Hace unas semanas volví a recibir noticias de ella. De inmediato pensé en la etapa estudiantil más feliz de mi vida y en las decenas de historias que hoy puedo contar de ella a través de un primer saludo, tal y como hacíamos todos cada vez que entraba al aula de la Unidad 6 del IPVCE Vladimir Ilich Lenin: good morning teacher.

Marta Cambet era delgada, de ojos grandes y siempre usaba ropa sencilla, jamás zapatos altos y en los tres años que nos dio clases nunca le vimos el pelo más allá de los hombros. Era la más puntual de todos los profesores que teníamos y respetaba los 5 minutos de receso con una soberana lección: «eso es sagrado para ustedes y para el aprendizaje».
Fue la guía del grupo por elección nuestra en 12 grado, cuando ya conocíamos casi todos sus secretos: las jimaguas que ella llamaba con cariño maternal «las tatas»; su operación de hernia discal lumbar; su incorporación al contingente pedagógico ante el llamado de Fidel; y su sazón condimentada por las tantas veces que habíamos sido invitados a su apartamento en el edificio de los profesores de la Lenin.
Muchas más lecciones para adolescentes soñadores y ratos irreverentes nos dio Marta, o La Cambet como le decíamos de cariño en las conversaciones informales. La recuerdo dando consejos por esos amores que parecen imposibles o tomando un turno de clases para hablarnos de la crueldad y el dolor que implicaba lo ocurrido en Tarará aquel fatídico 9 de enero de 1992.
¿Cómo olvidar el cumpleaños que le festejamos con apenas una panetela que trajo de casa alguien el día de pase? ¿Cómo no recordar los nervios de este cronista en las pruebas de inglés y su mirada tierna cuando entregaba el examen: «viste que no estaba difícil, que podías hacerlo con tu inglés»?
Si hoy he vuelto a hablar de Marta Cambet no es solo por un homenaje merecido, a sus más de 70 años, con casi 50 dedicado a enseñar, educar y amar lo que hace. No es Heroína del Trabajo y quizás nunca lo sea, pero es del tipo de personas, de maestros que no se olvidan y que cuando escriben por WhatsApp para decirte que «se siente orgullosa de que un alumno suyo sea periodista y salga por la televisión», no queda otra respuesta que esta crónica abrazada a una idea que ella misma nos inculcó: «amen siempre lo que hagan».
Good morning teacher, Marta Cambet. A nombre de mi grupo y de todos los que se quieran sumar: un abrazo y mi amor agradecido.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.


Gracias Lenin por darme a Martha la Cambet como cariñosamente le decía y por darme el privilegio de estudiar en la que un día fue su aula como estudiante.
Bonito y sencillo pero muy merecido homenaje mejor que cualquier premio o condecoración.