HANOI.- La campaña del pueblo vietnamita en apoyo a la Isla, nombrada 65 Aniversario de la Amistad Vietnam-Cuba, ya acumula la colecta de unos 385 mil millones de dong, equivalentes a 14,5 millones de dólares, y está solo en su primera etapa.

La Sociedad de la Cruz Roja de Vietnam es la entidad encargada de organizar este tipo de acciones en este hermano país. Sobre el origen de la campaña y su desarrollo, conversa con el grupo de prensa de la Presidencia de la República, el compañero Nguyen Hai Anh, secretario general de la organización y su actual presidente interino, quien, además, cursó estudios en la Isla en los años 80.
«Esta es una campaña que surgió del corazón del pueblo vietnamita con motivo de los 65 años del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre nuestros dos países», dice.
«Los vietnamitas sentimos como un honor hacer algo para Cuba, porque Cuba ha hecho todo y mucho para Vietnam durante los tiempos difíciles. Entonces, sentíamos el deber de hacer algo bonito para Cuba y de ahí surgió la iniciativa».

«La campaña inició el día 13 de agosto de 2025, el mismo día del aniversario 99 del natalicio del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, un líder ejemplar para los vietnamitas. Y el pueblo reaccionó muy positivamente.
«A 30 horas de su inicio, ya habíamos logrado la meta inicial, que eran 65 000 millones de dong, unos 2 500 000 dólares, cómo símbolo del 65 Aniversario de las relaciones bilaterales.
En 48 horas logramos duplicarla. En cinco días el fondo recaudado superaba cinco veces lo propuesto. Y hoy, el 1 de septiembre, tenemos el honor de anunciar que la campaña ha logrado seis veces más que lo que nos plateamos inicialmente.
— Algo así debe haber generado más de un hecho conmovedor, trascendente, único.
— Hay muchos y muchos actos ejemplares en todo Vietnam, en todas las provincias, a mí una de las cosas que más me impresionó fue el de una niña de quinto nivel de la primaria, que entregó todos sus ahorros, cinco millones de dong vietnamita, para la campaña.
«Ella quiso decir a los niños de Cuba que supieran que ellos no están solos, sino que siempre los acompaña, con amor y cariño, el sentimiento de los niños vietnamitas».
— En los últimos años, Vietnam, el pueblo vietnamita y sus instituciones, ha desarrollado intensas campañas en apoyo a Cuba.
— Muchos ministerios y provincias de Vietnam han organizado diferentes campañas de ayuda a Cuba, sobre todo en alimentación, medicinas y en la agricultura, y en todas siempre hemos visto una gran participación del pueblo. Eso demuestra un cariño, un sentimiento muy profundo, una relación muy especial entre nuestros dos pueblos.
— ¿Están pensando en nuevas iniciativas de este tipo?
— La campaña 65 Aniversario de la Amistad Vietnam-Cuba sigue hasta el 16 de octubre, es decir, durará 65 días. Continuará en los ministerios, en las provincias, con actividades culturales y actividades en las escuelas y así promover más participación.
«Quisiéramos que cada corazón de Vietnam se sume a esta campaña, que la relación entre Vietnam y Cuba sea más estrecha, que el sentimiento y cariño del pueblo vietnamita llegue con todo el amor y cariño que siempre sentimos por Cuba».
Las relaciones entre Cuba y Vietnam se consolidan día a día
Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, rindió homenaje a Ho Chi Minh. Fue recibido por el Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, To Lam, en la sede del Comité Central de la organización, y por el Presidente de la República Socialista de Vietnam, Luong Cuong, en el Palacio Presidencial. Delegaciones sostienen conversaciones oficiales. Intercambio de nuevos acuerdos de colaboración.
HANOI.- Con un solemne y emotivo homenaje en el Mausoleo al Presidente Ho Chi Minh, donde depositó una ofrenda floral en nombre del pueblo de Cuba, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, inició la jornada del lunes en este hermano país.
El Jefe de Estado desarrolla desde el domingo una intensa agenda de trabajo en Vietnam, donde realiza una visita oficial y participará en las conmemoraciones por el 80 Aniversario de la Independencia de Vietnam, este 2 de septiembre, y por el 65 aniversario del establecimiento de las relaciones bilaterales.
Tras el tributo, el Secretario General del Partido Comunista de Vietnam (PCV), compañero To Lam, encabezó el recibimiento de Estado que se le dispensó a Díaz-Canel en los Jardines del Palacio Presidencial, desde donde ambos dirigentes se dirigieron a la sede del Comité Central del PCV para presidir las conversaciones oficiales de ambas delegaciones.
El líder vietnamita se congratuló por la estancia del Primer Secretario del PCC y recordó los entrañables lazos de amistad y solidaridad que unen a ambos partidos, gobiernos y pueblos, forjados por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el Presidente Ho Chi Minh y por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, rememoró.

