El 26 de julio de 1954, exactamente un año después del asalto al Cuartel Moncada, la dictadura de Fulgencio Batista no pudo evitar que aquella gesta iniciadora de la lucha insurreccional en Cuba y liderada por el joven abogado Fidel Castro Ruz fuera recordada como digno homenaje a los héroes y mártires que ofrendaron sus vidas.

Una veintena de participantes en aquella acción llevada a cabo en la segunda fortaleza militar del país y ubicada en la ciudad de Santiago de Cuba se encontraban encarcelados en el otrora Presidio Modelo de Isla de Pinos.
Fidel estaba incomunicado en una celda. Como protesta por aquella medida sus compañeros acordaron conmemorar la acción revolucionaria con un gesto que conmocionó al penal: no ingerir alimentos ese día.
El hecho era considerado como una indisciplina grave ante los connotados asesinos en aquel recinto.
La determinación de los Moncadistas -como el pueblo llamó después a esa legión de jóvenes -se llevó a cabo e impresionó a sus custodios y de esa manera fue recordada por primera vez la histórica epopeya del 26 de julio de 1953 por quienes la convirtieron en el Día de la Rebeldía Nacional.

No fue la única celebración en aquel año 1954. En La Habana otros combatientes que se hallaban en libertad organizaron en silencio un mitin en la Necrópolis de Colón, donde se congregaron entre 150 y 200 personas.
La presencia de carros policíacos en los alrededores del cementerio era notable. Sin embargo, no había temor alguno entre los manifestantes, quienes con sus puños como únicas armas se enfrentaron a la ya esperada golpiza por parte de la fuerza pública.
Al día siguiente alguna prensa capitalina recogió los pronunciamientos de protestas expresadas por organizaciones estudiantiles y obreras.
En Santiago de Cuba -escenario de la orgía de sangre contra los combatientes tras el audaz asalto- elementos de ideas revolucionarias organizaron una misa de réquiem en la catedral de esa ciudad.
Vísperas de la fecha, los medios represivos del régimen realizaron arrestos y montaron una guardia en el atrio del templo como parte de la estrecha vigilancia sobre las actividades de quienes eran catalogados como adversos a la dictadura.
Mientras esto ocurría, un grupo de jóvenes en una finca cercana a la ciudad esperaba órdenes para efectuar acciones combativas en recordación a la proeza de 1953 en su primer aniversario.
La ciudad estaba fuertemente vigilada por efectivos militares. En aras de evitar un costoso sacrificio de vidas, llegó la determinación de no llevar a cabo el intento.
Fuera del país también fue recordada la fecha del 26 de julio. En Ciudad de México un grupo de Moncadistas participó en una peregrinación al monumento a los Niños Héroes de Chapultepec, donde colocaron una ofrenda floral. La noche de ese día, en el Círculo Cubano de esa capital, se celebró una velada conmemorativa.
Ni olvidados ni muertos estarían los hombres que en 1953 honraron a José Martí para no dejarlo morir en el año de su centenario. Ellos iniciaron el camino de la lucha armada como único camino de los cubanos para alcanzar una sociedad libre y justa.
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.



