Jesús O’Farrill Fundora está convencido de que todo hombre es útil cuando hace lo que le gusta. Puede que ya esté peinando canas, como suelen decir, pero esto no representa un lastre sino un reflejo virtuoso de los años entregados con empeño y dedicación.


Hasta él llegaron estas neófitas periodistas durante la IV Conferencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de Industrias (SNTI) gracias a nuestro fotógrafo José Raúl Rodríguez Robleda, quien nos lo presentó.
Pepe, como muchos lo conocen, sentenció: “Este señor es un Héroe del Trabajo de la República de Cuba, una persona consagrada a este país”. Jesús nos recibió con un saludo afectuoso y gran disposición, y con aire de humildad, franqueza y un sinfín de experiencias que se mezclan entre las arrugas.
Al hablar destila confianza y solo una palabra bastó para que con soltura contara esas epopeyas dignas de un titán. Todo árbol tiene sus raíces y las de Jesús vienen de la más pura fidelidad. Ante la pregunta de cómo transcurrió su niñez y adolescencia, nos contestó con marcada añoranza: “Crecí en una familia sencilla, pero en la que no faltaba el amor. Mi papá, obrero de un central, y mi madre, ama de casa, dedicaron todos sus esfuerzos a la crianza de sus jimaguas. Fui feliz, muy feliz en esos años, y junto a mi hermano disfrutaba de hacer muchas maldades”.
Ser electricista fue el único deseo para el futuro. Hoy recuerda que su vida laboral comenzó después del Servicio Militar Activo en 1970, en la Empresa Eléctrica de su municipio natal Sagua la Grande, provincia de Villa Clara, en la cual trabajó un año como liniero. No obstante, esto solo sería la antesala de lo que posteriormente se convirtió en su mayor pasión.
En la Empresa Electroquímica del propio municipio consolidó sus conocimientos y en esta nació su vocación como electricista industrial. “Desde ese momento fue la empresa mi casa, en ella he trabajado toda mi vida, más de medio siglo y no es suficiente”, relató.
Fue aprendiz incansable que siempre procuró hacer de su oficio la palabra de orden ante cualquier problema. “Formé parte de la microbrigada de constructores en mi territorio —explicó— y como electricista en funciones apoyé la edificación de casas durante cinco años”.
Sobre su experiencia como internacionalista nos narró: “Al regresar a Santa Clara me preparé para cumplir misión en Libia, en una brigada de mantenimiento y asistencia técnica desde 1983 hasta 1985”. Por un momento se detiene y nos pregunta: “¿Saben dónde está Libia?” para luego explicarnos. “Allí estuve 18 meses realizando reparaciones de viviendas y en la construcción de instalaciones”.
Sus excelentes resultados en esta misión le permitieron ser delegado al III Congreso del Partido Comunista de Cuba en representación de los constructores del país, oportunidad que le brindó el escenario para debatir sobre las funciones a llevar a cabo por el movimiento sindical.
En 1985 vuelve a cumplir misión internacionalista, esta vez en Angola, donde participó en la Operación Carlota y en la Operación Victoria. “Solo el que vive la guerra conoce y padece ese dolor”, refirió Jesús al narrar los horrores de una contienda bélica. “En Angola fui miembro de la operación militar como asistente técnico del batallón 20 BT de la unidad de tanques, lugar en el cual estuve hasta la retirada paulatina de las tropas cubanas”.
Fue un ente activo de la labor sindical por más de 20 años, lo que logró gracias a sus fieles ideales en aras de proteger y defender los derechos de los trabajadores y el bienestar de otros. No se trata solo de compromiso, y él es ejemplo de esto, pues ha tenido un desempeño intachable en el cual “la pasión y amor que eres capaz de dar en tu profesión” son el secreto. “Vivo consagrado al trabajo, a mi familia, a mi pueblo y me siento orgulloso de ser hijo de esta patria”, sentenció.
En la actualidad, Jesús continúa firme en la batalla. Su jubilación no detuvo su tarea, con sus más de 54 años de ininterrumpida labor en la Empresa Electroquímica en la que ha forjado un camino profesional brillante, fielmente acompañado por su familia como inspiración para seguir adelante.
Comentó que “la superación tiene que ser constante” y aconseja a los jóvenes que no dejen de ser entregados y responsables; mantengan una buena actitud y gran disposición ante cualquier reto, para llegar a ser ejemplo”. Considera crucial la atención al hombre y la preparación de la juventud. “Tenemos que ayudarla, no podemos seguir perdiendo profesionales capacitados, pues en ellos está el futuro”.
“Ser Héroe del Trabajo de la República de Cuba es un sueño hecho realidad —comenta emocionado al rememorar el pasado 2024 cuando recibió el Título Honorífico—, una alegría y satisfacción mayor recibirlo de manos del Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien al escuchar esto me dijo: “El honor es mío, por toda una vida dedicada a la industria”.
No caben dudas de que existen hombres que son dignos héroes de este país, tal y como una vez expresara el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz: “¡El trabajo ha hecho al hombre! ¡El trabajo ha hecho al revolucionario!”. Toda la bondad y el agradecimiento para quienes cada día apoyan desde sus trincheras, en cualquier rincón del país, la construcción de un futuro mejor del cual todos somos parte.