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Cargando...“Cada metro de parque público que se hace desaparecer o que no se construye es salud, es vida que se quita a los habitantes y visitantes de nuestra capital. Bien está el bosque y es necesario, pero tan indispensable son, como él, o tal vez más, los parques repartidos por toda la ciudad, sus barrios y repartos. (…) cualquier vecino, por desastrosa que sea su situación económica, puede tomarse unas horas de expansión en el parque de su barrio. Y lo mismo decimos de los niños que, sin necesidad de familiares que los acompañen, pueden ir a jugar y a respirar aire puro y saludable en el parque cercano a su casa, parques, donde, desde luego, deben existir árboles, asientos, luz y no, como hoy en día, solo manigua, cemento, tierra y oscuridad” (*).
Estas palabras escritas por Emilio Roig de Leuchsenring (La Habana, 23 de agosto de 1889 – La Habana, 8 de agosto de 1964) expresan la preocupación del entonces Historiador de la Ciudad de La Habana con una política urbanística que tuviera en cuenta el medioambiente como parte indisoluble del bienestar humano.
Precisamente ese compromiso del fundador de la OHCH con la Naturaleza y cómo devino educador ambiental desde su tribuna fue tema seleccionado por el Archivo Histórico y la subdirección de Patrimonio Documental para honrar, a través de una exposición, la memoria del prestigioso intelectual en el mes de su natalicio y muerte.
“La muestra Emilio Roig en defensa de la Naturaleza ofrece una mirada inédita al legado del primer Historiador de la Ciudad (1935-1964) a través de documentos poco conocidos se revelan aspectos fundamentales de su pensamiento vinculados a la protección del medio ambiente”, expresó la curadora Natacha Moreira Lino
“Roig denunció la tala indiscriminada y abogó por la protección del arbolado que se encontraba en parques, calles y paseos. Desde su sección “Habladurías” —firmada como “El Curioso Parlanchín” en la revista Carteles—, libró campañas contra quienes dañaban la vegetación, exigiendo sanciones severas para quienes atentaran contra su belleza, materiales que nos descubren su pensamiento ecológico pionero”, afirmó la también especialista del Archivo Histórico y estudiosa del legado del importante historiador, etnólogo, periodista y patriota cubano.
Integran la exposición siete carteles informativos y pantallas digitales diseñadas por Catherine Álvarez García en las que se exhiben valiosos documentos de la Colección Facticia de la Biblioteca Histórica Cubana y Americana “Francisco González del Valle”, así como fotografías del fondo Emilio Roig de Leuchsenring de la Fototeca Histórica.
Entre las imágenes aparecen fotografías del 24 de febrero de 1928 cuando se plantó la ceiba del Parque de la Fraternidad Americana y se terminó de colocar la verja que la protege. Ese día el árbol fue abonado por representantes de los países de la región con tierra traída de sus respectivas naciones. El acto tuvo como contexto político la celebración en La Habana de la vi Conferencia Internacional Americana.
Moreira Lino destaca además la presencia en este homenaje de registros documentales de algunas de las excursiones organizadas por Roig para los delegados a los Congresos Nacionales de Historia. Esos recorridos incluyeron sitios históricos y naturales, como el Valle de los Ingenios, el río Guaurabo, así como cuevas y paisajes del maravilloso entorno natural que conminaba a proteger. Como parte de ese testimonio sobresale la visita al poblado de Jovellanos, en Matanzas, junto a Antonio Núñez Jiménez, entonces presidente del Instituto Nacional de Reforma Agraria.
La inauguración de Emilio Roig en defensa de la Naturaleza tendrá lugar el viernes 22 de agosto, a las 10:00 a.m., en la Sala de la Diversidad que tiene por sede a la Sociedad Civil Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente (calle Amargura n.º 60, bajos, entre Mercaderes y San Ignacio, La Habana Vieja). La muestra permanecerá abierta al público hasta el mes de noviembre.
(*) Tomado de la versión digital realizada por la Subdirección de Patrimonio Documental de la OHCH de la Colección Facticia de Emilio Roig de Leuchsenring, Tomo 5, Árboles
