Este 1.º de septiembre Cuba se sacude el sueño con un ajetreo que no necesita anuncio. Los despertadores sonaron más temprano, las calles se llenan de niños y jovénes vestidos con uniformes recién planchados, y en cada barrio se respira ese aire de comienzo que solo trae consigo el inicio del curso escolar. Puede que no sea del todo nuevo para algunos, pero se vive como si lo fuera.

Las aulas del Centro Politécnico Amistad Cubano-Soviética, del capitalino municipio de Playa, vuelven a abrirse. El bullicio en los pasillos, el olor a metal recién cortado en los talleres y los saludos nerviosos de los estudiantes de primer año marcan el arranque de otra jornada lectiva. Hay quienes no necesitan calendario para saber que ha llegado septiembre: lo sienten en la piel, en la voz y en la memoria.
“Más de la mitad de mi vida está aquí. Me jubilé, pero volví. Esta escuela es mi casa, y mis alumnos, mis hijos”, confiesa con una mezcla de orgullo y ternura la Máster en Ciencias Mayra González González, directora del Centro. Y no exagera, pues ella no solo dirige: lo habita y ha sido testigo de varias generaciones que han transitado sus pasillos; de reconocimientos institucionales, exposiciones estudiantiles, exámenes finales y de las visitas inolvidables como la del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Hoy la red escolar se transforma, un hecho que “favorece la calidad educativa, optimizando recursos humanos, materiales, financieros y de infraestructura en correspondencia con las necesidades del entorno”, refirió la Doctora en Ciencias Leonor Pérez Olivera, directora nacional de la Enseñanza Técnico Profesional (ETP).
Explicó que se evalúan los resultados integrales que expresan la calidad del proceso educativo. Entre los criterios a valorar están el reordenamiento de las matrículas en los últimos cinco cursos escolares (disminución de los estudiantes viajeros); uso racional de la fuerza laboral docente; así como el estado de las infraestructuras, relacionado con la creación de instalaciones pioneriles; mantenimiento y reparación de los centros dañados, y reutilizacion de otros organismos de los territorios en beneficio del sector.
Dicho proceso no se limita solo a cambios curriculares o ajustes administrativos, sino a una revisión profunda que involucra a cada institución, docentes y estudiantes del país. Cabe resaltar que la ETP es una herramienta de transformación social, inclusión y desarrollo para la nación.
Un camino con muchos desafíos
“Estamos frente a una reorganización sustentada en principios metodológicos como la equidad, la justicia, la sostenibilidad y la correspondencia social”, manifestó la directora nacional de la ETP.
Leonor Pérez Olivera añadió que se considerarán las especialidades que se estudian a nivel regional, provincial o municipal, y el papel de las instituciones docentes que cuentan con talleres, máquinas, herramientas, laboratorios y áreas experimentales, porque “son espacios que garantizan la continuidad formativa y el vínculo real con el sector productivo”.
Para ello, la red politécnica cuenta con 399 centros educacionales dedicados a la labor, de ellos 348 politécnicos y 51 escuelas de oficio. Allí se desarrolla más de un centener de materias agrupadas en 13 familias de especialidades profesionales, con una matrícula que superó los 111 mil estudiantes en el curso anterior.
“Nuestra estructura busca formar fuerza de trabajo calificada de nivel medio y medio superior, articulada estratégicamente con escuelas politécnicas, entidades laborales y universidades para dinamizar el desarrollo económico y social del país”, reafirmó Pérez Olivera.
No todo es sencillo. No obstante, la directiva reconoce que el éxodo de fuerza laboral calificada, la inestabilidad en la demanda de especialidades y la falta de ingreso en algunas áreas técnicas constituyen los principales desafíos.
Frente a esto se han implementado estrategias como la docente–productiva, que permite a cada una de las instituciones contribuir al desarrollo territorial mediante producciones y servicios cooperados. “Hemos logrado con esta alternativa, en el curso precedente, aportar más de 2 millones 420 mil pesos al país. Sin duda es un resultado que perfecciona la calidad de la formación y promueve el acceso a un empleo digno”, argumentó.

