El muy famoso mercado agropecuario Egido, en La Habana Vieja, no tiene por estos días alta concurrencia de compradores, como hace algunos meses, lo que entre otras cosas pareciera indicar que a nivel territorial ha crecido la oferta de productos; pero no sucede igual en otros sitios, entre ellos, el conocido Mercado de Tulipán.

Foto: Joaquín Hernández Mena
Al indagar, uno de los custodios del lugar indicó que “la inflación provoca esos sube y baja, un día se pierden los productos aquí y no se aprecian movimientos de precios —aunque lugares cercanos estén abarrotados— si bien al día siguiente pueden aumentar los precios no obstante haber mayor presencia de productos en las tarimas. Es una locura, y en ese río revuelto, ganancia de la inflación”.
Difícil nos resultó la encuesta sobre el tema en ese agromercado. Los vendedores mostraban incomodidad y alguno, a todas luces, prefirió ocultar sus criterios al respecto.
Si bien en La Habana una libra de tomate tuvo el pasado mes un precio máximo de 200 pesos, en Egido, a mediados de junio, un cartel indicaba 300 CUP y 500 para igual cantidad de maní.
“Y pronto no la podrás conseguir más por menos de 700”, dijo Rafael uno de los directivos del mercado. ¿A qué se debe eso?, y su respuesta lo explicó todo: “La inflación”.
A Pedro Luis, vendedor en una tarima estatal, no le pregunté su apellido. Él disertó sobre el tema. “La inflación nace de una crisis económica y trae aparejada escasez de productos y alza de precios, donde el dinero va hacia los que más ofertan. Casi todas las tarimas pertenecen a privados, los que más ofertan. Lo mismo sucede donde se vende pollo, aceite u otros alimentos. Sin una economía fuerte, los precios seguirán subiendo”, dijo.
Coinciden experto y tarimero
Al opinar sobre el tema, Hiram Marquetti Nodarse, Doctor en Ciencias Económicas, precisó que “la inflación es el incremento generalizado de los precios en un determinado período, debido a la acción de múltiples factores, muy especialmente por desequilibrios en la economía”; mientras que Noel Bodadilla, due- ño de varias tarimas de un mercado agropecuario en Santos Suárez, La Habana, considera que la inflación es directamente proporcional a la salud. “Si es alta significa que la economía tiene fiebre, y viceversa”.
Un dato curioso, la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), al evaluar el comportamiento de precios máximos para los mercados agropecuario y no estatal, publicó que, por ejemplo, un huevo fresco de gallina costó en mayo pasado en Pinar del Río un máximo de 85 pesos, 110 en Artemisa y 100 en La Habana. Mientras una caja de cigarros suaves alcanzó en esos territorios ese mes topes máximos de 900, 800 y 1 000 CUP, respectivamente.
A ojos vistas, aseguró Marquetti Nodarse, varias limitaciones provocaron que la unificación monetaria y cambiaria luego se transformara en factor causal de la evolución de desequilibrios macroeconómicos diversos, entre los que destaca el incremento de la inflación, y también, agrega este reportero, de la hiperinflación.
Sondeos realizados por la corresponsal de Trabajadores en Holguín, justo por el área comercial Los Chinos, donde se concentran distintas mipymes, cuentapropistas y también vendedores ilegales, mostraron cómo los precios de productos topados como el pollo, el aceite y otros, violan flagrantemente las disposiciones emitidas en cuanto a sus límites.
La holguinera Lourdes Pichs refirió el poco respeto por los precios incluidos los topados, pero lo peor, abundó, es la cantidad de revendedores que hay en la calle, contra los cuales los inspectores no actúan con todo rigor.
De ese mismo territorio, Georgina, con casi 80 años, hace guardias nocturnas por poco más de 2 mil pesos al mes. Con ese dinero, el peque- ño monto de la chequera y la ayuda de su familia, logra escabullirse un poco de la vulnerabilidad que le pisa los talones.
Mientras el radialista Yoandri Cedeño destacó falta de fiscalización. “Con el descontrol crece la inflación, al punto que mipymes creadas con un objetivo, y trabajadores por cuenta propia, vulneran sus obligaciones y venden cualquier producto, autorizado o no”.
Entre las opiniones recogidas en la barriada de la Víbora, en La Habana, está la de Rolando Alfonso Borrel, trabajador por cuenta propia y dueño de una cafetería:
“No soy muy conocedor de esos términos económicos, pero si voy a comprar cualquier producto a una mipyme y no me aceptan pagar en línea, ni siquiera por transferencia, esa violación casi me obliga a incumplir obligaciones con la bancarización. Y todo ello tiene que ver con la inflación”.
El doctor Marquetti significó, además, que se han elevado las presiones inflacionarias derivadas de la disminución del control estatal sobre el mercado cambiario. “Debido al aumento de las transacciones de compra y venta de monedas extranjeras en el mercado informal, este se transformó gradualmente en el referente cambiario para la población y el propio sector no estatal”, dijo.
Precisó que “una de las singularidades de la implementación de la unificación monetaria es que tuvo que desplegarse en un contexto económico en extremo complejo, caracterizado por una severa crisis económica fruto de condiciones recesivas en la economía doméstica, los embates derivados de la COVID-19, de la crisis mundial y los impactos de la intensificación de la política de bloqueo que aplican los Estados Unidos a Cuba”.
El destacado economista, profesor titular en el Centro de Estudios de la Administración Pública, adscrito a la Universidad de La Habana, destacó asimismo la tendencia al paulatino estancamiento de la economía, “propensión que se reforzó durante el 2024, y que se ha mantenido durante los primeros meses del 2025, debido al retroceso sustancial que se produjo en la dinámica del turismo, a la par de los desempeños insatisfactorios en el sector electroenergético nacional, en los servicios de transporte, la agroindustria azucarera y en otras ramas de la economía”.
A su criterio, desajustes que acompañaron la implementación de la unificación monetaria, y la altísima presión del bloqueo estadounidense, provocaron que un grupo de riesgos potenciales se transformaran a la postre en elementos de creciente relevancia y con impactos que en la realidad económica y social superaron lógicas previsiones.
“En la actualidad, puntualizó, unas 230 mil personas están desvinculadas del empleo, es decir, existe un 14,2 % de fluctuación laboral, mientras que la informalidad abarca al 20 % de los ocupados, lo que evidencia altos niveles de desempleo encubierto”.
Tal contexto, incluidas otras indisciplinas, fenómenos totalmente delictivos y razones imposibles de abordar en espacio reducido constituyen caldo de cultivo para el crecimiento de la inflación, y en otros casos, consecuencia de ella misma, tentáculos que trastocan con saña la vida de los cubanos.