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Ángel, el del sindicato

Artemisa.— Él es secretario ge­neral del buró sindical extrate­rritorial de Etecsa en Artemisa desde el 2017, cuando su empatía con los trabajadores superó la mi­sión por la que entró a la entidad en el 2013 al frente de la defensa. “Esta tarea cambió mi apellido, antes Pereira Hernández, aho­ra Ángel, el del sindicato”, dice mientras ríe.

Tiene frente a él la lista de afiliados de los 21 secciones sin­dicales: “Atiendo sus necesida­des, incluso de mantenimiento y reparación en sus viviendas, mu­cho más, tras el paso del huracán Rafael el año precedente”, dice sin perder de vista la bicicleta 28, que rueda por toda Artemisa.

Foto: Yudaisis Moreno Benítez

“Unos 6 millones de pesos destinó la División Territorial para asumir esos quehaceres, incluida la pintura, comprada a trabajadores por cuenta propia”, y reconocimientos moral y mo­netario a 129 linieros, torreros y otros obreros, por su alto desem­peño en la recuperación de redes colapsadas por el ciclón.

¿Entre la defensa y el sindica­to?, pregunto. Él me mira y sonríe. “Prevenir, capacitar en tiempo de paz es muy útil para quien es jubi­lado de las FAR, pero no se com­para con poner mi mano en hom­bro ajeno, darles voz ante trabas cotidianas, acompañarlos…

“Tengo 714 trabajadores es­tatales y mil 490 no estatales, de estos últimos solo 99 afiliados, de ahí el reto de sumarlos.

“Antes de las nuevas medidas de Etecsa se quejaban del monto a transferir a sus clientes en un día (500 pesos) y de no tener prio­ridades en los bancos o en Cadeca para depositar el efectivo, lo cual atenta contra el servicio. Ahora, la situación puede complicarse más con la disposición de solo una re­carga mensual a través de Trans­fermóvil. Nos reuniremos con ellos paulatinamente, esclarecere­mos dudas y comunicaremos a los superiores aquellas opiniones que faciliten una alternativa. Hay que conservar este servicio.

“Algunos tienen poca activi­dad donde viven y la retribución es solo del 10 % de lo recaudado, tarifa a revisarse por la entidad nacional, y nuestro entrevista­do tiene esa otra misión en el 22 Congreso de la CTC”, explica confiado.

“El Código de Trabajo y el Convenio Colectivo son mis ar­mas poderosas”, señala el espe­cialista en topografía, ahora con el mapa de su gente en el alma. Sabe de los consagrados, los in­novadores, los jubilados y los más jóvenes, del placer de ser dele­gado directo a un Congreso que lo ata como mínimo otros cuatro años a la tarea.

“Habrá Ángel, el del sindicato por mucho más tiem­po”, declara, y vuelve a la bicicleta que lo lleva a los afiliados de su lista.

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