

No avisó previamente. Tampoco había señales ni movimiento que delatara su posible visita. La rutina de ese 21 de septiembre de 1990 en el periódico Trabajadores era la de siempre. Incluso buena parte del colectivo se fue temprano porque las páginas estaban terminadas. Solo quedaban alrededor de 15 personas cuando Fidel llegó pasadas las diez de la noche.
Entró al Poligráfico Granma y subió por el mismo ascensor pequeño que usamos hoy. Se bajó en el cuarto piso y en la puerta de cristal el nombre del periódico le indicó el camino. Rápido se adelantaron los escoltas y cuando ya el director de entonces, Jorge Luis Canela, se disponía a saludarlo, Fidel estaba dentro, en el pasillo mirando unas fotos que sobre una pared mostraban a obreros en plena faena.
Con la voz de quien no quiere interrumpir la dinámica de la jornada dominical, solo pidió conversar un rato con la dirección acerca de la reducción del personal del colectivo, pues el período especial en que entraba la economía obligaba a pasar a semanarios algunos periódicos diarios como Trabajadores.
¿Cómo se les había explicado eso a los afectados? ¿En qué medios de prensa serían reubicados? ¿Qué papel había jugado el sindicato en ese proceso? ¿Se fue todo lo persuasivo y sensible que ameritan estos casos?
Cuenta Canela que la batería de interrogantes estaba dirigida a la preocupación humana, a la idea de no perder la unidad dentro del colectivo y entender que el periodismo cubano había que defenderlo por encima de todas las necesidades económicas que nos iba a dejar el derrumbe del campo socialista y la desintegración de la Unión Soviética.
En la propia oficina de la dirección se generó aquel diálogo. A un lado, en el sofá, el Comandante en Jefe, del otro, Canela, el director, y Lázaro Mujica, subdirector editorial. Una imagen fotográfica documenta ese momento. Sin embargo, lo que poco se ha contado de aquella visita es que sin salir todavía del lugar, varios compañeros que trabajaban esa noche, correctores, diseñadores, periodistas y fotógrafos se apostaron fuera de la dirección para saludarlo.
Por supuesto, Fidel dio la mano a cada uno. Explicó el objetivo de su estancia allí esa noche, al tiempo que hacía sus acostumbradas preguntas y reiteraba lo que había dicho tres años antes al periodista italiano Gianni Miná en una entrevista: · (…) mi lectura preferida en horas de la noche es el periódico de los trabajadores. (…) recibo más información por esa vía que por informes oficiales”.
El sello de aquella primera visita (a la semana volvió, pero más breve e igual de improviso) quedaría grabado en una foto justo frente a los ascensores. Cada uno de los trabajadores que aparecen en ella la conserva como un preciado tesoro. Y si tuviéramos que ponerle título a la imagen, lista para publicar, nada mejor que parodiar la canción popular: ¡Y en eso llegó Fidel!.

Fidel en TRABAJADORES
La lista de visitas oficiales, ya fueran de Estado o solo de trabajo, realizadas por Fidel a diferentes países superan ampliamente el centenar, incluso si comenzáramos a contar a partir del 6 de junio de 1970, cuando nació el periódico TRABAJADORES.
A propósito del aniversario 55 de su fundación decidimos dar una mirada a las coberturas que de esos viajes realizaron nuestros colegas de entonces. Desdichadamente no fueron muchas pero las que constan en los archivos confirman la valía de firmas como las de Juan Dufflar Amel (1934-2020), uno de los fundadores; Ernesto Montero Acuña (1943-2020) y Edda Diz Garcés, Premio Nacional de Periodismo José Martí que hoy disfruta de su merecida jubilación.
- El corazón de Cuba y Puerto Rico
- Cálida bienvenida a Fidel en Qatar
- La sangre generosa de Vietnam se está convirtiendo en prosperidad para su pueblo
- Documentar el instante
El corazón de Cuba y Puerto Rico
Ernesto Montero Acuña, publicado el 31 de agosto de 1998
Dolores Rodríguez de Tió, poetisa puertorriqueña fallecida en La Habana, escribió estos versos martianos que expresan una relación esencial: «Cuba y Puerto Rico son/ de un pájaro las dos alas/ reciben flores y balas/ en el mismo corazón».