To Lam resaltó la solidez de unas relaciones que se han mantenido y desarrollado de forma permanente y en los más difíciles momentos de las dos naciones, cuando se han brindado apoyo y ayuda, solidaridad y amistad que ahora se renueva en el ámbito de la cooperación económica.
El Presidente Díaz-Canel transmitió a To Lam un saludo del General de Ejército Raúl Castro Ruz, quien le envió felicitaciones por el 80 Aniversario de la Revolución de Agosto. E hizo un repaso de los «históricos lazos de hermandad y solidaridad» entre los pueblos de Cuba y Vietnam, cuya resistencia es un ejemplo para el mundo, dijo.
Son relaciones confirmadas en el tiempo —significó—, basadas en los lazos creados entre Fidel y Ho Chi Minh, el General de Ejército Raúl Castro Ruz y la actual dirección de nuestro país.

Díaz-Canel agradeció a To Lam por la invitación para participar en el 80 Aniversario de la Revolución de Agosto y la Declaración de la Independencia el 2 de septiembre de 1945, cuando Ho Chi Minh proclamó la victoria y el fin del colonialismo francés.
«Para nosotros es un honor y un deber acompañar a Vietnam en la celebración de hechos tan extraordinarios, que lo convirtieron en el primer estado obrero y campesino del sudeste asiático», dijo.
El Presidente cubano exaltó el entusiasmo, militancia y amor patrio del pueblo vietnamita. Hemos visto —señaló— cómo las calles de Hanoi están desbordadas de pueblo, imbuido por estas celebraciones tremendas.
Señaló así mismo que en estos días, él y la delegación cubana, por donde quiera que pasan, han estado recibiendo un tremendo afecto y cariño hacia la Revolución cubana, como les ocurrió —relató— este domingo en el Museo Histórico Militar.
Díaz-Canel ponderó la renovación e impulso a las relaciones y la cooperación bilateral a partir de la visita que hizo To Lam a Cuba hace un año, y ratificó la importancia de que ambos partidos comunistas estén fortaleciendo sus vínculos en todos los ámbitos.

Agradeció al PCV por las sistemáticas visitas de alto nivel que hacen a Cuba, y por la campaña de solidaridad que ha permitido recaudar en pocos días elevados montos de dinero como donación para el pueblo cubano, muestras —explicitó— del carácter entrañable de nuestras relaciones.
Enfatizó que el próximo año ambos países protagonizarán importantes celebraciones políticas, como los congresos de sus organizaciones partidistas, por lo que recomendó que al término de uno y otro, se realicen intercambios sobre lo acordado en ambos eventos de la militancia comunista.
En 2026 también se cumplirá, añadió, el 60 aniversario de la primera visita del General de Ejército Raúl Castro Ruz, quien en 1966 estuvo en Vietnam, cuando conoció personalmente a Ho Chi Minh, y compartió con un pueblo en lucha contra la ocupación yanqui. Fue este —sentenció— uno de los hechos más trascendentales en las relaciones de nuestros países.
El mandatario subrayó la decisión de ambos países de seguir consolidando y fortaleciendo la amistad y solidaridad, propósitos supremos que ambos pueblos atestiguan día tras día, ahora con la estancia de Díaz-Canel en Hanói.

