El presidente de Estados Unidos (EE.UU.) Donald Trump, recién el 23 de mayo, amenazó a la Unión Europea (UE) con la aplicación de un arancel del 50% que debería pagar a partir del primero de junio del presente año por la exportación de sus productos a EE.UU., es decir, por importaciones estadounidenses.
El mandatario ha dicho que la UE se aprovecha de EE.UU. en el comercio, y los culpó por el déficit comercial de su país con la UE superior a los 250 millones de dólares anuales. Los responsabilizó, dice que, en parte, por los altos precios que la población estadounidense debe pagar por los medicamentos.
Asimismo, señaló que las conversaciones con el bloque comunitario no están dando frutos. La reacción fue rápida y el día 25 después de una llamada de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidiendo negociar, Trump pospuso la entrada en vigor de los aranceles para el 9 de julio.
Washington es el mayor socio comercial de Bruselas, representa alrededor del 20% de las exportaciones de bienes que el pasado año ascendió a 600 mil millones de dólares. La imposición de la nueva tasa representaría el 0,5% del producto interno bruto (PIB) de la Unión Europea, afectando principalmente los sectores automotriz, aeroespacial y farmacéutico.
En semanas anteriores, en La Habana se ofrecieron varias conferencias por destacados estudiosos que giraron en torno a los aranceles impuestos por Trump. En sus intervenciones explicaron lo que está sucediendo debido a esta política en un mundo interconectado.
Primeramente, en la Asociación Cubana de la Naciones Unidas el 24 de abril los doctores: Carola Salas, directora del Centro de Investigaciones de Economía Internacional (CIEI); Jourdy James, subdirectora del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), y también Faustino Cobarrubia, jefe del grupo de Comercio e Integración de la misma institución científica; al que volvimos a escuchar en el mismo CIEM el día 30. Cerró el ciclo no programado, el destacado intelectual y periodista Ignacio Ramonet el 9 de mayo en el Centro Fidel Castro Ruz.

Los panelistas comentaban que se está reconfigurando a nivel global un nuevo orden político y económico. También, que si se tiene en cuenta que estamos en presencia de una crisis multidimensional el momento puede resultar peor al vivido con la Gran Depresión durante los años de 1930.
“Trump llega cuando la guerra ha regresado como herramienta de solución de los problemas”. Naciones Unidas, el organismo internacional que surgió para evitar guerras y garantizar el respeto de la democracia y los derechos humanos en el mundo, “no existe”, decía Ramonet.
A finales de los años 1970, primero en el Reino Unido y después en Estados Unidos, se estableció cómo doctrina económica el neoliberalismo que “considera que se produce mayor riqueza con el movimiento de los capitales que con la producción material de las fábricas”. Explicaba que, “el carácter geopolítico del neoliberalismo es la globalización”. Hizo alusión a que en esos años, China consideró pasar a una economía socialista de mercado que la impulsó al resultado actual.
Exponía Ramonet, que se ha producido un traslado de las unidades de producción, fundamentalmente europeas y estadounidenses hacia países de mano de obra barata, lo que ha hecho que los empleos industriales, los de calidad, desaparezcan, produciendo una desindustrialización de los países y quedando millones de trabajadores con subvenciones, pero sin trabajos,
Estados Unidos tiene casi pleno empleo, agregaba, pero de baja calidad sin contratos, sin jubilación, sin seguro médico, trabajos que el Estado necesita y que ha provocado la llegada, también a Europa, de millones de inmigrantes con otras costumbres para cubrir vacantes que los nativos no aceptan, lo que ha creado racismo, xenofobia, además están trabajando, lo que provoca tensiones sociales.
La Dra. Carola Salas señalaba que el escenario genera tensiones geopolíticas que llegan a todos los países determinando las tendencias de las inversiones extranjeras, los flujos internacionales de capital –movimiento de dinero. Exponía que se está produciendo un ajuste comercial con fragmentación y reconfiguración. Las medidas arancelarias han modificado la estructura de las cadenas globales de valor, su efecto rompe el orden mundial establecido después de la Segunda Guerra Mundial.
La política del mandatario estadounidense menoscaba el sistema multilateral, “como se veía venir desde su primer mandato con aquello de América primero”. Desde entonces empezó a tratar de traer hacia territorio norteamericano las empresas de su país diseminadas por el mundo.