Es un logro que en este curso 2025–2026, —mediante las producciones cooperadas— en 346 centros politécnicos se involucrará a más de 23 mil estudiantes y cerca de 91 actores económicos. Sin embargo, persisten insuficiencias como “el incremento de plazas por encima de la demanda y la falta de ingresos en determinadas especialidades en los últimos cursos.
“Además, se han fortalecido mecanismos como la ubicación anticipada de graduados, la salida intermedia para quienes no pueden continuar sus estudios, y la certificación de saberes. También se garantiza la selección y certificación de aulas anexas (con 7 mil 206 por todo el territorio nacional, de las cuales 6 mil 776 pertenecen al sector estatal y 430 al no estatal), así como centros de producción docente y aulas especializadas”, sentenció.
Un paso a la vez con participación colectiva
La historia como docente de Mayra González González está marcada por el amor y la pasión. Cada inicio de curso lo recibe como una promesa renovada y una oportunidad para sembrar futuro desde el aula.
Con más de cuatro decenios dedicados a la educación, encuentra la satisfacción de lograr grandes profesionales con una mayor preparación. En cada torno, plano o circuito que los alumnos manipulan, hay una chispa que demuestra que la ETP es una apuesta por el talento joven, la soberanía productiva y el vínculo entre saber y hacer.
Su Centro —perteneciente a la familia profesional de Mecánica—, forma los técnicos medios y obreros calificados en perfiles industriales y del transporte, y a su vez mantiene una parte activa en esta transformación. “La educación está pasando por un proceso de perfeccionamiento participativo. Se han realizado reajustes a planes y programas de estudio con la colaboración de nuestros especialistas”, señaló la directora.

Al respecto, subrayó que la vinculación con el entorno es clave. Por ello han establecido convenios con agencias sociales para producciones cooperadas, inserción laboral, y proyectos interinstitucionales con sociedades científicas estudiantiles y círculos de interés con las academias de la localidad. “Impulsamos la continuidad formativa desde la base, conectando con secundarias básicas y primarias cercanas”, declaró.
Sobresalen las nuevas asignaturas, así como los cursos y actividades complementarias según la especialidad para lograr mayor calidad de los egresado. “Se trabaja desde el Proyecto Educativo Institucional y el Proyecto de Grupo Escolar, que aborda debilidades y fortalezas con visión estratégica”, aseveró.
La preparación docente también se ha fortalecido. Claustrillos, colectivos de asignaturas, departamentos y espacios de enseñanza práctica permiten enfrentar los nuevos retos: “Cómo se educa, para qué se educa y a quién se educa”, reflexionó Mayra. Todo esto se acompaña de una labor político-ideológica constante, que incluye la enseñanza de la historia, el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) y redes sociales, y la formación de una conciencia crítica en los estudiantes.
Unidos para el desarrollo
En medio de estas circunstancias el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte (SNTECD) desempeña un rol activo en el proceso, acompaña a las administraciones, y a su vez a los trabajadores, para que a través de espacios colectivos como asambleas de afiliados y claustros, ellos comprendan el proceso, y destacan sus beneficios y las condiciones laborales.
Aunque algunos docentes muestran resistencia, según refirió la MsC. Mariela Camacho Caballero, secretaria general del Comité Provincial del SNTECD en la capital, este apoyo contribuye a que muchos asuman el traslado de forma positiva al reconocer las ventajas que implica.
Por ejemplo, en La Habana, este reordenamiento busca “optimizar la cobertura docente del territorio, aún por debajo del nivel deseado. La redistribución de personal permitirá aprovechar mejor los recursos humanos y fortalecer el nivel educativo en las escuelas con mayor necesidad”, destacó la sindicalista.
Docencia y producción de la mano en Holguín
Los nuevos pasos ya están dando excelentes frutos. Durante una reciente feria empresarial celebrada en Holguín, resultaba llamativo que, junto a los estands de reconocidas entidades, podían advertirse otros provistos de moderna tecnología pertenecientes al sector educativo.