Sus versos han sido muy evocados en estos días de pleno reencuentro oficial, podríamos decir, entre cubanos y dominicanos. «Ese corazón del que habla la poesía es República Dominicana, como parte de las otras dos islas», expresaron diversas personalidades dominicanas, escribieron los periodistas y reflejaron los discursos, todos con elocuente admiración.
La historia demuestra que esta percepción posee un alto grado de certeza, pues Santo Domingo ha sido como el pontón —de cruce o permanencia— y el asidero de nuestros próceres. Es como si habláramos de tres pueblos con distintos territorios, pero con la misma identidad.
En días de emociones auténticas en Santo Domingo, sobrevino varias veces esta reflexión sobre algo que ni el mar ni la fuerza han podido desnaturalizar.
Andar por Santo Domingo es como hacerlo por Cuba. Tanto nos parecemos, no solo físicamente, que muchos y en muchos sentidos pensamos igual. Quizás el tráfico sea más congestionado y el comercio más abigarrado, pero el hombre o la mujer somos los mismos, viviendo realidades distintas.
Posiblemente para un habanero o un camagüeyano, el dominicano sea un poco más oriental, por la piel y por su hablar santiaguero o guantanamero, pero nada más. Hasta la música que escuchamos es prácticamente la misma, aunque pienso que ellos son más tradicionalistas en este campo, lo que a mi juicio los enaltece y fortalece su arraigo. Quizás se escuche tanta música cubana como en Cuba, como reflejo de parecidos sentimientos.
Las emociones ante los mismos valores son perfectamente equiparables. Recuerdo que cuando esperaba el arribo de Fidel al aeropuerto internacional Las Américas, a mi lado se encontraba un compatriota dominicano moviéndose ansioso, daba pasos hacia un lado y hacia otro, sudando abundantemente bajo nuestro mismo sol tropical. Y de pronto dijo, cuando descendió del avión: «Veinte años esperando el momento y al fin llega este hombre».
No expresaba el más mínimo irrespeto, sino toda su admiración contenida. No sé si percibí bien la humedad de sus ojos, pero su emoción era enorme. Minutos después, Fidel también confesaba que había cumplido un sueño de toda la vida. Son efectos de la identidad, del sentimiento recíproco, de los valores comunes…
Fidel es una de las personas más admiradas y reconocidas en el mundo, pero siento que este es uno de los dos lugares donde más se le quiere. El otro es Cuba.
Durante el agradecimiento por la imposición de la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado Gran Cruz Placa de Oro, él también evocó a «las tres Antillas que han de salvarse juntas, o juntas han de perecer, las tres vigías de la América hospitalaria y durable, las tres hermanas que de siglos atrás se vienen cambiando los hijos y enviándose los libertadores, las tres islas abrazadas de Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo», como hace más de cien años dijo Martí. Por eso al Apóstol se le quiere como el dominicano que él reconoció ser, o como cubano, sin egoísmo.
Sobre Puerto Rico solo quiero decir que a más de un colega le escuché inquirir, en nutridas conferencias de prensa, por qué no tiene derecho a integrarse al CARIFORO y a participar en él, lo que se hacía como reconocimiento y defensa de su condición, de su pertenencia geográfica y, sobre todo espiritual y cultural, al alma latinocaribeña.
La respuesta se ha enfilado siempre en el mismo sentido: los norteamericanos lo impiden, de una u otra maneras, desde hace casi cien años. Pero lo que nadie puede impedir es que Eugenio María de Hostos fuera puertorriqueño-dominicano, ni Máximo Gómez dominicano-cubano, o al revés; ni Martí cubano-dominicano-puertorriqueño —latinoamericano universal—, ni Mella descendiente directo de dominicano, ni Pablo de la Torriente Brau nacido puertorriqueño y muerto cubano, en España.
No se podrá arrancar la raíz común, ni puede impedirse que se sienta a Fidel Castro como el continuador de aquellos próceres, con méritos que trascienden la frontera regional.
No niego que evoco con pasión los hechos vividos en estos días, junto a los que llamo «cubanos de acá»… Pero, estando en Santo Domingo, es muy difícil dejar de sentirse dominicano.