La delegación cubana en las conversaciones entre las máximas autoridades partidistas estuvo integrada por los miembros del Buró Político, Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores, y el General de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
También participaron, Emilio Lozada García, jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Comité Central; y los ministros Oscar Pérez-Oliva Fraga, de Comercio Exterior, e Ydael Pérez Brito, entre otros dirigentes antillanos.
Al término del diálogo, To Lam y Díaz-Canel presidieron un intercambio de acuerdos y memorandos firmados en las áreas de la producción de arroz, la cooperación integral, la salud, la gestión documental y de archivos, y una nueva empresa mixta.
En la ceremonia se hizo la entrega simbólica de la primera parte de la campaña en apoyo a la Isla, 65 Aniversario de la Amistad Vietnam-Cuba, por la que ya se ha recaudado unos 385 mil millones de dong, equivalentes a 14,5 millones de dólares.
Cuba y Vietnam: dos corazones, un solo latido o 65 años de amor leal
Participaron los presidentes Miguel Díaz-Canel Bermúdez y Luong Cuong, en Acto central por el 65 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Vietnam. Se abarrotó el teatro Ho Guom con amigos y amigas de Cuba.
HANOI.- El moderno teatro Ho Guom, en el centro de esta ciudad, se llenó en la tarde de este lunes con amigas y amigos de Cuba de todas las generaciones, desde ancianos que lucharon en la guerra contra la ocupación yanqui; obreros, técnicos y especialistas que estudiaron en Cuba, hasta niñas y niños que a pesar de su corta edad llevan a la Isla de la Solidaridad en sus corazones.
Hanoi, como Vietnam entero, está de fiesta estos días. No hay calle, plaza, parque, fábrica, comercio que no esté adornado con hiladas de banderitas rojas de la estrella amarilla, la enseña nacional, intercaladas con banderitas rojas con la hoz y el martillo, el pabellón del Partido Comunista.

En los rostros priman las pintadas rojas, las estrellas amarillas y el icónico emblema comunista. Las vestimentas también son alegóricas a la fecha, con sus colores y símbolos, al igual que el tradicional Ao Dai, hermosa túnica, larga y estilizada, que las mujeres llevan sobre pantalones. Aunque por lo general no son rojas, sino blancas, recuerdan el sacrificio tremendo que este pueblo ha tenido que hacer durante siglos para conservar su cultura e identidad.
Desde hace varios días, miles de vietnamitas han viajado desde otras provincias del país para participar en las celebraciones, este 2 de septiembre, por el 80 Aniversario de la Independencia, de la victoria sobre el colonialismo francés. Duermen y pernoctan en lugares temporalmente acondicionados por ellos mismos en las aceras de las avenidas por donde avanzará el desfile principal.
En Vietnam se vive por estos días con un espíritu de fiesta y patriotismo. A él no ha podido escapar la delegación oficial cubana que participa de estas conmemoraciones y que está liderada por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Por donde quiera que pasan los cubanos, los transeúntes detienen la marcha para saludar alegres, con esa amplia sonrisa asiática que contagia y reconforta; lo mismo hacen muchos de los que van en motocicletas, a veces una familia de tres y hasta cuatro miembros, cuando llevan niños pequeños, y hasta abuelas también.
Fue ese sentimiento el que llenó la sala del teatro Ho Guom, donde en la tarde de este lunes se celebró el acto central por el 65 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Vietnam, y en el que participaron los presidentes Miguel Díaz-Canel Bermúdez y Luong Cuong y se disfrutó de una gala cultural protagonizada por la compañía Teatro Militar de Música y Danza.
En sus palabras a las amigas y amigos de la Isla reunidos para la conmemoración, Díaz-Canel subrayaría que entre «Vietnam y Cuba se ha forjado una relación tan excepcional, que ha superado las pruebas del tiempo y se ha convertido en referencia obligada de amistad y cooperación, particularmente en tiempos de enormes desafíos para la paz».
Es un nexo peculiar —dijo— que «trasciende formalismos y protocolos, porque nace y se afirma en tradiciones e identidades muy profundas».
El mandatario antillano habló de la «ejemplaridad de estas relaciones entre dos naciones del llamado Tercer Mundo, cuyos pueblos comparten ideales de independencia, soberanía y desarrollo con justicia social».

