María de las Nieves Galá
Una mirada profunda hacia el interior de la organización, y las potencialidades que existen para que la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) vuelva a autofinanciarse, como años atrás, es ocupación de todos los que la representan. En opinión de Yaisel Osvaldo Pieter Terry, miembro de la Comisión Organizadora del 22 Congreso al frente de esta tarea, existen fortalezas, pero también escollos que deben sortearse para recuperar el desenvolvimiento económico que una vez existió.

La CTC no escapa del difícil escenario que atraviesa el país, agudizado por el impacto del bloqueo estadounidense, que continúa siendo, junto a la injusta decisión de incluir a Cuba en la lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo, el principal obstáculo para el desarrollo de la nación.
Otro asunto que también impacta es la migración de personas hacia sectores mejor remunerados, ya sean estatales como no estatales.
De acuerdo con los criterios de Pieter Terry, si de recaudación se trata, es preciso hacer un trabajo profundo a nivel de secciones y burós sindicales con el tema de la elaboración de los potenciales y su veracidad.
“Que realmente los trabajadores aporten lo que les corresponde, en relación con las escalas salariales que tienen”, argumentó. En su criterio, es vital que los ejecutivos sindicales funcionen y las asambleas que mensualmente se realizan, sean la máxima expresión del funcionamiento del sindicato.
Para lograr eso es importante contar con un dirigente sindical que domine la legislación y sea capaz de tener argumentos suficientes para desempeñar sus misiones, en correspondencia con las transformaciones que han ocurrido en el escenario laboral cubano.
Considera, igualmente, que “debe establecerse que cada dirigente sindical sea distintivo del sector que representa, así como reducir eventos y actividades de la organización que impliquen gastos innecesarios de cualquier naturaleza”.
Una cuestión que ha golpeado la CTC y los Sindicatos es la carencia de personal para enfrentar los temas de contabilidad. La búsqueda de alternativas ha sido decisiva en este período.
En ese sentido, cabe destacar las alianzas establecidas con los institutos politécnicos para la captación de jóvenes que estudian Contabilidad, Costos y Auditoría a fin de que realicen el servicio social en instalaciones de la organización en los territorios, comentó Julio Enrique Fernández Díaz, jefe de Administración y Finanzas de la CTC.
“En relación con las plazas vacantes de jefes de Contabilidad de los Sindicatos Nacionales, hemos logrado que, a partir del pago por consultorías, las económicas en activo pasen a trabajar en la contabilidad de uno o varios sindicatos”, añadió Fernández Díaz.
Ante la interrogante de qué ideas o acciones han puesto en vigor para buscar otros ingresos fuera de la cuota sindical, Pieter Terry se refirió a los provenientes de la actividad comercial.
“Están nuestros hoteles y casas de alojamiento, que se autofinancian en todos sus gastos, incluido el salario y aportan a la cuenta central el 30 % de las utilidades. Pero eso resulta un número no significativo, pues solo para salarios nuestra organización eroga unos 37 millones de pesos mensuales”.

Añadió que están inmersos en el proceso de alquilar o arrendar algunas estructuras constructivas o locales que hoy no son funcionales, tanto al sector estatal, como el no estatal. “Esto nos debe dar un nivel de ingresos, pero somos de la opinión que tampoco sería suficiente para cubrir nuestros gastos solo en salarios”.
No obstante las dificultades, la meta es llegar al 2026 con el potencial del cobro de la cuota sindical al 95 por ciento. “La aspiración es que todas nuestras entidades tengan la contabilidad al día. Para ello también hemos aplicado variantes de pluriempleo y se trabaja fuertemente para que sindicatos como el de los trabajadores de la Salud; Civiles de la Defensa; Administración Pública; Educación, Ciencia y Deportes, entre otros, logren su autofinanciamiento como un paso fundamental alcanzado luego en la CTC”.
Asimismo, estudiamos aplicar el Acuerdo 10199 del Consejo de Ministros, publicado en la Gaceta Oficial Extraordinaria no. 45 del 11 de agosto de 2025, el cual autoriza a las unidades presupuestadas a redistribuir el gasto de personal no ejecutado como incentivo a la estabilidad laboral.
