Cargando...Hace 10 años, en medio de la cobertura de la única Serie del Caribe de Béisbol que ha ganado Cuba tras su retorno en este siglo XXI, pude ser testigo excepcional de un gesto que trascendió lo deportivo para formar parte de una de las mejores vivencias personales. Y no solo mía, sino de los peloteros y periodistas que tuvimos la oportunidad de conocer, entrevistar y hasta fotografiarnos con Gilberto Santa Rosa, el Caballero de la Salsa, en San Juan, Puerto Rico.
El encuentro había sido coordinado en un silencio cómplice entre un colega boricua, Elliott Castro (lamentablemente fallecido en 2017), y este servidor, al preguntarme en la Sala de Prensa del evento qué artista le gustaría conocer a los integrantes del equipo cubano. Y sin hacer encuestas y con muchas dudas sobre la posibilidad real le solté a bocajarro: «compartir con Gilberto Santa Rosa».
Pensé que había subido demasiado la parada y que recibiría una excusa o la imposibilidad de concretarse. Sin embargo, con una llamada telefónica Elliot me devolvió un jonrón inesperado: «El viernes a la 1 de la tarde Gilberto estará en el hotel». No supe si estaba soñando o me estaba tomando el pelo con alguna broma boricua, pero lo cierto es que al día siguiente me ratificó lo mismo y entonces asumí que era bien seria la coordinación. «La manager de Gilberto estará a las 12:30 y le dije que preguntara por ti».
Con tan ardua tarea me dispuse a convocar a la tropa vueltabajera en pleno, que por suerte, el día anterior al encuentro con el salsero, ganó su único partido en la etapa clasificatoria, precisamente ante los Cangrejeros de Santurce. Entre dudas, escepticismo y rutina logré que bajaran desde las 12:45 todos los jugadores y el director Alfonso Urquiola. «¿Tú estás seguro que va a venir Gilberto?», «no me vayas a tomar el pelo con tus ocurrencias», fueron algunas de las frases que soporté convencido de que ese momento no se les olvidaría a nadie.
Exactamente a la una en punto, un auto Mercedes Benz entró al parqueo del hotel y como todo un caballero, se bajó Gilberto, se puso su saco y caminó despacio hacia el lobby. Por fin respiré aliviado y junto a su manager le di la bienvenida para llevarlo a un intercambio que tuvo de improvisación, entrevista rápida y reveladora y por supuesto, fotos y más fotos de recuerdos.
Diez años después cuento esto porque luego de esa visita Cuba ganó semifinal y final. Y junto al histórico triunfo en este tipo de evento quedó para toda la delegación no solo el título, sino aquel gesto de Gilberto Santa Rosa, resumido en una improvisación con clave y melodía: “Bienvenido a Puerto Rico/ querido hermano cubano/ de esta manera le damos/ bienvenida y le dedico/ este verso tan bonito/ que ustedes no tengan duda/ que Puerto Rico recibe/ con mucho cariño a Cuba”.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.
