No basta con lo hecho estas dos semanas en materia de recogida de desechos sólidos y jornadas de higienización. Sería bueno desterrar desde ya el criterio de que es una ofensiva más o una campaña efímera para pasar a nombrarlo como se debe: sostenibilidad ambiental por ciudades más limpias y con menos enfermedades.
No basta con el aldabonazo dado por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, si las estructuras gubernamentales y los responsables directos de haber dejado acumular tanta pasividad entre los escombros solo se sacuden el polvo del camino, en lugar de asumir propuestas sistemáticas y no volver a convivir con una situación que ponía en duda no solo la credibilidad de algunas instituciones, sino de la propia Revolución, para enfrentar problemas que el pueblo ha denunciado en rendiciones de cuenta y en cuantos espacios físicos y virtuales ha podido.
No basta con movilizaciones de funcionarios y dirigentes ni masivas convocatorias a jornadas de trabajo voluntario por todo el país si el desorden individual y colectivo sigue siendo antónimo de la disciplina. Son tiempos de escasez de combustible y otros recursos, pero no de ideas y fórmulas para tener un entorno más agradable y con menos chance a la indolencia y al engaño.
No basta con pensar que la tarea ahora y en lo adelante será únicamente de Servicios Comunales y el Gobierno. A ellos habrá que exigir lo que les toca por ley, pero si no nos sacudimos de la desidia, de cierto egoísmo que a ratos nos persigue en la espalda y de esa retórica vacía que no despierta sentimientos solidarios, dentro de unos meses volveremos al escenario no deseado.
Y esta columna editorial no habría tenido razón de ser y no sabría si abrazó lo suficiente al tiempo como para mover nuestros corazones.