Un coloquio sobre la vigencia del pensamiento del líder histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en ocasión de conmemorarse el aniversario 99 de su nacimiento este 13 de agosto, tuvo lugar en el Centro Fidel Castro con la presencia de cuadros, fundadoras de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y dirigentes de base de la organización femenina en los municipios capitalinos de Plaza de la Revolución y Playa.

Anieska Fernández del Monte, miembro del Secretariado Nacional de la FMC, afirmó que el encuentro era también momento de homenaje por el aniversario 65 de la organización, y el 95 cumpleaños de la eterna presidenta de la FMC, Vilma Espín.
Prestigiosas cubanas contaron anécdotas vinculadas con Fidel. La primera panelista, fue la combatiente de la lucha clandestina y el Ejército Rebelde, Georgina Leyva Pagán, quien fuera esposa del desaparecido Comandante del Ejército Rebelde Julio Camacho Aguilera. “En fecha como esta, en 1958, conocí a Fidel en la Sierra Maestra, pero parecía que nos conocíamos hacía muchos años.

“Ya él sabía quiénes éramos nosotros. Nos puso la mano en el hombro y preguntó: ‘¿Cómo están?’. Eso lo hace uno con un hermano. Y yo vi a Fidel en aquel momento como mi hermano de lucha, de sacrificio, de entereza, de patriotismo.
“Desde aquel momento, cada vez que nos veía nos daba un abrazo y decía: ‘Mira quiénes están aquí’. Hay gestos en la vida de las personas que se van metiendo en el corazón, y siempre han marcado pautas”, afirmó.
Se refirió a cómo Fidel les dio a las mujeres la oportunidad de estar presentes en la lucha armada y aprobó el 4 de septiembre de 1958, en la Sierra Maestra, la idea de crear el pelotón femenino que se identificaría con el hombre de Mariana Grajales.
Consideró que el empoderamiento alcanzado por las mujeres hoy, lo dio la Revolución hace muchos años. “La Federación todavía tiene batallas que librar, tenemos que librar batallas ideológicas y prácticas”, aseveró.
Resaltó la importancia del Centro Fidel Castro y lo catalogó como monumento simbólico, de gran valor y prestigio, donde se va acumulando toda la sabiduría que existe en el país. “Va a ser para las nuevas generaciones un caudal infinito de sabiduría, de experiencias. La juventud tiene que venir por sus propios pasos a beber en este centro, y ver quién era Fidel y cómo pensaba. Cada uno de nosotros vio a Fidel desde su prisma, desde inteligencia, desde su sentimiento”, acotó.
Convencido de la victoria
Nélida Quintero, quien durante años se desempeñó como secretaria general de la FMC en La Habana, estuvo muy vinculada la Batalla de Ideas impulsada por Fidel y que se inició el 5 de diciembre de1999 con el propósito de traer de vuelta a la patria al niño Elián González.

En ese sentido, rememoró las marchas realizadas para exigir al gobierno estadounidense que devolviera al pequeño. “Fidel las veía todas por la televisión, y se percató de la gran presencia de mujeres, abuelas, niños…Finalmente, en coordinación con Vilma, surgió la idea de hacer la Marcha de la Mujeres.
“Esa noche, Fidel nos estaba esperando, y recuerdo que me preguntó cómo yo veía los preparativos de la movilización; él tenía confianza en el impacto de esa marcha. Le comenté todo lo que habíamos hecho, del apoyo de todas las organizaciones políticas de masas. Entonces, me preguntó si estaba dispuesta a ir a la emisión final del noticiero para hablar.
“Nos dijo: ‘Yo los voy a estar mirando por una ventanita’. Para él fue muy impresionante observar a las 200 mil mujeres en la marcha, estaba convencido que después de aquella demostración, lo que quedaba era el regreso de Elián”, añadió.
En su intervención se refirió al libro Mujeres y Revolución, recopilación realizada por Yolanda Ferrer y Carolina Aguiar Ayerra. “El libro es una joya y las invito a leerlo, recoge los discursos de Fidel desde 1959 hasta el 2005.
En esos documentos se encuentran la esencia de las consideraciones de Fidel acerca de la participación de la mujer en la Revolución.
Fidel era y es una inspiración
Muy amena resultó la intervención de la otrora voleibolista Margarita Mayeta, Gloria del Deporte Cubano y quien representó a a la primera generación de Morenas del Caribe.

