“Son 50 años no de ocho horas cada día en temporada de zafra, sino de 12, 14 y más en intensa faena por la producción de azúcar, sin sábados ni domingos, momentos en que no pocas veces hubo que obligar a Manolo a irse a su casa, pues sus pies hinchados le obligaban al necesario descanso tras una semana sin salir de su central, el 30 de Noviembre en la actual provincia de Artemisa…”.
Así habló Orlando Celso García, quien fuera ministro del azúcar y “bien que conocía a Manolo”. Sus palabras, en representación de los 47 galardonados la víspera con el Sello de Cincuentenario de la Agroindustria Azucarera, recordaron lo que para ellos significa ese homenaje.
Con la vista fija en Juan Manuel Pérez Venero, Manolo, uno de los galardonados, Celso resumió anécdotas e historias del trabajo de estos hombres y mujeres que simbolizan el honor de pertenecer a la agroindustria azucarera cubana, hoy lamentablemente disminuida.
Al oír su nombre, Manolo mostró la más genuina sensibilidad, y luego del acto en la sede de la Central de Trabajadores de Cuba recordó su primera zafra, en 1981, y no olvidó los desvelos en tiempos de mantenimientos y reparaciones. “El 30 de Noviembre fue uno de los 8 centrales construidos por la Revolución a partir de 1980 y tuve la dicha de estar entre los que llevaron a cabo su montaje”.
Manolo estuvo al frente de esa industria entre los años 1986 y 2010 y hoy, ya jubilado, continúa vinculado como asesor del área industrial de ese ingenio otrora pinareño.
Manolo, su historia, al igual que la de los más de 13 mil 500 galardonados con el Sello de Cincuentenario a lo largo de 60 años, se erigen en saludo por el Día del Trabajador Azucarero, que se conmemora este 13 de octubre.
