Sobre las agresiones a pedradas contra ómnibus del transporte urbano habanero ocurridas recientemente han llamado mi atención, y quizás la de muchos ciudadanos, varios comentarios, en especial el ofrecido en la emisión estelar del Noticiero de la Televisión Cubana, con el que coincido prácticamente en todo.
Destaco en esencia mi apego a sus argumentaciones, aunque a mi modo de analizar lo sucedido, más que indisciplinas sociales, tales actos constituyen acciones absolutamente delictivas, transgresoras de la ley merecedoras de la mayor condena de las autoridades competentes y del más enérgico repudio de la población.
Por eso mi beneplácito para la reciente comunicación del Tribunal Supremo Popular de que dichos eventos constituyen un delito de sabotaje y así recibirán todo el peso de la ley.
La alteración de las buenas costumbres, de normas o principios éticos, morales y culturales de una comunidad, o cuando se desacata el orden público y se deteriora la convivencia social, pero sin constituir delito, se considera indisciplina social, que de no contenerse podría convertirse, precisamente, en delito.
Con lujo de detalles, el comentario explicó que como resultado de las citadas agresiones vandálicas a ómnibus del transporte urbano hubo choferes y pasajeros lesionados, cristales rotos y estructuras deterioradas, además de muchísimos trabajadores y estudiantes que no pudieron llegar a tiempo a sus labores, y otras personas que se vieron afectadas en sus faenas cotidianas.
Subrayó asimismo que un solo autobús fuera de servicio significa horas de espera en las paradas, retrasos en hospitales y pérdidas en la economía, y precisó que la Fiscalía General de la República había confirmado la detención de varios ciudadanos señalados como presuntos responsables de los lesivos actos, que afectan bienes de gran importancia para la sociedad y ponen en riesgo la seguridad ciudadana, de lo más preciado que hemos tenido, por lo que ejercerá la acción penal pública ante los tribunales con solicitud de sanciones, según los hechos cometidos.
Tales agresiones, los ataques a monumentos de patriotas, el ultraje a tumbas en nuestros cementerios, romper bancos de recintos de diversiones o recreativos, y el robo de partes y piezas de parques fotovoltaicos, constituyen delitos, no indisciplinas sociales.
Concluyo con la misma sentencia que el citado comentario de la TV cubana: “No al castigo sin rigor, pues una multa mediocre es una palmada en la espalda encorvada de la indisciplina”.
Muy de acuerdo con el articulo, son actos de sabotaje contra el bien publico y de esa manera debe ser juzgado.