Natural de San Luis, en Santiago de Cuba, recordó sus inicios como atleta, su participación en los Primeros Juegos Deportivos Escolares, en 1963 y en muchos otros eventos, que la llevarían a convertirse en medallista de oro de los Juegos panamericanos de Cali 1971.
“La primera vez que vi a Fidel fue en 1964, pero fue a distancia. Ya en 1965, soy integrante de la preselección nacional de voleibol y en 1970, en los Juegos Centroamericanos celebrados en Panamá, arrasamos, y cogimos medalla de plata.
“Fuimos y regresamos en barco. Recuerdo que estábamos bailando con la orquesta de Pacho Alonso, y de pronto, vemos a algunos corriendo. Una gritó que venía un tiburón porque algo se agitaba en el agua. ¡Y eran las torpederas! Ahí venían Fidel, Almeida… que nos fueron a recibir.
“En 1971, estábamos en Colombia, en los Juegos Panamericanos. El presidente del Inder en ese entonces, llamó a los capitanes de los equipos, para hablar con el Comandante. Cuando me correspondió, me preguntó qué íbamos a hacer. Yo le dije, que íbamos a ganar, que esa medalla era para él. Él me respondió: ‘Capitana, usted sabe lo que dice’.
“Fui corriendo para donde estaban mis compañeras, y les comenté: ‘en tremenda candela nos hemos metido, dice Fidel que hay que llevar para Cuba el oro’. Me dijeron que, si no le había explicado la situación, que yo estaba loca. Ahí sudamos, decíamos, aquí no se puede perder… esa fecha coincidía con el cumpleaños de Fidel. Ese día cogimos la medalla de oro y se la trajimos al Comandante. Fidel era una inspiración y lo sigue siendo”, concluyó.
Ser fidelista es ser revolucionario
“Yo digo que ser fidelista es ser revolucionario, no se puede ser revolucionario en Cuba sin ser fidelista”, afirmó Belinda Sánchez Ramírez, directora de inmunología del Centro de Inmunología Molecular y miembro del Comité Nacional de la FMC.

“Desde niña, yo creía que Fidel era mi abuelo, él era parte de la familia”, apuntó.
La reconocida investigadora afirmó que su primer encuentro con Fidel ocurrió en sus estudios universitarios mientras estaba en un campamento agrícola. “Yo estaba al frente del campamento. Era domingo, y muchos se habían ido por sus medios, porque al día siguiente ya partíamos. De pronto llegaron al cubículo y nos dijeron: ‘¡Corran que ahí está el Comandante!’ Tremendo zafarrancho se formó. Verlo fue muy impactante, era gigante, enorme… los profesores me decían que hablara, pero me quedé muda, no podía. Me costó trabajo empezar, pero cuando comencé, le hablé de lo que hacíamos y de todo lo que estaba mal.
“Le empecé a dar quejas, y es que cuando se veía a Fidel, parecía que él tenía la solución de todo, donde quiera que la gente veía un problema, decía, ojalá Fidel pasara por aquí”, refirió.
“Por su visión, en pleno Período Especial, en 1994, se inaugura el CIM. El Comandante pensaba largo, con la visión de que podíamos llegar a donde quisiéramos, solo que había que proponérselo. Esa forma de actuar fue lo que hizo posible que cuando llegara la pandemia, pudiéramos responder de la manera en que lo hicimos. Cuando la pandemia, Fidel no estaba y estaba porque volvió a salvar a la Revolución, si no hubiéramos tenido todos esos centros, no podríamos haber logrado esas vacunas”.

Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.


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