MEMORIAS DE UNA EPOPEYA: El gordo Gildo

Selección Alina Martínez Triay

Aquel 26 de julio, Pedro Miret con Gildo Fleitas y otros compañeros estaban apostados en el jardincito de la casa más cercana a la posta 3 del Moncada. Ante la orden de la retirada Miret decidió quedarse en el lugar hasta agotar las municiones para cubrir la salida del lugar de los demás combatientes.

En medio del tiroteo, cuando Miret se refugió tras de un muro para cargar, Gildo le dijo:

–Estoy fatigado, Voy a echar un sueñecito—extremadamente gordo sudaba mucho y parecía realmente agotado, pero lo matizó con una de sus bromas: __Pedrito. Vamos a ver si tú puedes hacer que esos tipos guarden silencio para que yo pueda echar un pestañazo tranquilamente—a lo cual agregó una palabra obscena que hizo reír a Miret.

Cuando este se preparaba para disparar escuchó una ráfaga y unos golpes sordos a su espalda. Un compañero gritó alarmado: –¡Gildo!

Y al preguntar Miret, sin volver la cabeza, qué le pasaba, la respuesta fue terrible: —Está muerto.

La ametralladora que les disparaba de vez en cuando al grupo desde la terraza del cuartel había hecho blando en la cadera, el vientre y el pecho de Gildo. Fue uno de los pocos caídos en combate.

Las relaciones de amistad entre Gildo Miguel Fleitas López y los hermanos Virginio y Manuel Gómez Reyes con Fidel se forjaron cuando los tres laboraban en Belén. donde este último cursaba estudios en la institución.

Gildo obtuvo empleo como profesor en el plantel, vivía cerca  y a menudo se aparecía en la casa acompañado de amigos, entre ellos Fidel.

El carácter jovial del gordo despertaba pronto las simpatías. Tenía ideas políticas firmes. Ingresó en la ortodoxia y fue de los organizadores de un programa radial que bajo el lema de Vergüenza contra dinero se trasmitía por la emisora La Voz del Aire. Fidel escribía los editoriales y la letra palmer de Gildo aparecía en los miles de cartas manuscrita que por el fin del  año 1951 Fidel envió a los militantes ortodoxos como parte de su modesta campaña para ser elegido como candidato a la Cámara de Representantes por el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo).

En Belén trabajaban Virginio y Manuel, el primero como cocinero y el segundo como auxiliar de cocina y allí entablaron amistad con Fidel.

Después que este concluyó sus estudios de bachillerato y matriculó en la universidad para estudiar derecho, continuaron los vínculos con estos amigos, quienes los siguieron en sus luchas en la ortodoxia.

Los cuatro eran mayores que Fidel. En julio de 1953 Tasende tenía 28 años, Gildo 34, Virginio 40 y Manuel iba a cumplir en agosto 42. Todos se incorporaron al movimiento a su creación, José Luis formaría parte de la dirección, Gildo realizaría funciones especiales ligadas a esta y los hermanos Gómez pertenecían a una de las células de Marianao.

Muestra de su carácter alegre y entusiasta fue que al llegar a Santiago de Cuba y averiarse el vehículo que conducía a su grupo, fueron al lugar de alojamiento previsto y al no encontrar a nadie trataron de buscar contacto. Como una gran coincidencia, cuando Fidel esperaba por el afamado comentarista político Luis Conta Agüero  que iba a animar la trasmisión radial para convocar al pueblo, pero no se encontraba en Santiago de Cuba,  en medio de la algarabía carnavalesca vio a Gildo arrollando en una conga.

Los cuatro amigos perdieron la vida en el Moncada.

Acerca del autor

Alina Martínez Triay

Graduada de Periodismo en 1974 y Master en Ciencias Políticas de
enfoque Sur, Al graduarse pasó a atender temas históricos e
ideológicos y viajó a varios de los antiguos países socialistas. Al
pasar al periódico Trabajadores, escribió para el Suplemento de
salud durante varios años y realizó la cobertura del segundo
contingente de la brigada médica en Guatemala. Posteriormente fue
jefa de la edición digital y subdirectora editorial hasta mayo de 2025
que se jubiló y se recontrató en la publicación. En el transcurso de
su ejercicio profesional Ha ganado premios en concursos
periodísticos y de humorismo.