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Un ejemplo a imitar desde el Balcón del Oriente cubano
En Las Tunas no se sientan a esperar: salen a buscar alternativas y amplían la recaudación. Ver más
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Todos los caminos para cotizar
Joel García
Un primordial deber de cualquier afiliado a una organización política o de masas es pagar la cotización establecida. No solo constituye el primer acto de disciplina, responsabilidad y pertenencia, sino que permite además, la vitalidad financiera de la agrupación, en muchos casos su autofinanciamiento, entre otros destinos necesarios.
El tributo de la cuota sindical en la CTC cumple idéntico rumbo al descrito, sin embargo, en los últimos años ha disminuido el volumen total por la lógica dinámica social (emigración, salida de muchos afiliados del sector estatal), aunque también asoman con fuerza los efectos de la bancarización, la falta de dinero efectivo y cierta morosidad en las gestiones de cobro en las secciones sindicales, por solo citar algunas razones.
Esto ha estremecido la organización, la cual se resiente para su funcionamiento de cifras millonarias dejadas de recaudar en los últimos años. Y al mismo tiempo que se acelera la sindicalización en las diferentes formas de gestión que están en nuestro entramado económico, se pone prioridad en los mecanismos o vías para ampliar las formas de cobrar la cuota, más allá del tradicional cara a cara entre el trabajador y la activista sindical.
Bien sabemos que reducir o sintetizar la actividad del sindicato a esa acción financiera sin interesarle los reales problemas de sus afiliados y ser una contrapartida de la administración, es una de las críticas más generalizadas en las Conferencias Municipales y Provinciales previas a las sesiones finales del 22 Congreso de la CTC en el 2026.
No obstante, hay que resolver el entuerto del cobro y aparecen ya las opciones de pagar a través de transferencia electrónica a la cuenta del activista y de este a la de la CTC municipal. Asimismo, se trabaja con celeridad, sin obviar las complejidades propias de la organización, en la utilización de la pasarela Transfermóvil para abonar cada mes lo que corresponde tal y como se acordó en el Consejo Nacional de la CTC.
Esto último es un reclamo de no pocos centros laborales, tal y como se puede realizar ya para cotizar en el Partido Comunista de Cuba. Para inicios del 2026 debe concretarse esa opción, que depende en gran medida de datos fidedignos de los afiliados, como nombre y apellidos y el número correcto de carné de identidad.
Otra posible variante que se está estudiando, previo análisis en las secciones y burós sindicales y la posterior aceptación del trabajador con su firma escrita, será descontar la cotización desde la propia nómina del salario. Esto no es nuevo, pues la historia de la CTC tiene ejemplos en épocas pasadas de que lo hacían así.
Desde ya coincidimos con algunos criterios sobre estas acciones. Primero, nada invalida el uso del dinero en efectivo, solo se multiplican las opciones y será el trabajador quien elija cómo hacerlo. Segundo, al perder el vínculo imprescindible de la sección sindical con sus afiliados (lo digital provoca distanciamiento) tocará pensar en una creatividad sin límites para que el sindicato se quite de una vez y por todas el cartelito de que solo sirve para cobrar la cotización y el Día de la Patria.
La ampliación de las formas para pagar la cuota sindical oxigenará sin duda la salud financiera de la CTC. Y aunque es un tema urgente desde el punto de vista económico (recordemos que la sección sindical de base se queda con el 10 % del monto), lo trascendente de este acto pasa por el cumplimiento del deber más elemental de un afiliado, así como por la rendición de cuenta sobre la utilización del dinero en función de la transparencia con quienes representan.
La organización y sus Sindicatos no podrán renunciar nunca a ser capaces de autofinanciarse desde ese tributo directo que hacen mensualmente los más de 2 millones de trabajadores en todo el país. Puede parecer algo consabido hablar de este tema cuando al 2025 le queda un trimestre, pero existen problemas y no se puede desmayar hasta llegar a los niveles deseados de recaudación.
Todos los caminos para cotizar nunca serán pocos. En eso les va la vida a la CTC en cada uno de sus niveles. Y la haría más fuerte, autónoma y ejemplo para otras organizaciones y la sociedad.
¿Modelo de gestión dentro de la CTC?