Algunos mostraban artículos destinados a la construcción o a la generación de energías renovables, y en uno de ellos, incluso, estudiantes de impecables uniformes gastronómicos elaboraban in situ variaciones de cocteles tradicionales cubanos.
Aquella escena hablaba por sí sola del camino que hoy transita en la oriental provincia la ETP, fortalecida con recursos provenientes de proyectos internacionales como Profet y Former y sobre todo por el avance de la estrategia docente-productiva, basada en el principio martiano del vínculo entre estudio y trabajo.
Ada Elvira Hierrezuelo Romero, jefa de Departamento de la ETP en la provincia, confirma que esta enseñanza mantiene convenios de cooperación con 52 organismos adscritos a 19 ministerios, tres institutos nacionales, dos vinculados de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños y dos formas de gestión no estatal. Una red de alianzas que permite abrir el abanico de experiencias en la formación docente.
Pero en cifras no quedan las expectativas, y para este nuevo curso, los propósitos están bien definidos. Entre ellos destacan: diseñar un plan de formación vocacional y orientación profesional que fortalezca el acompañamiento de los organismos a las instituciones educativas; implementar de manera efectiva la estrategia docente-productiva en todos los centros con potencialidades y fomentar producciones cooperadas entre las escuelas y los distintos actores económicos.
En ese sentido, el politécnico 26 de Julio, enclavado en el municipio cabecera, cuenta gracias a Profet —proyecto financiado por la Agencia Suiza para la Cooperación y el Desarrollo— con los recursos necesarios para abrir próximamente una minindustria dedicada a la construcción de bloques y baldosas.
Vale subrayar que la estrategia docente-productiva —implementada desde el 2022 sobre la base de la Resolución Ministerial 289/2019—, es una “explosión bonita porque logramos que nuestros educandos desarrollen sus habilidades profesionales en áreas de la producción y los servicios”, resalta la directiva.
Las experiencias de los ocho politécnicos holguineros inmersos en la estrategia son elocuentes. Hierrezuelo Romero subraya que en la institución Manuel Rojo Pérez, del municipio Rafael Freyre, se ofrecen servicios de belleza; mientras que en Cacocum es plausible el corte de tiro mecanizado de caña, tarea que cada año realiza un pelotón del politécnico Manuel Isla.
En el caso del municipio de Moa los estudiantes fabrican tornillos, clavos y carretillas entre otras piezas; en Mayarí se producen artículos de miscelánea para la cocina; y en Báguanos brindan servicios gastronómicos y otros vinculados a la fabricación de azúcar. En el centro insigne de la provincia, el Instituto Politécnico Calixto García, se reparan equipos de refrigeración.
Todo con el fin de unir lo útil a lo bello para esculpir la fuerza técnica del mañana “los estudiantes —destaca Ada Elvira—, adquieren las primeras habilidades dentro de la escuela y las calzan fuerte en las entidades productivas”.
Hoy, el escenario deviene mejoras sustanciales para el sector. Además son concretadas labores de impacto para la comunidad y las entidades, se generan ingresos que van al presupuesto del Estado y también a las cuentas bancarias de los politécnicos. De hecho, “del total del aporte económico logrado se han ingresado al presupuesto 578 mil 309 CUP, mientras que en las cuentas bancarias de los politécnicos hay 248 mil 703 CUP”, acotó.
Sin duda es una experiencia que ha dejado huellas en el estudiantado y se espera sume a sus filas a otros organismos. Una alternativa que se levanta como una importante vía para impulsar el desarrollo local, y reutiliza asimismo los ingresos para el mejoramiento de las instalaciones educativas.
Epílogo
No cabe duda: cada día la ETP se renueva, no solo con estrategias educativas acordes a los años que corren, sino como columna vertebral del desarrollo local, la soberanía productiva y la inclusión social. Desde las aulas, talleres y laboratorios, en cada rincón del país se forjan los profesionales que son respuesta de estos días y, al mismo tiempo, se construye la Cuba del mañana porque educar para el trabajo es también educar para la vida.

