“¿Quién es la secretaria del sindicato?”. Ante el mohín de desconcierto en su rostro, añadí: “Me dijeron que trabaja en esta área”. Se volvió hacia la compañera de al lado y repitió como un eco “¿sindicato?”; ambas replicaron la mueca, la segunda interpelada reaccionó: “Sí, la que cuando cae el salario se pone junto a la que cobra el almuerzo para que le paguemos”.
La referencia sirvió para que encontrara a quien buscaba, pero ya las intenciones del diálogo serían diferentes. Donde no sepan quién encabeza el sindicato dice a las claras que la organización carece de protagonismo y liderazgo.
Desconocimiento del sistema de pago, planes, y hasta de las alternativas que los mantienen en activo emergieron en las respuestas, y no basta con eliminar los cierres por falta de materia prima, los trabajadores tienen el derecho de conocer los detalles, ser consultados, informados… y mucho más, para que no se anide la creencia de que el sindicato, “ni pinta, ni da color.”
Y aunque responsables del desconocimiento hay varios, sin duda, el sindicato, la organización cuyo encargo es representar a los trabajadores, lleva sobre sí la mayor cuota de culpabilidad.
Debería cada dirigente sindical ser pródigo en vocablos para promover la empatía, personalizar el apoyo a los trabajadores porque no necesita la misma ayuda la mujer que cría sola a sus hijos, que los abuelos devenidos tutores de sus nietos, el anciano solo sin familia o la pareja de jóvenes, ni quien lidia con el apagón desde el confort o aquel que lo hace en la penuria.
Le corresponde, sin resquebrajar la disciplina, abogar con la administración para que se adopten horarios —y en dependencia de aspectos como transportación y lejanía—; explotar al máximo las potencialidades y posibilidades que ofrece el teletrabajo, y aprovechar cada espacio para informar y consensuar las formas de hacer por el bien común.
Para lograr todo eso se necesita visibilidad, un funcionamiento orgánico que los haga partícipes de la eficiencia, porque no será limitándose al cobro de la cuota sindical que formarán parte de quienes ayuden a cambiar los tonos grises de la paleta de nuestra cotidianidad, por una gama de colores que irradie esperanza.