Francisco Rodríguez Cruz

Con frecuencia atribuimos exclusivamente al sector empresarial la capacidad para impulsar actividades económicas que incrementen las producciones y servicios que se ofertan a la ciudadanía y a las entidades del país.
Si bien es cierto que hay una parte del sector presupuestado que ya incursiona en determinados esquemas de autofinanciamiento para completar los recursos financieros que les otorga el Estado (las llamadas unidades presupuestadas con tratamiento especial), no siempre existe igual comprensión ni iniciativa en determinadas organizaciones sociales y profesionales.
En particular el movimiento sindical cubano, con su única Central, los 15 sindicatos que la integran, más la Anir, han transitado por diferentes momentos en cuanto a su gestión económica y financiera, con etapas de mayor o menor desenvolvimiento. Pero lo que sí está claro es que una organización grande y compleja como la nuestra puede aspirar a mucho más en materia de incremento de sus ingresos.
La idea de un modelo de negocios también para organizaciones sociales, profesionales y de masas debería estar en la mira de sus dirigentes y afiliados, como una manera de contribuir a aligerar el peso de las subvenciones estatales que reciben del Presupuesto, y además para el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de sus trabajadores y cuadros.
No es asunto de renunciar al carácter ni a la misión primordial, sino también de brindar el ejemplo socialmente muy útil, en relación con esa convicción tantas veces reiterada en los discursos de que la economía tiene que ser la principal prioridad de todo trabajo político e ideológico en nuestro país.
En el caso específico del movimiento sindical, son bastante aplicadas las modalidades de alquileres de espacios, servicios de hospedaje a terceros, comercialización de productos agropecuarios que se producen en fincas, patios y parcelas, u otras orientadas hacia el aprovechamiento de sus infraestructuras.
Pero no sería descabellado ponernos a pensar en otras formas de generar ingresos más asociadas a servicios profesionales, a partir de las potencialidades de sus miembros o de las dependencias que tienen un objeto social con posibilidades para realizar aportes más sustanciales y especializados.
El propio periódico Trabajadores, por ejemplo, ya ha comenzado a incursionar en la transformación de su modelo de gestión editorial y económica, como parte de la iniciativa concebida para los medios de comunicación en Cuba, impulsada por la Upec y con el respaldo decidido del Partido.
Una interesante cartera de servicios asociados a la comunicación social, que además constituye una prioridad para el país, forma parte de esta apuesta con la cual se busca complementar nuestros recursos financieros, estabilizar y atraer profesionales y mejorar, en definitiva, la calidad del periodismo que hacemos.
La clave para que este tipo de cambio funcione y resulte exitoso es en primer lugar la motivación de los colectivos y el liderazgo de sus directivos, junto con la creación de las bases jurídicas y de control necesarias que eliminen trabas y permitan un desempeño transparente y participativo.
Por supuesto, también hay que cambiar en el camino muchas mentalidades y vencer disímiles resistencias, tanto de quienes deben protagonizar el salto, como de los organismos reguladores y de las dependencias gubernamentales en los diferentes niveles. Decididamente es una experiencia que vale la pena plantearse con toda la seriedad y urgencia que ameritan los momentos tan difíciles por los cuales transita la economía cubana, y donde no hay otra opción que dotarnos, siempre que sea posible, de un buen modelo de negocios.

Precisar derechos y deberes
María de las Nieves Galá
Entre apagones, lluvia y truenos, el teletrabajo se ha convertido en un dolor de cabeza. Hay que planificar rigurosamente cada tarea, para tratar de sortear esos escollos y cumplir con la institución. Pero, sobre todo, hay que cuidar los equipos, porque cuestan caro y el bolsillo de un simple trabajador no da para reponer las piezas.

No obstante esos dilemas, continúa siendo una opción ideal para aquellos que puedan asumirla: no hay que salir a la calle a enfrentar el problema del transporte y se reciben los beneficios salariales de los sistemas de pago de cada entidad. Fue a raíz de la COVID-19 que en Cuba esta modalidad de empleo tomó mayor auge, aunque ya determinados profesionales (por ejemplo, los periodistas) la utilizaban.
Si bien el teletrabajo y el trabajo a distancia estaban respaldados de manera muy sucinta en la Ley no. 116/2013, Código de Trabajo, no muchos los tomaban en cuenta, e incluso, algunos jefes exigían (otros aún lo exigen) la presencia física de sus subordinados.
