Agradecidos

La canción de Raúl Torres lo resumió por todos. Y esa ver­dad cada quien la puede contar desde la vez que lo conocieron, la palabra que los estremeció, la valentía ante cada enemigo, la bondad para el amigo, el razona­miento real y positivo ante cada problema, la sonrisa contagiosa y cómplice, la mano posada en el hombro como señal de aliento y confianza.

Fidel es el Comandante en Jefe de los cubanos porque se lo ganó con su ejemplo y obra. Na­die como él pudo pedirle al pue­blo los sacrificios más duros en los tiempos más tormentosos, como también nadie inspiró más heroicidades y esfuerzos que su propia huella verdeolivo desde la Sierra Maestra hasta aquel discurso en la Universidad de La Habana, en el que nos advirtió todos los peligros de destruir una Revolución.

Somos muchos los hijos re­beldes de Fidel. Los que fuimos incluso a su discurso del 28 de septiembre del 2010, frente al antiguo Palacio Presidencial, donde el fotorreportero y docu­mentalista Roberto Chile captó la imagen de la gorra con la es­trella que es símbolo y guía, luz y esperanza, justicia y paz. La compartimos como regalo de su natalicio 99.

Hoy necesitamos de su fuer­za telúrica para vencer los obstáculos más recios; de su sinceridad para retratar cada paso que damos y enchufar opti­mismo; de su voluntad para rom­per esquemas y hacer posible lo que muchos dicen imposible; y de ese liderazgo no basado en cargos políticos, sino en su manera de comunicar, de hacer política y de vivir junto a la res­piración de su gente.

La canción de Raúl Torres lo resumió por todos. Somos hijos de un padre que a solo horas de su cumpleaños recordamos simplemente como el más gran­de, el más fiel, que se equivocó igual que nosotros en muchas cosas, pero nunca traicionó principios y jamás aceptó elo­gios inmerecidos. Por eso lo acompañamos una vez más en esta fiesta. Los agradecidos, sus agradecidos.