Fidel y sus compañeros recobran la libertad

Fidel y sus compañeros recobran la libertad

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“A nosotros nos ha correspondido el privilegio o el derecho de empezar a hacer esa Revolución, a nosotros nos ha correspondido la oportunidad de comenzar.  A ustedes sí que les corresponderá el privilegio de llevarla adelante.”

Fidel Castro Ruz

 

Ante las reclamaciones de la opinión pública en pro de la libertad de los heroicos combatientes del 26 de Julio, y en un gesto de más demagogia, el tirano Fulgencio Batista anunció a principios de 1955 que decretaría la amnistía de todos los presos políticos.

Inicialmente Batista planteó que a fin de lograr un clima “de paz y concordia” en la nación los amnistiados debían comprometerse antes a acatar el régimen y las leyes establecidas, es decir, que con el mayor cinismo propuso dar la libertad a los revolucionarios presos, a cambio de que estos renunciaran a sus ideas y dejaran de enfrentarse a la tiranía.

 

 

Imagen: Cuenta X Yuniesky la Rosa

 

Fidel y sus compañeros denunciaron el chantaje del tirano y se negaron a recibir una amnistía en aquellas condiciones. La valiente posición asumida por Fidel determinó que se extremaran las medidas de incomunicación y aislamiento sobre él en el presidio.

Su respuesta fue rápida y en un largo documento, que consiguió sacar de la prisión y se reprodujo en la prensa, expresó:

“Si nosotros considerásemos que un cambio de circunstancias y un clima de positivas garantías constitucionales exigiesen un cambio de táctica en la lucha, lo haríamos solo como acatamiento a los intereses y anhelos de la nación, pero jamás en virtud de un compromiso, que sería cobarde y vergonzoso, con el Gobierno. Y si ese compromiso se nos exige para concedernos la libertad decimos rotundamente que no.

“No, no estamos cansados. Después de veinte meses nos sentimos firmes y enteros como el primer día. No queremos amnistía al precio de la deshonra. No pasaremos bajo las horcas caudinas de opresores innobles. ¡Mil años de cárcel antes que la humillación! ¡Mil años de cárcel antes que el sacrificio del decoro!”.

 

Por ese documento Fidel fue llevado al consejo de dirección del reclusorio. Sus miembros querían saber cómo se las arregló para sacarlo de la cárcel y si para hacerlo contó con la complicidad de algún funcionario del penal.

Él expresó que asumía plenamente la responsabilidad y aseguró, bajo palabra de honor, que ningún funcionario de la prisión incurrió en descuido, negligencia o ausencia de vigilancia con relación al envío del documento al exterior. Como consecuencia, fue sancionado a 30 días de privación de comunicación y visitas.

 

Reclusorio Nacional para Hombres en Isla de Pinos. Foto: Archivo

 

El dos de mayo de 1955 la Cámara de Representantes aprobó la ley de amnistía y al día siguiente la aprobó el Senado. Batista la firmó el día seis.

En mayo de 1954 surgió entonces la organización Madres Cubanas, que no tardaría en convertirse en el Comité de Familiares Pro Amnistía de los Presos Políticos, con centenares de afiliados en toda la Isla.

A poco de constituirse, dicho Comité iniciaba su quehacer con la impresión de una tarjeta que reproducía en una de sus caras las edificaciones que conformaban el Presidio Modelo, de Isla de Pinos, y en particular la Circular número 1, donde los moncadistas se hallaban recluidos. Llevaba en su reverso el siguiente texto, escueto y directo como un puñetazo:

“¡Pedimos una amplia y generosa amnistía política!

«Detrás de estas circulares —imponente mole de acero y cemento que aparece en esta postal— y que pertenecen al Reclusorio Nacional para Hombres en Isla de Pinos, Pabellón número 1, se encuentran en prisión los heroicos jóvenes del cuartel Moncada.

“Pedimos para ellos y para cuantos sufran pena de encierro y de exilio por amor a Cuba y a su libertad, una amplia y generosa amnistía.

“¡No más presos políticos ni más exiliados en la tierra de Martí y del general Antonio Maceo!

“Nueva Gerona, Isla de Pinos, verano de 1954”.

 

El movimiento pro amnistía, que incluía a todos los sectores democráticos y progresistas del país, tomó tal fuerza que en mayo de 1955 el tirano se vio precisado a conceder la libertad a Fidel y los demás combatientes de los cuartales, sin condición alguna.

Después de 22 meses de encierro, el 15 de mayo de 1955, Fidel y sus compañeros salieron del Presidio Modelo de la Isla de Pinos.

 

Foto: Casa editorial Verde Olivo

Fidel y Raúl, fuera ya del reclusorio, los abrazaron sus hermanas. Haydée Santamaría se acercó a Fidel y, sin decir palabra, descansó la cabeza en su pecho y rompió a llorar. La acompañaba Melba Hernández.

Luego, en el hotel Isla de Pinos, se reunió con los periodistas que inquirieron sobre su pensamiento y actitud política futura.

En horas de la madrugada abordaron la embarcación Pinero en la que se trasladaron hasta el puerto de Batabanó, al sur de la provincia de La Habana, primera y única escala antes de su llegada a la capital, llegaron el lunes 16 y se trasladaron enseguida a la Estación Central de Ferrocarriles de La Habana.

En la terminal aguardaban el consejo director de la Ortodoxia y el pleno de la FEU.

La muchedumbre que, bulliciosa, invadía los andenes y salones, asaltó el tren cuando aún no había detenido su marcha y sacó a Fidel por una de las ventanillas para pasearlo en hombros. La madre de Abel Santamaría y otras mujeres que perdieron a sus hijos en el Moncada desplegaron una bandera cubana y cantaron el Himno Nacional.

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