Hoy —afirmó— nuestros lazos se consolidan en todos los ámbitos, partidista, parlamentario, de defensa y seguridad, judicial, de las organizaciones obreras, de las mujeres, de los jóvenes comunistas y de la solidaridad.
En el acto también hizo uso de la palabra el Presidente vietnamita, Luong Cuong, quien recordó los especiales lazos que unen a ambos pueblos, distinguidos en la famosa frase de Fidel de que «por Vietnam estamos dispuestos a dar nuestra propia sangre». Es este un gesto —dijo— que ha marcado a nuestros dos países.
Como parte de la celebración entre dos naciones que, se dijo, «son dos corazones con un solo latido», en el teatro Ho Guom quedó inaugurada la exposición fotográfica Vietnam-Cuba: 65 años de amor leal, sobre la historia tejida entre ambos países.
Sin dogmas, con audacia y valentía, Vietnam demuestra que se puede avanzar
Así valoró Fidel la renovación o Doi Moi. Lo recuerda un cubano vietnamita que estudió y fue dos veces embajador en la tierra de los anamitas,en diálogo con el grupo de prensa de la Presidencia
![]()
Estudios Revolución
Fredesmán Turró González es un cubano vietnamita. Aunque sus documentos personales solo lo acrediten como cubano,él no duda en llamar a la tierra de los anamitas su segunda Patria. Allí llegó por primera vez en 1968 con 18 años de edad, convencido de que lo hacía para pelear en la guerra contra la agresión norteamericana que, justamente en aquel año, provocaba masivas y crecientes movilizaciones de protesta antimperialista por parte de las juventudes de todo el mundo.
Pero su destino sería otro. La misión de Fredesmán y el pequeño grupo de muchachos de su edad, enviados por Cuba, era estudiar el difícil idioma vietnamita y hacerlo conviviendo con su heroico pueblo. Para entonces, ya 23 jóvenes vietnamitas estudiaban español en Cuba,por una propuesta de Fidel a Ho Chi Minh,pensando en que fueran los futuros «embajadores de Vietnam en América Latina».
También Fredesmán desarrollaría una intensa vida diplomática en el sudeste asiático,con dos misiones en la tierra de Ho Chi Minh, donde llegó a vivir, en diferentes etapas, más de un cuarto de siglo y a dominar como propia la lengua vietnamita,lo que le otorgó el privilegio de traducir para Fidel durante varios años.
Cuando están a punto de cumplirse 65 años de relaciones diplomáticas entre sus dos patrias, convocamos memorias y reflexiones del embajador Fredesmán Turró, ya jubilado pero jamás alejado del amado Vietnam, dada su condición de vicepresidente de la Asociación de Amistad entre ambos países.

— ¿Cómo recuerda el 1968 y qué episodios de esa relación entre Cuba y Vietnam cree usted que determinaron la estrecha amistad entre ambos países?
—En 1968 llegamos a Vietnam un grupo de diez estudiantes que, según nos explicaría el comandante Julio García Olivera, entonces embajador allí, formábamos parte de un compromiso que había hecho con Ho Chi Minh, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, entonces comandante, cuando visitó Vietnam en octubre de 1966.
«En aquella época, Vietnam del Norte era constantemente bombardeado por la aviación norteamericana, por lo que durante una estancia de unos días en Hanoi, antes de ser evacuados a otra provincia —que hoy es parte de Hanoi—, nos dedicamos a comprar cosas necesarias, capas de agua, fósforos, velas…
«En provincia vivimos con los campesinos, gente muy pobre, por lo que nos llamó mucho la atención el cariño con que nos trataban y protegían. Ya las relaciones de Cuba y Vietnam eran, como han sido siempre, muy activas, muy estrechas. Cuba enviaba una ayuda anual de 10 000 toneladas de azúcar, médicos y algunos asesores; y en plena guerra se construyeron dos centros genéticos avícolas y un centro genético vacuno».
Pero los vínculos entre ambas naciones, también están marcados por episodios singulares que le otorgan un carácter especial a las relaciones oficialmente establecidas el 2 de diciembre de 1960.
Como uno de los grandes hitos de esa amistad, Fredesmán destaca la citada visita a Vietnam del entonces comandante Raúl Castro, quien llegó en octubre de 1966 a Hanoi junto al presidente Osvaldo Dorticós Torrado.

