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La primera celebración fue guajira

La primera conmemoración del 26 de Julio aquel año de 1959 demostró la firmeza de la Revolución, dispuesta a llevar adelante la Reforma Agraria, su primera y más importante Ley, y  puso muy en alto la confianza del pueblo en el liderazgo de Fidel.

La imagen de Camilo con sombrero de yarey al frente de la caballería campesina que partió de Yaguajay hacia la capital, fue el preámbulo de la formidable concentración efectuada en la entonces Plaza Cívica (hoy Plaza de la Revolución José Martí)  a donde llegaron también de otras partes de la nación multitud de hombres del campo.

Así se cumplía la consigna lanzada por Fidel de concentrar en La Habana, en el primer aniversario del 26 de Julio en libertad, a “medio millón de campesinos con machetes y sombreros de yarey al estilo mambí, con una bandera cubana sobre la frente”.

El contexto en que se llevó a cabo aquella celebración fue complejo y convulso. Las discrepancias de Fidel, como Primer Ministro, con el presidente de la República Manuel Urrutia quien mantenía una actitud francamente reaccionaria que frenaba el avance de las medidas que se había propuesto impulsar la Revolución, habían llevado a Fidel a renunciar.

El pueblo reaccionó con el más decidido apoyo a su líder y el reclamo de que retornara al cargo.

Días antes, el 22 de julio, en el Congreso Obrero Textil a cuya clausura asistió el Comandante en Jefe, los obreros le pidieron que retornara al Gobierno y llegaron a expresar la decisión de que no saldrían de allí hasta que él no retirara su renuncia.

La CTC ante la exigencia de los trabajadores, decretó el paro de una hora para reclamar su retorno.

La respuesta de Fidel fue : “Vamos a someter este problema a todo el pueblo, a todos los guajiros y a todo el pueblo en La Habana el 26 de Julio en la Plaza Cívica.”

Ese día los festejos por la fecha comenzaron en un gran desfile popular frente al Capitolio Nacional, presidido por Fidel y el ex presidente de México Lázaro Cárdenas y otros dirigentes.

Según rememoró Antonio Núñez Jiménez, de allí se dirigieron al Parque Maceo a presenciar prácticas artilleras por aviones P-33 y Sea Fury, mientras que catorce tanques desde tierra hacían blanco sobre naves situadas expresamente en el mar. El Comandante en Jefe desde un tanque Sherman disparó certeramente sobre uno de los objetivos.

Por la tarde, se trasladaron a la tribuna situada en la azotea de la Biblioteca Nacional, frente a la plaza donde se alza la imagen de José Martí.

Lo ocurrido después llenó de profunda emoción y patriotismo a los presentes. En su discurso Osvaldo Dorticós Torrado, designado nuevo presidente ante la renuncia de Urrutia, le preguntó directamente al pueblo: ¿Desean o no que siga Fidel al frente del Gobierno?

Sombreros de yarey lanzados al aire, miles de machetes haciendo rechinar su metàlico sonido a manera de aplausos y un estremecedor ¡Sí!, que hizo retumbar la Plaza, fue la respuesta.

Allí le fue entregado al Comandante en Jefe un cheque por valor de 20 millones de pesos para la Reforma Agraria, suma rescatada de los malversadores de la dictadura batistana. Fidel, puesto de pie, se lo enseñó a la multitud.

Al intervenir Raúl Castro señala: “El mejor ejército es el que tenemos delante. La única cosa que se pide aquí en los cartelones es que regrese Fidel.”

Cuando el presidente Dorticós anunció que Fidel aceptaba retornar a la jefatura del Gobierno la plaza se desbordó de júbilo.

Al hacer el resumen del acto, el Comandante en Jefe se refirió a los ataques que se hacían contra la Revolución, que la harían más fuertes “porque ni el pueblo se acobarda ni el Gobierno se acobarda” y agregó “al fin estamos practicando aquellas ideas del Apóstol de nuestra independencia, al fin hemos aprendido a vivir de pie y al fin hemos comprendido que más vale morir de pie que vivir de rodillas.”

Y al hablar de los campesinos planteó que “hoy son los que más nos necesitan, a ellos tenemos que ayudarlos en esta primera etapa. Y ayudarlos de la misma manera en que ellos a su vez, en la medida que se liberen económicamente, en la medida que progresen ayudarán al progreso de toda la nación”

Y añadió: ”Porque la primera gran verdad que nuestro pueblo comprendió –y ahí el porqué del porcentaje tan alto de ciudadanos que respaldan la Reforma Agraria- la primera verdad: que la Reforma Agraria no solo era la liberación del campesino sino también la liberación de todo el pueblo.”

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