Las relaciones económicas entre Estados Unidos y China, insistía Carola, son muy importantes e influyen en la dinámica global. Específicamente para el país norteño, los problemas con el gigante asiático poseen efectos negativos debido al importante déficit comercial con respecto a China, algo que preocupa a Washington.

El pasado 2 de abril, el llamado “Día de la Liberación”, cuando Trump subió los aranceles, marcó la semana como la peor de los últimos seis meses para Wall Streed (Estados Unidos). Cayeron indicadores bursátiles que sirven para conocer la situación de sectores como la industria, cayó la nafta y la alta tecnología, a lo que China respondió dejando de importar carne desde EE.UU. y suprimiendo los suministros que tienen que ver con los denominados chip.
La especialista decía que debido al impacto de esta política sobre las economías, hay países que han pedido negociar con la administración estadounidense, pero los resultados para Washington tampoco son los que esperaba, incluso tuvo que dar señas a Pekín y sentarse a dialogar, “porque esos aranceles del 145 % a los productos que exporta el gigante asiático, no pueden ser”.
Respecto al dólar, señalaba Carola que ha tenido un retroceso, pero sigue siendo la principal moneda a nivel mundial, pues la mayoría de los activos bancarios están en dólares, aunque ahora los inversores balancean más sus carteras.
Con relación a la Unión Europea, Jourdy James, comentaba que está en una encrucijada tratando de mantener su Estado de Bienestar, pero desde el 2008 se ha visto envuelta en crisis y “disminuyendo su producto interno bruto, que en el año 2004 representaba el 30% a nivel mundial, y en la actualidad es solamente del 15%”; a lo que hay que agregar el conflicto en Ucrania.
En medio de esos obstáculos Trump les anunció que, “no continuaría financiando como lo hacía a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)”, y aún los europeos no saben cómo resolver ese desembolso militar, “que sería restando dinero al desarrollo regional y reduciendo los gastos sociales” con un panorama de 95 millones de pobres (21% de la población mundial).
En un desespero de Trump ante la declinación de la hegemonía norteamericana, los aranceles inicialmente para el Viejo Continente llegaban al 70% de las importaciones procedentes de Europa. Actualmente la guerra arancelaria está detenida por 90 días, aunque los siguen aplicando mutuamente como antes.
Explicaba además Jourdy que, “la política de Trump está bien orquestada si mira al mundo como una empresa y el mundo no es una empresa”, él suelta y después negocia; con la Unión Europea busca ir a un reacomodo, pero las divisiones a lo interno de la comunidad frenan su avance.
No se puede subordinar el proyecto político de Trump a sus características personales, exponía Faustino Cobarrubia, “detrás hay intereses estratégicos del complejo corporativo militar, industrial, tecnológico. Trata de gestionar la decadencia de una potencia hegemónica en medio de una crisis sistémica multidimensional, económica, ecológica, política, cultural”.
Según el inquilino de la Casa Blanca, la forma rápida de superar la supremacía global perdida de Estados Unidos, es tratando de mantener un dólar, que está devaluado y aplicando aranceles. Considera que incluso resolverían los conflictos geopolíticos como la crisis en Ucrania.
Trump piensa que “los extranjeros amigos y enemigos se han beneficiado de la economía estadounidense”, que el problema está en el déficit comercial. Aunque como puntualizaba el investigador, EE.UU. compra más que lo que vende, “vive por encima de sus posibilidades, consume más que lo que produce”, gracias al dólar que para los demás países es una carga porque no tiene valor, pero todos se refugian en esa moneda y “compran sus papelitos, los bonos”.
En este momento hay incertidumbre, regreso al proteccionismo, al nacionalismo, al aislacionismo, el comercio se ha convertido en campo de batalla. La Organización Mundial del Comercio (OMC), que fue creada para que el comercio fluyera armónicamente no puede hacer nada, el Magnate desde su anterior mandato bloqueó la función de los jueces alegando que benefician a China y vulneran la soberanía de EE.UU.
“De seguir por este camino se puede producir una contracción del comercio global”. Solamente entre el de Estados Unidos y China sería de un 80%, que representa más del 30% del PIB mundial, reflexiona el investigador.
Al referirse a la situación interna de Estados Unidos decía que la hegemonía de ese país se ha basado en el pilar militar y en el financiamiento del dólar que, “además, se apoyan mutuamente”, si el dólar está en apuros salen las tropas y cuando éstas no pueden sale el dólar con las sanciones porque Estados Unidos tiene el poder financiero.