«Fue una visita extraordinaria —dice—. Hay documentos sobre los discursos, la bienvenida que hizo Ho Chi Minch a la delegación, la recepción. Fue realmente una visita muy, muy emotiva. En su discurso, Raúl diría que incluso Cuba estaría dispuesta a enviar voluntarios a combatir al lado de los vietnamitas.
-Siempre se ha lamentado en ambos países que Fidel y Ho Chi Minh no llegaran a conocerse personalmente…
«Fidel y Ho Chi Minch no se conocieron personalmente, pero te puedo decir que se admiraron y respetaron mutuamente. Ho Chi Minh tenía a Fidel en una alta estima, y Fidel, a Ho Chi Minh.
«Hay innumerables anécdotas que muestran el cariño, el respeto que se tenían», añade el entrevistado narrando historias vividas por varios testigos de aquella amistad. Y confirma que, efectivamente, el Comandante en Jefe le envió de regalo helado Coopelia al líder vietnamita y también especies de ranas toro para que el Tío Ho las criara en el estanque aledaño a la humilde cabaña donde vivía, en el área de servicios del Palacio Presidencial en Hanoi.
Pero el episidio más trascendente de esa amistad, lo protagonizaría Fidel en 1973. Fredesmán, testigo presencial de aquella histórica visita, la define como algo realmente extraordinario, en especial la llegada de Fidel hasta una colina situada en el Paralelo 17, a escasos kilómetros de la zona de combate y en un contexto internacional peligrosamente marcado por el golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile, del que había tenido noticias la delegación cubana mientras viajaba a Vietnam.
El Comandante en Jefe de la Revolución cubana se convirtió así en el primer político extranjero en visitar zonas liberadas del sur, a muy poca distancia del enemigo. Para los vietnamitas, la llegada de Fidel al lugar (actualmente marcado por un monumento a su memoria), su intercambio cercano con los combatientes y que ondeara orgullosamente la bandera del Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur, a pocos pasos del enemigo en tiempos de guerra, constituyó un extraordinario estímulo para los jóvenes combatientes y está registrado como un hecho relevante en la historia del país.
A su regreso a Hanoi, en la recepción de despedida que le ofrecieron los dirigentes vietnamitas, el Comandante en Jefe contó los detalles de su discreto viaje a la zona.
Lo más impresionante del relato es también parte de la historia común. En camino al lugar, la delegación cubana encontró a tres niños heridos, dos de ellos graves, por la explosión de una bomba antipersonal cuando se encontraban junto al camino laborando en la agricultura. Fidel ordenó a sus médicos atenderlos y luego llevarlos hasta un hospital de guerra cercano.

