades españolas, entonó por vez primera nuestro Himno Nacional, convertido desde entonces en símbolo sonoro de la Patria y la rebeldía.
El acto político-cultural que tuvo como premisa La Patria en mi voz, slogans también de la Fiesta de la Cubanía, fue una vibrante fiesta de la identidad. Se destacó que la cultura cubana es escudo contra las pretensiones coloniales, y se reivindicó el legado de Céspedes, Perucho Figueredo y todos los fundadores, cuya obra independentista y cultural permanece más viva que nunca.
Realizar el acto nacional en la Plaza del Himno de Bayamo trasciende lo protocolario. Es un acto de justicia histórica y un mensaje. Este espacio sagrado rememora el instante fundacional en que cultura y nación se fundieron en un mismo grito de libertad. Aquí no solo se cantó la «marsellesa» de Cuba; aquí nació el símbolo sonoro de la soberanía, el mismo que hoy inspira a resistir y crear, tal como preconizara el Apóstol José Martí.
El programa cultural fue un derroche de talento e identidad, con la participación de la Banda Provincial de Conciertos, el coro de Bayamo y destacados solistas que interpretaron piezas del cancionero del país.
Los bailes tradicionales y la presencia de trabajadores destacados, artistas y estudiantes de la provincia de Granma dieron muestra de la vitalidad y el arraigo de nuestra cultura en las nuevas generaciones.
La celebración concluyó con la entonación colectiva del Himno Nacional, un momento de honda emotividad que, una vez más, como hace 157 años, llenó los predios de la Iglesia Mayor y las calles adyacentes de Bayamo para reafirmar que la cultura cubana es, ante todo, un bastión de independencia, dignidad y socialismo.
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