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Impulso para el desarrollo

En el complejo escenario económico actual los municipios cubanos cuentan con una he­rramienta propia para impulsar su progreso: la Contribución Territorial para el Desarro­llo Local, popularmente conocida como el uno por ciento.

Más que un simple impuesto, esta medida representa una bocanada de oxígeno finan­ciero y una oportunidad para que los territo­rios tomen las riendas de su destino.

Se trata de un aporte establecido por la Ley Tributaria, mediante el cual las empre­sas estatales, y más recientemente los nuevos actores de la economía, contribuyen —con el 1 % de sus ingresos brutos por ventas— al presupuesto del municipio donde están en­clavados.

La gestión de estos recursos, que pueden ascender a millones de pesos, corresponde a los Consejos de la Administración Munici­pal.

La Contribución Territorial para el De­sarrollo Local no es nueva. Su aplicación se remonta a hace más de 10 años, con la puesta en vigor de la Ley 113 Del sistema tributario.

Durante este tiempo el impuesto ha sido fundamental para resolver emergencias, fi­nanciar necesidades apremiantes en las lo­calidades e impulsar otros proyectos para el desarrollo local.

A pesar de su potencial, la medida en­frenta desafíos. ¿Dónde están hoy los resulta­dos de su uso? ¿Cómo se establecen las prio­ridades para tales respaldos monetarios? ¿Se informa en qué fueron empleados teniendo en cuenta de dónde provienen esos aportes?

Provincias como Villa Clara, Pinar del Río y Sancti Spíritus pueden ilustrar el im­pacto de una gestión inteligente de estos re­cursos.

En Granma quedan desafíos y oportuni­dades pendientes, pues parte de los retos es pasar de usar los fondos solo para el remo­zamiento de obras sociales, a invertirlos en proyectos productivos que se traduzcan en bienes, servicios, empleos y nuevos ingresos, creando un ciclo virtuoso de desarrollo.

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