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Todos los caminos para cotizar

Un primordial deber de cualquier afiliado a una organización políti­ca o de masas es pagar la cotización establecida. No solo constituye el primer acto de disciplina, respon­sabilidad y pertenencia, sino que permite además la vitalidad finan­ciera de la agrupación, en muchos casos su autofinanciamiento, entre otros destinos necesarios.

 

Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

 

El tributo de la cuota sindical en la CTC cumple idéntico rumbo al des­crito, sin embargo, en los últimos años ha disminuido el volumen total por la lógica dinámica social (emigración, salida de muchos afiliados del sector estatal), aunque también asoman con fuerza los efectos de la bancarización, la falta de dinero efectivo y cierta mo­rosidad en las gestiones de cobro en las secciones sindicales, por solo citar algunas razones.

Esto ha estremecido la organiza­ción, la cual se resiente para su funcio­namiento de cifras millonarias dejadas de recaudar en los últimos años. Y al mismo tiempo que se acelera la sindi­calización en las diferentes formas de gestión que están en nuestro entrama­do económico, se pone prioridad en los mecanismos o vías para ampliar las formas de cobrar la cuota, más allá del tradicional cara a cara entre el traba­jador y la activista sindical.

Bien sabemos que reducir o sin­tetizar la actividad del sindicato a esa acción financiera sin interesarle los reales problemas de sus afiliados y ser una contrapartida de la admi­nistración, es una de las críticas más generalizadas en las Conferencias Municipales y Provinciales previas a las sesiones finales del 22 Congreso de la CTC en el 2026.

No obstante, hay que resolver el entuerto del cobro y aparecen ya las opciones de pagar a través de trans­ferencia electrónica a la cuenta del activista y de este a la de la CTC mu­nicipal. Asimismo, se trabaja con ce­leridad, sin obviar las complejidades propias de la organización, en la uti­lización de la pasarela Transfermóvil para abonar cada mes lo que corres­ponde tal y como se acordó en el Con­sejo Nacional de la CTC.

Esto último es un reclamo de no pocos centros laborales, tal y como se puede realizar ya para cotizar en el Partido Comunista de Cuba. Para inicios del 2026 debe concretarse esa opción, que depende en gran medida de datos fidedignos de los afiliados, como nombre y apellidos y el número correcto de carné de identidad.

Otra posible variante que se está estudiando, previo análisis en las sec­ciones y burós sindicales y la poste­rior aceptación del trabajador con su firma escrita, será descontar la co­tización desde la propia nómina del salario. Esto no es nuevo, pues la his­toria de la CTC tiene ejemplos en épo­cas pasadas de que lo hacían así.

Desde ya coincidimos con algu­nos criterios sobre estas acciones. Pri­mero, nada invalida el uso del dinero en efectivo, solo se multiplican las op­ciones y será el trabajador quien elija cómo hacerlo. Segundo, al perder el vínculo imprescindible de la sección sindical con sus afiliados (lo digi­tal provoca distanciamiento) tocará pensar en una creatividad sin límites para que el sindicato se quite de una vez y por todas el cartelito de que solo sirve para cobrar la cotización y el Día de la Patria.

La ampliación de las formas para pagar la cuota sindical oxigenará sin duda la salud financiera de la CTC. Y aunque es un tema urgente desde el punto de vista económico (recorde­mos que la sección sindical de base se queda con el 10 % del monto), lo tras­cendente de este acto pasa por el cum­plimiento del deber más elemental de un afiliado, así como por la rendición de cuenta sobre la utilización del di­nero en función de la transparencia con quienes representan.

La organización y sus Sindicatos no podrán renunciar nunca a ser ca­paces de autofinanciarse desde ese tributo directo que hacen mensual­mente los más de 2 millones de tra­bajadores en todo el país. Puede pa­recer algo consabido hablar de este tema cuando al 2025 le queda un tri­mestre, pero existen problemas y no se puede desmayar hasta llegar a los niveles deseados de recaudación.

Todos los caminos para cotizar nunca serán pocos. En eso les va la vida a la CTC en cada uno de sus niveles. Y la haría más fuerte, autónoma y ejemplo para otras organizaciones y la sociedad.

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