Millones de personas en todo el mundo están siendo afectadas por el calor extremo, con temperaturas peligrosamente altas durante el día y la noche. Tan adversa situación es agravada por los incendios forestales y la mala calidad del aire, todo lo cual subraya la importancia de las alertas tempranas ante tales fenómenos y los planes de acción para preservar la salud frente al alza del calor.
Este complejo y dañino escenario creado por el calor extremo, que se vaticina continuará agravándose durante años debido al cambio climático en curso, es abordado esta semana por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su página web oficial.
Según esta agencia especializada de la Organización de Naciones Unidas, se estima que entre los años 2000 y 2019 se produjeron anualmente un aproximado de 489 000 muertes relacionadas con el calor, el 45 % de ellas en Asia y el 36 % en Europa, reconociéndose que, a nivel mundial, la magnitud del efecto ejercido por el calor sobre las personas no está aún debidamente registrada.
Las personas mayores y aquellas que padecen enfermedades crónicas corren un mayor riesgo ante el calor. Asimismo, el impacto del calor en la salud humana es más pronunciado en las ciudades que en las zonas rurales circundantes, especialmente por la noche.
La OMM ejemplifica sobre el alza del calor a nivel mundial ofreciendo significativos datos reportados por diversas entidades meteorológicas del planeta, tanto regionales como de carácter nacional.
De tal modo, el mes de julio del 2025 fue el tercer julio más cálido a nivel mundial después de julio del 2023 y 2024; la temperatura media de la superficie del mar ese mes también fue la tercera más alta registrada; y la extensión del hielo marino ártico se situó en el segundo puesto más bajo para julio en los 47 años de registros satelitales.
El sureste de Europa sufrió olas de calor e incendios forestales, con una temperatura récord nacional de 50,5 grados centígrados (°C) en Turquía. Japón registró un nuevo récord nacional de temperatura de 41,8 °C el 5 de agosto, superando el récord de 41,2 °C establecido el 30 de julio, y fueron emitidas alertas especiales por insolación, instando a la población a tomar precauciones.
La semana pasada, las temperaturas máximas superaron los 42 °C en partes de Asia occidental, el sur de Asia central, la mayor parte del norte de África, el sur de Pakistán y el suroeste de los Estados Unidos, con áreas localizadas que superaron los 45 °C.
Las temperaturas máximas en el suroeste de la República Islámica de Irán y el este de Iraq superaron localmente los 50 °C, lo que provocó interrupciones en actividades laborales y educacionales, y en el suministro de electricidad y agua. En Marruecos se emitió una alerta de calor por temperaturas entre 40 y 47 °C para la semana del 4 de agosto.
Se espera que las olas de calor continúen durante la próxima semana en la mayor parte de Asia occidental, el sur de Asia central, la mayor parte del norte de África, la Península Ibérica, Pakistán, el suroeste de Estados Unidos y el norte de México.
En la mayoría de estas regiones, las temperaturas máximas oscilarán entre 38 y 40 °C, con algunas zonas superando los 42 °C. En concreto, podrían alcanzarse temperaturas locales superiores a los 45 °C en Arabia Saudita, Irak, Siria, el oeste y el sur de Irán, el suroeste de Estados Unidos y partes del norte de África.
El reporte de la OMM dedica particular atención a los incendios forestales, causados por actividades humanas y por factores climáticos. Alimentados por el calor extremo, se propagan por terrenos forestales o silvestres, afectan la vegetación y la fauna del lugar ocasionando graves consecuencias, pues dañan la economía, el medio ambiente y la salud humana, empeorando la calidad del aire que respiramos.
Para ilustrar la ocurrencia, magnitud y efectos de estos incendios, la OMM refiere que, a fines del pasado mes de julio y principios del presente agosto, cientos de incendios forestales ardían en Canadá, creando su humo cielos brumosos y mala calidad del aire en varias de sus provincias y también en estados del norte de los Estados Unidos.
La actual es considerada una de las peores temporadas de incendios registradas en Canadá en cuanto a superficie quemada, pues hasta el 3 de agosto se habían quemado más de 6,6 millones de hectáreas. La cifra, aunque supera el promedio de 25 años de aproximadamente 2,2 millones de hectáreas, es inferior a los más de 12,3 millones de hectáreas quemadas para esta fecha en el 2023, un año récord.
El humo de estos incendios puede cruzar el océano Atlántico con destino a Europa. El pasado junio, una columna de humo procedente de Canadá degradó la calidad del aire y enrojeció los cielos de Europa Central y del Sur, y se esperaba que el humo de los actuales incendios alcanzara los cielos de Europa Occidental en la primera quincena del presente mes.
Ante la peligrosa situación prevaleciente, la OMM y sus asociados se han comprometido a reforzar los sistemas de alerta temprana contra el calor y colaboran con socios a nivel internacional, nacional y comunitario para fortalecer los planes de acción sobre calor y salud.
Esperemos que tales compromisos conduzcan a resultados acordes con las palabras del Secretario General Adjunto de la OMM, Ko Barrett, cuando afirmó:
“A veces se dice que el calor extremo es el asesino silencioso, pero con la ciencia, los datos y las tecnologías actuales, el silencio ya no es excusa. Todas las muertes causadas por el calor extremo son evitables”.
(Con información de página web de la OMM y Noticias ONU).