En cuanto a “dólares corrientes Estados Unidos tiene el mayor porcentaje en la economía global, 26,4% frente al 17% de China”. Pero, “en cuanto a participación en la economía mundial, de un 40% que tenía en los años 1960 ha bajado a un 26 % aproximadamente”. Su economía interna desde el 2020 cada vez crece menos, en los años 1970 lo hacía un 4%, y en el 2024 sólo llegó al 2,8%. No obstante, el país norteño sigue siendo la economía de más peso a nivel global.
China ha ascendido y lo supera en términos económico, desde el 2018 las principales corporaciones mundiales son chinas, las empresas estadounidenses no producen bienes, son sobre todo de servicios, comercio minorista, finanzas, señalaba Faustino, también se refería a que, “los BRICS tienen un peso importante en la economía internacional con una participación del PIB mundial de casi el 38%, frente a un 31% del G-7 que reúne a las economías más grandes”.
Por otro lado, cuando se analiza el desempleo, “se pudiera decir que Estados Unidos tiene pleno empleo, con una tasa de desocupación de un 3,5% a 4%”. Durante la presidencia de Joe Biden se crearon 17 millones de puestos de trabajo, pero en el 2024 la cifra solamente llegó a 2,2 millones.
El especialista comentó que después de la pandemia de la Covid-19 la inflación en la nación norteamericana se disparó. Para sacar a su economía del bache se inyectó dinero de la Reserva Federal y se bajaron las tasas de interés para que los préstamos fluyeran, pero creció aún más la inflación, entonces para disminuirla hubo que elevar las tasas de interés casi ahogando la inversión y el consumo.
En este momento Trump quiere bajar las tasas de interés, pero aplicando aranceles que son inflacionarios en medio de un déficit fiscal creciente desde el año 2022 de 4,2 billones de dólares, que representa el 6,7% de su PIB.
Faustino explicaba que el déficit fiscal conlleva al comercial y Estados Unidos tiene déficit comercial desde los años 1980 con 102 territorios del mundo. El gigante asiático representa más o menos al 25% del déficit comercial estadounidense, le sigue México con un 14% aproximadamente, además de ser su principal proveedor. En tercer lugar, está Vietnam, luego Islandia y Alemania.
Estos cinco países cubren el 63% del déficit comercial de Estados Unidos. “Ese déficit comercial significa que todos los países están beneficiando a Estados Unidos”. Y “como hay déficit también hay deuda pública, que asciende a 36 billones de dólares lo que significa el 53% del PIB del país”, explicaba Faustino.
En su conferencia, Ramonet señalaba que el actual presidente de Estados Unidos gana las elecciones porque su discurso va dirigido a esas personas, que son mayoría y tienen la esperanza de que él vuelva a crear trabajos de calidad. “Las clases desfavorecidas ven a Trump como una esperanza”. Ha prometido disminuir los impuestos, porque los que han perdido sus puestos siguen pagándolos. Dijo también que terminaría con los ilegales, “que se roban los empleos”.
Al mismo tiempo, aunque no es defensora de la democracia, ha subido la extrema derecha porque los trabajadores que pierden su trabajo no encuentran un apoyo en partidos como los socialdemócratas, agrupaciones que adoptaron el neoliberalismo como una ley científica, comentaba durante su intervención.
Ramonet decía que Trump ha revolucionado, en el sentido de que ha cambiado los parámetros sobre los que funcionaba Estados Unidos, no los está respetando, cada día nuevos decretos, por eso la incertidumbre de los actores económicos, políticos, financieros, tecnológicos; ha borrado el protagonismo europeo de países como Reino Unido, Francia, Alemania.
El nuevo gobernante es el resultado de la destrucción de las clases medias que produce el neoliberalismo, señalaba el catedrático español, sin embargo, está desmantelando al Estado, ha expulsado a miles de funcionarios porque él es un neoliberal, piensa que el Estado mínimo es el perfecto, no obstante, su pensamiento imperial lo hace estimar que así su administración tendrá más poder.
El inconveniente es que ha emergido China como potencia y junto al surgimiento de los BRICS el mundo ha pasado a ser multipolar, con un Sur Global cada vez más protagónico algo que también desconcierta a Washington, puntualizaba Ramonet.