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La vida de Luiso en 4D

Cuando en 1985 Jorge Luis Her­nández Rodríguez recibió su tí­tulo como ingeniero civil, estaba lejos de imaginar la obra que construiría. Entonces su suerte estaba escrita.

Un año después del servicio social regresó a donde había rea­lizado su tesis de graduación: la Empresa de Proyectos de Arqui­tectura e Ingeniería, Empai, re­ferente cualitativo en los diseños, agilidad y profesionalidad de sus servicios en el país.

Todo era cuestión de tiempo. La entidad se convirtió en el terre­no donde Luiso, así lo llaman, res­ponsabilidad sobre responsabili­dad, levantó el edificio de su vida: ingeniero, padre, director, líder.

Foto: Noryis

Esas cuatro dimensiones apun­talan la existencia del admirado empresario matancero, al frente de la Empai por casi 17 años, un período consagratorio para esa­empresa, ganadora del Premio Nacional de Calidad en 1999, 2008, 2016 y 2022.

“Los triunfos permiten eva­luar hacia dónde vamos, qué que­remos y cómo mejorar cada día”, dice seguro el mentor de esta campeona, 30 veces consecutivas Vanguardia Nacional, un mérito válido para figurar entre los seis centros de elección directa de de­legados por la provincia de Ma­tanzas a las sesiones finales del 22 Congreso de la Central de Traba­jadores de Cuba (CTC).

“Votaron por mí, pero sé que hay muchos que pudieron haber ocupado mi lugar. Será un honor llevar a la magna cita cómo des­de la creatividad podemos inge­niárnosla para enfrentar el blo­queo, el principal obstáculo que nos ha llevado a una situación muy compleja, con repercusión en el éxodo de personal. Hay que garantizar las condiciones labo­rales, un sustento a partir del trabajo realizado…”.

Luiso tiene tres hijos. Todos son ingenieros. La mayor, en infor­mática. Su esposa Arianna, “el pi­lar que sostiene mis sueños”, lo es en la rama hidráulica, y los dos hi­jos en común son ingenieros civiles como él. El varón, dice orondo, está en el equipo de vela de Cuba.

La Empai acaba de recibir la Orden Lázaro Peña de Primer Grado, la máxima condecora­ción cubana para un colectivo, y ese mismo estímulo, y de Tercer Grado, se le concedió a Luiso. “Seguir sirviendo con lealtad, dedicación y amor es un honor inmenso”.

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