CDR: sin polvos ni telarañas

En cada cuadra un Comité, en cada barrio Revo­lución… se escu­chaba hace algunos años, mien­tras el olor a humo inundaba el aire por los fogones de leña mon­tados para hacer caldosa, los ni­ños declamaban y las familias se juntaban bajo el resguardo de la bandera para celebrar el aniversario de la creación de los Comités de Defensa de la Revo­lución (CDR).

Hoy es otra realidad, pues el polvo y las telarañas pare­cen haberse asentado en mu­chas de sus bases. Es inevita­ble observar cómo disminuyó significativamente su accio­nar y la gente añora aquellos buenos momentos.

Los CDR fueron creados para ve­lar, orientar y guiar a las comunida­des. Ahora que vivimos tan complejos escenarios el país los necesita más que nunca para seguir dando vida a nuestra historia. Así como tantas ve­ces nos explicaron, por ejemplo, como del Che nacieron los trabajos volun­tarios a la vez que nos convocaban a uno de estos.

Hay jóvenes sin una brújula que los ayude a conseguir empleos y afianzar valores que les impidan ser arrastrados a malos pasos, y abuelos que extrañan los torneos de dominó o las reuniones en las cuadras, que bus­caban avanzar como nación.

Aun así, en situaciones de crisis, cuando los vientos feroces de los últi­mos fenómenos meteorológicos azota­ron el territorio nacional, también fue­ron removidos la calidez y el amor de los cederistas. La respuesta fue inmediata, en los barrios los CDR tocaron puertas e invocaron una de las cualidades más enraizadas en nosotros: la solidaridad, y pidieron el apoyo para las provincias afectadas.

Aunque lo cierto es que no se debe esperar una fatalidad para que la or­ganización se haga notar en la vida diaria de los cubanos, sería maravi­lloso volver a sentirlos entre nosotros porque, así como la familia es la célu­la fundamental de nuestra sociedad, los CDR son una célula fundamental de la Revolución.

Ya tenemos celulares para es­tar comunicados minuto a minuto, organizar las actividades con ma­yor eficacia y difundir un legado de más de 60 años. ¿Qué esperamos para usarlos para movilizar a los cederistas?

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