En medio de desafíos económicos y estructurales, la provincia de Granma redobla sus esfuerzos para fortalecer el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI), para lo cual prioriza la salud de gestantes y recién nacidos con estrategias integrales y el trabajo incansable de los consultorios médicos de la familia en la Sierra Maestra.
Estas estructuras desempeñan un rol clave en el seguimiento a embarazadas y niños, por lo que tienen establecidas visitas domiciliarias a gestantes vulnerables, brindando controles prenatales, educación sobre nutrición y alertas tempranas para complicaciones que contribuyen a reducir los riesgos.
El ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, destacó durante una visita a Granma la necesidad de optimizar recursos: «Aún con carencias, debemos trabajar con sensibilidad y organización para transformar realidades».
Ejemplo de ello es el reforzamiento para la alimentación balanceada en los hogares maternos el con apoyo de productores locales que donan viandas y hortalizas.
Ha sido también vital el enfoque comunitario de este tipo de asistencia con charlas educativas que involucran a las familias en el cuidado prenatal, donde se destaca la corresponsabilidad de padres en el acompañamiento médico.
Granma reportó una tasa de mortalidad infantil al cierre de 2024 de 7,03 fallecidos por cada mil nacidos vivos, cifra por debajo de la media nacional (7,1 por cada 1.000 nacidos vivos) pero aún insatisfactoria para las autoridades locales.
Problemas como el bajo peso al nacer y los embarazos adolescentes persisten en lo que va de este período, por lo que se exige mayor integración entre sectores.
Yelenis Elías Monte, directora provincial de Salud Pública en la suroriental provincia, señaló que en 3 de los 13 municipios no se reportaron fallecidos menores de un año (Pilón, Niquero y Cauto Cristo) en tanto en el serrano territorio de Guisa la tasa fue de 3.2 fallecidos por cada mil niños nacidos vivos, un logro que también se convierte en ejemplo.
Pese a las limitaciones el sistema sanitario granmense apuesta por la resiliencia. El PAMI refleja la voluntad de un país que, incluso en condiciones adversas, prioriza su capital humano dedicándole todos los recursos posibles.