Cuando se va el jefe, el amigo, el padre

Con profundo pesar hemos conocido el fallecimiento en el día de hoy, de Ricardo Cabrisas Ruiz, quien se desempeñaba en el cargo de Viceprimer Ministro de la República y con quien durante años tuve el privilegio de compartir muchas misiones, proyectos, negociaciones, siempre en un ambiente de la más alta profesionalidad.

Cabrisas era un hombre incansable, experimentado y extraordinariamente exigente con todos y consigo mismo, ejemplo de integridad. Alguien que llevó a Cuba siempre en su corazón, con dignidad y valentía, hasta en los escenarios más adversos, en todo el mundo.

Lo voy a extrañar mucho, en especial su acompañamiento en los momentos difíciles y sus reacciones sabias, alimentaron siempre mi formación como funcionario del Gobierno y servidor público.

Sus correcciones, que iban desde el porte y aspecto, hasta cada palabra dicha o gesto que era capaz de interpretar, siempre fueron un referente que inspiraba respeto y nos obligaba a la reflexión. Su apoyo a los proyectos del transporte fue siempre incondicional.

A él le gustaba que yo contara varias anécdotas de nuestra relación a lo largo de estos años, cuando compartíamos entre compañeros de trabajo. En esos momentos él se reía y disfrutaba mucho. Yo lo complacía con mucho orgullo, por ser una muestra de su confianza.

Por eso es que hoy siento mucho la partida de quien fue para mí, además de un amigo, un jefe excepcional. Siempre fue crítico en busca de nuestro mejor desempeño, un amigo con el consejo oportuno y alguien, que hasta en los últimos momentos, me habló con el cariño y la preocupación de un padre.

Aunque ya lo hice personalmente desde los primeros minutos, tras conocer la noticia, personalmente en el hospital, quiero extender mis condolencias a la familia, a su entrañable esposa Hilda; a su hijo Ricardito, mi hermano, desde los tiempos en que trabajar la mecánica, era una pasión compartida; a su querida nuera Vilma y sus nietos adorables, a sus colaboradores más cercanos. Los acompaño a todos en su dolor. De una u otra manera, para mí y para muchos como yo, este jefe, amigo y padre, realmente no se va.