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Varadero.— A 35 años de su apertura, muchos se preguntan qué ha hecho Sol Palmeras para continuar siendo un hotel exitoso, preferido, símbolo del mejor turismo en la Mayor de las Antillas.
Algunos lo atribuyen a una suerte de varita mágica con la que parece haber sido tocada la instalación, fruto de la primera empresa mixta surgida en Cuba, en asociación con la compañía española Meliá Hotels International, otrora Sol Meliá.
Sin embargo, fundadores como Dionisio de Armas lo asocian a aquel pedido de Fidel Castro Ruz en su discurso inaugural del 10 de mayo de 1990, cuando vaticinara: “Y ojalá un día escuchemos de los turistas que en ese hotel, en esa vitrina, en ese conejillo de Indias que es este primer hotel…, se pueda decir también de nuestros trabajadores que han recibido una atención como la mejor que se pueda recibir en cualquier lugar del mundo”.
Y eso ha sucedido. El italo-canadiense Antonio Pileggi, Totón, se ha alojado 103 veces en Sol Palmeras. Su última estancia coincidió con el cumpleaños 35 de la instalación, una ocasión que tampoco pudo perderse el argentino Carlos Alberto Victorica, asiduo cliente desde el mismo 10 de mayo de 1990. Él atesora una cifra de visitas que le disputa a sus coterráneos Inés Bernal y L.J. Abramovitch, entre los más repitentes.
“Desde el principio los asesores de Meliá inculcaron que lo más importante era el cliente. Que quien nos visitara la pasara bien. Recuerdo, incluso, la presencia de una sicóloga y su repercusión en lo motivacional. Aquello fue una verdadera escuela para nosotros”, afirma Nivaldo Bienes, otro de los 14 fundadores en activo.
Los números hablan
En 35 años de operaciones se han alojado allí 2 millones y medio de turistas, y en términos económicos suman 250 millones de euros en utilidades y 710 millones de euros en ingresos.
“Sol Palmeras es el único hotel del balneario que se ha pagado en tres años, y dudo que haya otro en Cuba”, estima Pedro Hernández Calzadilla, quien fuera el primer jefe de mantenimiento de la instalación, hoy especialista en inversiones de este y de los hoteles Meliá Las Américas y Meliá Varadero.
Pedro, o el ministro como algunos le llaman, tuvo la dicha de ver nacer Sol Palmeras. Recuerda la espesa vegetación, el monte que tuvieron que desbrozar, el movimiento de tierra… “¿Cómo no lo voy a querer?…”, dice, parado en el lobby. ¿Vio qué bien se conserva?
Y es cierto. Constantes valores se le añaden a un producto más bonito ahora que en sus inicios, comentan algunos clientes, asombrados con la excelente imagen que regala.
A la vuelta de estos años “celebramos por ustedes y lo hacemos también por la presencia en Cuba de Meliá Hotels International”, expresa con orgullo el español Antonio Díaz, director general:
“Son 35 años de triunfos de Sol Palmeras, con sus altas y sus bajas, porque pasamos por una COVID-19 que nos afectó, pero hemos sabido recuperarnos y, al día de hoy , seguimos teniendo los mismos resultados de antes de la pandemia, lo que denota una clara recuperación de la economía del hotel”.
No podría ser de otra manera, asegura Arnaldo Díaz, secretario general del buró sindical. “El secreto está en los empleados, en la unión y en la lucha por un objetivo común de ofrecer eficiencia y calidad en los servicios.
“El colectivo supo interpretar, mantener y transmitir a las nuevas generaciones el pedido hecho por Fidel. Llevamos 15 años siendo vanguardias nacionales. Ningún hotel mixto posee un récord así, tampoco los del sistema Todo Incluido”.
A esa óptima trayectoria se suma ahora el Sello 85 Aniversario de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), que “constituye un testimonio de infinita gratitud, admiración y respeto para quienes encumbran el turismo hecho en esta isla”, aseguró Ulises Guilarte De Nacimiento secretario general de la organización, al entregar el reconocimiento.