Aunque el Código vigente no recoge de manera explícita derechos y deberes de los empleados y empleadores; es la Resolución no. 71/2021 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social la que establece un reglamento sobre el teletrabajo y el trabajo a distancia. Felizmente, en el Anteproyecto de Ley del Código de Trabajo que actualmente se consulta entre los trabajadores, a este asunto se le dedica un capítulo. En primer lugar, se especifica cada una de estas modalidades, se establecen los derechos y obligaciones de la persona trabajadora, así como las obligaciones del empleador.
El empleador, de conjunto con la organización sindical correspondiente, definen, “a partir de la estructura y plantilla de cargos aprobada y los estudios de organización del trabajo, las áreas de labor y cargos en los que se puede utilizar el trabajo a distancia y el teletrabajo, siempre que la naturaleza de la actividad y la infraestructura disponible lo permitan”.
Algo muy importante es que el empleador garantiza los dispositivos, medios informáticos y otros recursos a utilizar por el trabajador, así como la conectividad en el caso del teletrabajo, y a estos efectos, certifica que poseen la calidad requerida para el desempeño de su trabajo.
Si los dispositivos y medios informáticos son propiedad de la persona trabajadora —quien los pone de forma voluntaria para la realización de su labor—, el empleador garantiza su mantenimiento y la conectividad.
Entre otras cuestiones muy pertinentes, se señala que el empleador tiene la responsabilidad de “planificar y asegurar el mantenimiento preventivo de los medios y equipos necesarios para el desarrollo de la actividad y los suministros de operación”.
El análisis de rigor de asuntos como estos, expuestos en el Anteproyecto de Ley del Código de Trabajo, es imprescindible. Vale la pena precisar y estar convencidos de los derechos y deberes, tanto de empleados como de empleadores.
Sobre importación de alimentos y medicinas
El Gobierno cubano oficializó la prórroga hasta enero del 2026 de una medida que permite a los viajeros importar sin pagar impuestos sobre alimentos, productos de aseo, medicamentos e insumos médicos, sin límites de valor, ante las persistentes carencias en la economía doméstica.
La disposición, publicada en la Gaceta Oficial no. 59 Extraordinaria, fue adoptada a través de resoluciones conjuntas del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) y la Aduana General de la República, con la participación del Ministerio de Salud Pública (Minsap).
Las normas extienden los beneficios para la importación sin carácter comercial, exenta del pago de aranceles, por la vía de pasajeros como equipaje acompañado. En su fundamentación, la disposición oficial señala que la extensión de esta medida se debe a que continúan las dificultades de abastecimiento en el país. | Tomado de Agenda Económica, Cubadebate
Será en noviembre la Feria Internacional de La Habana
Autoridades cubanas anunciaron la celebración de la XXXVIII Feria Internacional de La Habana (Fihav 2025), que tendrá lugar del 24 al 29 de noviembre en el recinto ferial EXPOCUBA, lo cual reafirma su papel como el mayor evento comercial y de negocios del país.
Según publicó el sitio oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex), el evento reunirá a empresarios, delegaciones oficiales y cámaras de comercio de todo el mundo, consolidándose como plataforma estratégica para la promoción de inversiones y el intercambio económico regional.
La información oficial, disponible en el sitio web de Fihav 2025, detalla que el programa incluirá el VIII Foro de Inversiones, la presentación de la Cartera de Oportunidades actualizada con capital extranjero, conferencias sectoriales, presentación de productos y ferias temáticas especializadas.| Tomado de Agenda Económica, Cubadebate
Para mejores resultados: diplomado en La Habana
Un Diplomado en Presupuestación con base a resultados, organizado por el Centro de Estudios Contables, Financieros y de Seguros, con la colaboración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), comenzó en la capital cubana.
Con una duración de seis meses, tiene como objetivo contribuir a la formación y fortalecimiento de capacidades en materia de presupuestación por programas y está orientado a funcionarios de la administración pública. | Tomado de la página de Facebook del Ministerio de Finanzas y Precios
Descargue en versión PDF: No cruzarse de brazos (Separata Economía)