O también puertorriqueño… o el cubano que soy.
Cálida bienvenida a Fidel en Qatar
Juan Dufflar Amel, publicado 14 de mayo del 2001
Con un afectuoso abrazo, su Alteza Jeque Hamad bin Khalifa AlThani, Emir del Estado de Qatar, tributó una cálida bienvenida al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien procedente de Malasia arribó este domingo a la 1:15 p. m. (hora local) (6:15 a. m. hora de Cuba) al aeropuerto internacional de Doha, la capital, para cumplimentar una visita oficial y amistosa de tres días a esta nación árabe del Golfo Pérsico.

Acudieron también a la terminal aérea a saludar a nuestro Comandante en Jefe, su Alteza Jeque Jassim bin Hamad Al Thani, Príncipe Heredero, su Alteza Jeque Abdullah bin Khalifa Al Thani, Presidente del Consejo de Ministros, su Alteza Jeque Muhammed bin Khalifa Al Thani, Vicepresidente del Consejo de Ministros, el Presidente del Consejo Consultivo, y Jorge León Cruz, embajador cubano en Qatar, quien integra, además, la delegación presidida por el Jefe de Estado cubano.
Tras escuchar los himnos nacionales de los respectivos países, Fidel, en compañía del Emir de Qatar, pasó revista a la compañía de ceremonias, formada marcialmente en la pista del aeropuerto, en honor al distinguido visitante.
En el salón de protocolo presidencial del aeropuerto, Fidel y el Emir de Qatar saludaron a los ministros del Estado y otras personalidades y a los miembros de la misión diplomática cubana en Qatar.
En horas de la noche, nuestro Comandante en Jefe asistió a la cena oficial ofrecida por su Alteza el Emir en honor del excelentísimo huésped, en el Palacio de Wajbah.
Este lunes, segundo día de su visita, tendrán lugar las conversaciones oficiales, presididas por ambos mandatarios, en las oficinas del Emir, y el líder de la Revolución cubana visitará la zona de Ras Laffan, uno de los centros productores de gas natural más grandes del mundo y concederá una entrevista al canal de TV Al-Jazera.
La visita oficial y amistosa que por primera vez realiza nuestro Comandante en Jefe a un país del Golfo Pérsico y su reencuentro con su Alteza el Emir de Qatar, quien visitó a nuestro país el pasado septiembre, es considerada como un importante acontecimiento en las relaciones bilaterales entre ambos Estados, la cual contribuirá a fortalecer más aún los lazos de amistad y colaboración existentes entre nuestros pueblos y Gobiernos, caracterizados por los vínculos de afecto entre Fidel y el Emir de Qatar.
¡Bienvenido, Fidel!
Si todos los medios de prensa escrita y espacios televisivos de Qatar informaban este domingo acerca de la visita oficial de tres días del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en cumplimiento de una gentil invitación de su Alteza Jeque Hamad bin Khalifa, Emir del Estado, la noticia se anticipaba a la población de Doha, la capital, por la profusión de banderas cubanas y qataríes desplegadas a lo largo de las amplias y hermosas avenidas de la ciudad, y en el camino que conduce al aeropuerto internacional.
En los lugares más céntricos, y en las vías de acceso a la capital, los carteles de bienvenida en árabe y español aumentaban las expectativas ciudadanas sobre la presencia del líder de la Revolución cubana en este país.
En un previo y amplio recorrido efectuado en horas de la mañana del sábado por diversos lugares de esta ciudad, los periodistas acreditados para reportar la visita del Presidente cubano pudimos comprobar el cálido sentimiento de admiración y simpatía hacia nuestro Comandante en Jefe, tanto en los qataríes como en numerosos inmigrantes extranjeros que aquí laboran.
En las declaraciones de muchos de los árabes o ciudadanos de otros países, a quienes entrevistamos, el concepto de que “consideramos muy buena esta visita”, se reiteró en varias oportunidades. «Castro es muy buen hombre», dijo una de las personas abordadas en una céntrica calle comercial de la capital. Las expresiones resumen su identificación con el líder revolucionario y con la justa causa que defiende el pueblo cubano.