Esa visita de Fidel, acompañado por Pham Van Dong, a la zona de guerra, los vietnamitas la recuerdan con mucho agradecimiento y admiración por la osadía que tuvo el Comandante, porque aquello fue realmente peligroso, pero también por la decisión del líder cubano de que se construyera y donara a la zona, un hospital donado por Cuba, donde hoy prestan servicios galenos nuestros.
—Hay otro episodio que forma parte de la mística de la relación, entre nuestros dos países, la famosa frase de Fidel: «Por Vietnam estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre»
—No hay vietnamita que no conozca esa frase. Diría que en ella está la esencia, el espíritu de la hermandad entre nuestros dos países. Ellos la completan diciendo que «para los vietnamitas, ayudar a Cuba es un deber del corazón».
La frase de Fidel tiene su origen en el discurso que pronunció el 2 de enero de 1966, en la Plaza de la Revolución, en la celebración por el Séptimo Aniversario de la Revolución, donde expresó: «Porque al pueblo de Viet Nam estamos dispuesto a darle no ya nuestra azúcar, sino nuestra sangre, ¡que vale mucho más que el azúcar!». Pero más tarde, en 1969, en un Acto de Solidaridad con Vietnam del Sur, explicaría en profundidad lo que significaba la sentencia, que él mismo sintetizaría en: «Por Vietnam estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre».
—Hoy, además de esa amistad indestructible, Cuba mira hacia Vietnam con admiración, curiosidad e inspiración profunda. Vietnam salió de la guerra literalmente devastado. ¿Cómo pudo un país asolado por tres guerras, avanzar hasta convertirse en una de las economías más dinámicas de la región más dinámica del mundo?
—Después de 1973, Fidel visitó Vietnam en otras dos ocasiones, en diciembre de 1995 y en febrero de 2003. En 1995, en una nota al Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, Do Moi, felicitó a los vietnamitas porque sin dogmas, con audacia y con valentía, habían demostrado que se podía avanzar.
«No soy economista, me resulta difícil hablarte de medidas económicas, pero haciendo un poquito de historia, recordemos que en 1986, en el Sexto Congreso del Partido, los vietnamitas adoptaron un proceso que llamaron de Renovación».
Fue un proceso —recordó Fredesmán— en el que hicieron un análisis de lo hecho en economía hasta esa época y determinaron que habían cometido errores, sobre todo en la estrategia de desarrollo económico, al seguir un poco la política que habían aplicado los países socialistas europeos de avanzar hacia la industrialización, sin que ellos, los vietnamitas, ni siquiera, por ejemplo, tenían el conocimiento suficiente para organizar el trabajo de manera que pudieran manejar las nuevas fábricas con eficiencia.
«Llegaron a la conclusión de que primero habían sido voluntaristas y después habían entrado en un conservadurismo que los llevó a la inercia y por consiguiente a una profunda crisis económica y social. Entonces decidieron cambiar. Se puede afirmar que la Renovación fue una decisión estratégica en aras de salvar la revolución vietnamita.
«Adoptaron una economía de mercado con control estatal, no una economía de mercado salvaje, a la vez que se decidieron a mantener las políticas sociales. O sea, una economía de mercado con orientación socialista, donde no abandonaron a los más pobres, sino que se propusieron sacar al país de la pobreza, siempre con la filosofía asiática y el modo asiático de que se trata de “darte la vara y enseñarte a pescar, no de regalarte el pescado”.

«En las zonas pobres construyeron infraestructuras, electrificaron, aplicaron nuevas políticas para el campesinado y fueron a un proceso que ellos llamaron “de socialización de los servicios públicos, donde empezaron a cobrar, por ejemplo, la educación y la salud, con servicios subsidiados, pero con un aporte directo de la sociedad a esos servicios».
Vietnam —señala Fredesmán—, empezó con la Doi Moi en 1986 y ya en los años 90 se autoabastecía de alimentos. Una de las medidas iniciales de ese proceso de renovación fue liberar las fuerzas productivas y desarrollarlas, porque Vietnam venía de una economía feudal, había comenzado a construir una sociedad socialista a partir de una sociedad feudal. También desde el punto de vista teórico, se ubicaron en lo que ellos llamaron la etapa inicial del proceso de transición, no de construcción del socialismo».
—Vietnam también sufrió el bloqueo de Estados Unidos tras la victoria, por unos 20 años. ¿Cómo lograron romperlo?
—Estuvo bloqueado hasta el año 95. No fue tan rígido como el que hemos estado sufriendo nosotros, pero fue bloqueado.
«En 1994, ya Estados Unidos le permitió a sus subsidiarias en terceros países hacer comercio con Vietnam. Creo que le quitaron el bloqueo por varias razones. Primero, Vietnam ya comenzaba a avanzar, se había integrado a la comunidad de naciones del sudeste asiático, había adoptado una política de integración económica y de inserción en el mundo. En Vietnam, los estadounidenses también tenían más de 2 mil soldados desaparecidos y la presión en su país los obligaba a buscar sus restos.
Todo esto produjo un acercamiento en la época del gobierno de Clinton, quien cuando joven se había opuesto a la guerra de Vietnam. También —añade — contribuyó mucho el senador John McCain, quien fue un piloto derribado en Vietnam, y después, no sé si por arrepentimiento u otra cosa, jugó un papel fundamental en el proceso de normalización de las relaciones.
«Vietnam también es un país con mucha atracción, tiene muchos recursos naturales y no es un mercado pequeño. Entonces, todo eso condujo a un proceso de normalización de las relaciones».
—El proceso vietnamita no ha estado exento de contradicciones, de problemas, como la corrupción; sin embargo, el Partido Comunista de Vietnam ha sabido liderar al país y «domesticar» el mercado…
—Diría con toda honestidad que el Partido Comunista Vietnamita es la garantía de todo este proceso, tiene un gran prestigio, una gran autoridad. Hasta el sector privado tiene en el Partido la garantía de que su actividad va a ser estable. El Partido es clave y todas las victorias de Vietnam han estado asociadas a la dirección del Partido, en la guerra y después, ahora, en el desarrollo.

