Cargando...Granma.— En las comunidades más intrincadas de esta provincia, las Salas de televisión se han convertido en un proyecto vital para la información, la cohesión social y el entretenimiento.
Impulsado por los gobiernos locales y las organizaciones de masas, esta idea, transformada en afán, lleva 24 años acercando contenidos audiovisuales de calidad a poblaciones rurales y zonas de silencio, por lo que cumple una función clave en el desarrollo cultural.
Concebido por Fidel, y como parte de la Batalla de Ideas, se comenzó a implementar desde el 2001 y hasta la fecha ha sido uno de sus programas que ha permanecido con total actividad.
“Su inauguración fue precisamente en nuestra provincia, el 29 de marzo del 2002, en una comunidad llamada El Puntico, en Campechuela. Ese día el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz aseveró que era un plan muy hermoso y humano, además de ser reflejo de que la Revolución llegaba a todos los lugares del país”, así rememora Fernando Antonio Tamayo Domínguez, quien desde hace 17 años funge como director de Salas de televisión en Guisa.
Asegura el funcionario que en cuanto el proyecto se puso en marcha, el territorio montañoso, que cuenta con 67 espacios de ese tipo, cada año es seleccionado entre los mejores de Granma gracias al empeño de sus trabajadores y, sobre todo, al sentido de pertenencia.
“Es el municipio de Cuba que más Salas de televisión tiene, lo cual es motivo de mucho orgullo.
“En cada una de ellas, y por idea de su fundador también hay un rehabilitador, con los conocimientos y los medios necesarios para hacer fisioterapia a pacientes que lo requieran, y así se evita su traslado hasta la ciudad para recibir el tratamiento.
“Igualmente sirven de núcleo para las acciones de preparación para la defensa, el trabajo de prevención, la evacuación de personas, las actividades con niños y jóvenes y la producción de alimentos, de manera que nada de lo que acontece allí les resulta ajeno”.
Argumenta Tamayo Domínguez que en esos locales se transmite enseñanza, cultura e ideología, de ahí su valoración de que “si hace más de 20 años fueron importantes, hoy lo son aún más”.
Añade que existen circunstancias adversas muy fuertes, como es el desgaste tecnológico; sin embargo, alega que a cada problema se le buscan alternativas viables en las que la comunidad participa activamente.
“Es un impacto tremendo en todos los sentidos. El pasado año durante el acto por el aniversario del Plan Turquino se resaltó que eran centros polifuncionales. Creo que es el interés de conservarlas, por lo que significan, lo que ha favorecido su perdurabilidad. Allí hay mucho amor y una entrega sin límites”.
El valor
Las Salas de televisión aquí no son solo tecnología, son resiliencia cultural, además de un lazo seguro entre el proyecto social cubano y quienes viven en sus rincones más apartados.
Cercanas ya al cuarto de siglo han logrado reducir el aislamiento en las localidades montañosas, donde los vecinos se reúnen para ver juntos las noticias o las series; fomentar el debate político, preservar la memoria histórica y reforzar los valores revolucionarios con ciclos de proyecciones dedicados a figuras como Fidel o el Che, así como fortalecer la identidad nacional mediante la difusión de materiales audiovisuales cubanos.
“Aquí no llega fácil el paquete ni Internet, pero en la sala vemos desde el noticiero hasta películas de nuestra tierra. Es un punto de reuniones, de encuentros y de alegrías”, comenta María López Almaguer, habitante de El Plátano, una localidad ubicada en la Sierra Maestra.