Es tan sorprendente y hermosa la moderna arquitectura árabe de la ciudad de Doha, capital del Estado de Qatar, que por su esplendor bien pudiéramos calificar a este país de Perla del Golfo Pérsico, celosamente guardada por un mar de verde y azul luminiscencia. Su estilo arquitectónico, sin perder los elementos de una cultura milenaria, la distingue hoy por la avanzada modernidad de su diseño, de otras capitales del mundo árabe. Los qataríes se sienten orgullosos de que en los planes de renovación de su país, las costumbres milenarias se conjuguen con el presente en completa armonía.
Qatar es algo más que una ciudad bellamente diseñada, es un Estado donde lo económico y lo social se identifican en los esfuerzos que realiza el Gobierno monárquico por desarrollar la nación y el bienestar de sus ciudadanos.
La sangre generosa de Vietnam se está convirtiendo en prosperidad para su pueblo
Edda Diz Garcés, publicado el 11 de diciembre de 1995
Después de 22 años de su visita en plena guerra a las zonas liberadas del sur, el Comandante en Jefe Fidel Castro arribó a esta parte del país en su tercer día de estancia en Vietnam. Al propio avión que lo condujo desde Hanói subieron a recibirlo Vo Tran Chi, secretario general del Partido en Ciudad Ho Chi Minh; Truong Tan Sang, presidente del Comité Popular, Pham Chanh Truc, presidente del Consejo Popular; y Sicilia Fernández, cónsul general de Cuba aquí.

La bienvenida oficial se efectuó después en el majestuoso Palacio de la Reunificación, que fue sede del gobierno títere saigonés, sobre el que ondeó victoriosa la bandera del Frente Nacional de Liberación el 30 de abril de 1975, exactamente a las diez y treinta de la mañana. En 1976 se firmó en uno de sus salones el acta para la reunificación del país.
Al hablar en la recepción, Fidel sostuvo que se cumplieron los sueños de Ho Chi Minh cuando dijo que nada es más preciado que la independencia y la libertad. “El porvenir, decimos hoy con más convicción que nunca, es del socialismo, otros se derrumbaron —añadió— pero nosotros seguiremos resistiendo, y ya comenzamos a avanzar”.
Recordó los momentos difíciles de la guerra y dijo que hoy la sangre generosa de Vietnam se está convirtiendo en prosperidad y felicidad para su pueblo. Siempre tuvimos confianza en que Vietnam saldría victorioso de la guerra —señaló— y en aquellos tiempos y en los actuales, pensamos siempre que en cualquier circunstancia, Vietnam y Cuba estarán juntos.
En la actividad participaron decenas de héroes de la guerra y familiares de mártires, así como otros vietnamitas que conocieron a Fidel en su visita en 1973 y querían volver a verlo. Antes de la recepción, nuestro Comandante en Jefe sostuvo un encuentro con Nguyen Van Linh, asesor del Comité Central del Partido en el sur y uno de los artífices del proceso de renovación económica iniciado por acuerdo del VI Congreso del PCV en 1986.
En la obra del siglo
En la mañana dominical, antes de dejar Hanói, Fidel visitó la hidroeléctrica de Hoa Binh, acompañado por Do Muoi, secretario general del Comité Central del PCV, con quien se trasladó en automóvil desde la capital en un trayecto de más de 70 kilómetros.
La planta generadora se puso en marcha total en 1994 con capacidad de mil 920 megawatts, la mayor del país y del sudeste asiático, fruto de la colaboración con la antigua Unión Soviética. El autor de la denominada obra del siglo en Vietnam, Pavel Timofuvich Bogachenko, saludó efusivamente al líder cubano, se mostró emocionado «por conocer a este hombre legendario», y dijo que si en Cuba hubiera ríos como acá él diseñaría una hidroeléctrica para la Isla con mucho gusto.
Esta central gigantesca produce más del 40 % de la energía que consume el país, el cual cuenta con cinco instalaciones más y prevé construir otra aún mayor en la parte norte, según explicó el director de la Hoa Binh, Vu Duc Quynh.
El Comandante en Jefe atravesó el túnel de unos 300 metros hasta el área de los turbogeneradores y el puesto de mando donde se interesó por detalles sobre el funcionamiento de la planta. Fidel expresó que es un privilegio disponer de instalaciones como esta, pues sin electricidad no hay desarrollo industrial ni social. Apuntó que en Cuba se está construyendo una Central Electronuclear con capacidad similar, mientras se buscan fórmulas de colaboración con varios países.