—¿Cuánto del pensamiento de Ho Chi Minh queda vivo en ese Partido?
—Ho Chi Minh está vivo. El pensamiento de Ho Chi Minh sigue siendo la guía del Partido. Vivió otra época, por supuesto, pero Ho Chi Minh luchó por un Vietnam como el de hoy, que no es, como el quería, un Vietnam diez veces más hermoso, es un Vietnam muchas más de diez veces más hermoso que el que él soñó en su época.
—Volviendo a las relaciones bilaterales. Sin dudas, la visita en septiembre del pasado año del Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, To Lam, a Cuba reforzó la entrañable amistad y la cooperación entre nuestros dos países…
—Como política, Vietnam generalmente nos envía todos los años, más allá de las delegaciones de los diferentes organismos, a dos miembros del Buró Político del Partido. Lo hacen por la importancia que ellos le conceden a nuestras relaciones.
«En los últimos años, Vietnam ha sido fundamental para vencer, para superar las dificultades que tenemos en Cuba. Como sabemos, es el segundo inversor en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y el segundo socio comercial de Asia.
«Nos ha ayudado y nos ayuda en varios proyectos que son claves, como en la siembra de arroz, de maíz; sus empresas en la ZEDM producen artículos de primera necesidad. En fin, creo que nuestras relaciones siempre han sido estrechas, avanzan, y cada día hay nuevos proyectos que son cada vez más importantes».
—Usted ha aclarado que no es economista, por lo que no hará un análisis desde lo económico, pero desde su larga experiencia de trabajo con los vietnamitas, por su profundo conocimiento de la historia, la cultura, la idiosincracia de ese país, ¿cómo debería actuar Cuba, en especial el empresariado cubano, para afianzar y avanzar más en unas relaciones que tienen un potencial tremendo?
—Creo que tenemos que tener más iniciativas, ser más creativos. Es cierto que hoy en día uno de los problemas más serios que tiene Cuba es el de las finanzas. Todo tipo de negocios lleva dinero, y las empresas vietnamitas, incluidas las públicas, funcionan con normas, con ley de empresa, incluida la bancarrota; o sea, no pueden funcionar con pérdidas. Lo del financiamiento creo que es la mayor dificultad, pero creo que nosotros podemos ser más activos y tener un poco más de iniciativa en ese tema.
«También hay que tener en cuenta que cualquier empresa cubana que vaya a Vietnam a hacer negocios, debe saber que es una economía donde se alienta y prevalece la competencia. Si una empresa cubana va a ir, por ejemplo, a vender café —que no es el caso—, tiene que saber que deberá competir con varias marcas de café vietnamita, incluidas marcas de café extranjera. Si llevas un medicamento, igual. Y ellos nunca van a ir en contra de sus propias leyes.
«La compra de medicamentos en Vietnam es por licitación; tienes que ir a un proceso de licitación, y, esto no es secreto para nadie, esas licitaciones a veces las ganan las grandes transnacionales farmacéuticas, que dominan el comercio global.
«Es decir, tenemos que ser creativos, tenemos que tener iniciativa para ver cómo penetramos ese mercado, porque el mercado vietnamita es hoy un mercado igual que cualquier otro mercado en el mundo».








