Hace exactamente tres años (1095 días y noches) que escribí un post que, sin proponérmelo, porque era dedicado a mis hermanos, se hizo viral.
Hoy me siento en la necesidad de volver a hacerlo, no sin antes reconocer que es el tema más recurrente del último lustro en la familia cubana, con no pocas rupturas de corazones, muchas interrogantes, historias felices y otras de duras desgracias. Emigrar y abrazar son dos verbos de moda que dolieron en el pasado, trascienden el presente y se posan en el futuro todavía para muchas personas.

Y no es precisamente el problema más grave que seamos más o menos cubanos en el barrio, el municipio o provincia. Tampoco que el talento formado por el sistema educacional encuentre más dividendos económicos en otras naciones. Ni siquiera que las remesas que mandarán pueden contribuir a levantar la economía doméstica.
El problema más grave es que se ha trasladado el fenómeno a los pocos que hoy quieren estudiar carreras universitarias y te dicen sin susto: «voy a estudiar esto porque tiene futuro fuera de Cuba».
El problema más grave es que no comprendemos todavía que una nación no se divide por emigrar, sino cuando sus emigrados olvidan a sus amigos, padres y abuelos que preferimos quedarnos, y en muchos casos estamos tan o más preparados que ellos, pero no sabemos vivir sin Cuba.
El problema más grave es que se sale por el aeropuerto hablando de pelota, de Martí, del Malecón, de los Van Van y de Elpidio Valdés y al regresar (los que pueden hacerlo) vienen más extranjeros que los turistas, más ostentoso que un rey y sus conversaciones son de cualquier cosa menos de sus costumbres e historia, incluidas las fake news sobre su país que pululan por Internet.
Cada uno de quienes lean estas líneas podrán sumar sus vivencias, sus historias personales. Y el emigrante más duro, el que sigue diciendo que no extraña, el que defiende que debió haberse ido antes de lo que lo hizo, el que reniega hasta de su maestra primaria, lo único que no puede negar es que el calor humano de este archipiélago, con virtudes y defectos, no tiene parangón en el mundo.
Por supuesto, también los hay, como mis hermanos, que siguen usando whatssap para arrimar sentimientos y arropan a sus padres con la misma ternura que ellos lo hicieron hasta el último día que la puerta del avión se cerró. A ellos los he visto emocionarse y hasta llorar por el recuerdo de una fiesta familiar, un cumpleaños en que faltaron los abrazos de acá y una canción que tarareábamos en coro: «por no verte llorar, yo sería capaz de bailar así sin parar….»
La emigración cubana de hoy no se parece a la de los 60 ni los 80 o 90 del siglo pasado, aunque sea el mismo acto. Esta del 2018-2019 hacia adelante lleva, en su gran mayoría, esa dosis de no quererse ir si la situación económica no fuera tan agobiante y a ratos, desesperada.
Tal y como hace tres años, le ratifico a mis hermanos y a quien lo quiera leer y compartir el último párrafo de aquel post.
«Cuba no es un paraíso, pero es la que extrañarán siempre como yo los extraño a ustedes por más que esto sea una crónica que hace más de 60 años la escriben todos los que nos quedamos del lado de acá. Y los abrazo de nuevo».
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.


Nuestro general de Ejercito se ruborizó y planteo» que allá q importar azúcar» lo dijo hace un año.
Hoý Agramonte diriá resucité y donde esta la verguenza de los cubanos q yo apele.
Ciego de Avila .El central Enrique Varona podrá producir azúcar ,ya va por la melaza.
Costo de una libra en Pymes 250 cup.
En míCuba se tiene q hacer y despúes hablar de economía. Hay es donde tenemos q echar la pelea. Los cuadros q no lo hagan fuera…