Visitará hoy túneles de Cu Chi
Para hoy lunes está prevista una visita al sistema de túneles de Cu Chi, una impresionante obra de ingenio y valor que explica las razones por las cuales este pueblo pudo vencer la agresión norteamericana. Son 250 kilómetros bajo tierra, con tres niveles de profundidad, el primero a tres metros, el segundo a seis y el último de ocho a diez metros. Aquí se desarrollaban las actividades guerrilleras, tenían depósitos de armas y víveres, nidos de combate y hasta un hospital.
También irá el Jefe de la Revolución al central Nouc Trong, en la provincia de Tay Ninh, donde un grupo de cubanos que participaron en el montaje y puesta en marcha del ingenio hace más de tres años, ahora concluyen ampliaciones para duplicar la capacidad de molida.
Convenios de suministro de arroz
En los dos primeros días de la visita oficial y amistosa que realiza Fidel a Vietnam por invitación del secretario general del PCV Do Muoi, el Comandante en Jefe rindió homenaje a los héroes y mártires de las luchas por la independencia y la reunificación y al presidente Ho Chi Minh, hombre extraordinario al que no pudo conocer en vida y que ahora, al entrar en el mausoleo donde reposa su cuerpo, tuvo por primera vez frente a frente. Fue un momento irrepetible.
Sostuvo, asimismo, un emotivo encuentro con Pham Van Dong, asesor del PCV, quien manifestó su infinita emoción al encontrarse con Fidel. Después de las conversaciones oficiales, que se prolongaron durante tres horas en el Palacio Presidencial, se suscribió un acuerdo para la venta a Cuba de 100 mil toneladas de arroz en 1996, firmado por el ministro de Comercio de Vietnam, Le Van Triet, y el títular de Economía y Planificación de Cuba, José Luis Rodríguez.
Entre hermanos
Geográficamente, Vietnam y Cuba se encuentran a media vuelta del globo terráqueo el uno del otro. Mientras aquí es de noche allá es de día. Sin embargo, están entrañablemente unidos por lazos más fuertes que la distancia y el tiempo. La acogida dispensada a Fidel es una muestra de ello.
Desde antes de su llegada a la tierra de los anamitas, la población manifestaba alegría al conocer la noticia de la visita “de ese gran hombre valiente de barbas largas”, como lo calificó una sencilla vendedora en uno de los establecimientos instalados por cuenta propia en la ciudad Ho Chi Minh, urbe sudvietnamita con unos 5 millones de habitantes.
Una de las casi 20 mil mujeres que perdieron sus hijos peleando por la independencia y la reunificación, y recibieron el título de Madres heroínas de la Patria, no ocultó su viejo anhelo de darle un beso y decirle que los vietnamitas lo apoyan y que ella dio su dinero para comprar y enviar arroz a los cubanos, que ahora necesitan ayuda.
Por eso el secretario general del Comité Central del PCV, Do Muoi expresó: “El país entero le espera a usted, Comandante”, durante el primer encuentro que sostuvieron tras la ceremonia de bienvenida, en la que en un gesto de deferencia inusual, estuvieron presentes además, los máximos dirigentes del Estado y el Gobierno, Le Duc Anh y Vo Van Kiet.
Documentar el instante
Yimel Díaz Malmierca
El periodismo es una profesión difícil, ingrata dirían algunos, con la incuestionable virtud de permitirnos vivir momentos exclusivos y conocer a grandes personalidades, escuchar los matices de su voz sin la interferencia de los equipos de audio, verlos de cerca, olerlos, tocarlos incluso.
Estar en una cobertura periodística con Fidel era eso y mucho más. Representaba un desafío profesional y no siempre quedaba en imágenes. Afortunadamente, el que busca encuentra. Aquí compartimos hallazgos atesorados en archivos personales y en el Centro de Documentación de Trabajadores.
Cada foto no solo documenta un instante, es historia, es savia para esas leyendas de la profesión que solo se cuentan puertas adentro de una redacción.






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