Aquí sí vale decir: ¡yo soy el primero! Sin alardes ni pamplinas. Pondré el despertador para las tres de la madrugada porque vivo cerca de la Plaza de la Revolución, aunque la idea de irnos desde la noche anterior para la empresa y salir todos juntos para el desfile me encanta. Es la expresión más exacta de unidad y sentido de pertenencia a una idea, a la celebración que siempre rompe los termómetros por la fiebre patriótica que encierra.

Aquí también es bueno gritar: ¡primero la patria! Sin ceguera de los problemas económicos ni adornos forzosos al concepto de nación. Cuba lo que más necesita hoy es manos que construyan y fundan; líderes capaces de representar a los trabajadores sin plegarse a las administraciones, y lo más importante: producción y producción, esperanza y esperanza.
Aquí toca decirlo sin tapujos: ¡abajo el bloqueo primero! Sin condicionamiento y sin justificaciones burocráticas. El Gobierno estadounidense sabe de sobra que no somos país patrocinador del terrorismo y que no van a ponernos de rodillas por más medidas que aprieten la corbata de nuestra economía.
Aquí sirve movilizarnos con una frase: ¡lo mío primero! Y las Plazas del país volverán a tener la alegría de los trabajadores y su familia este primer día de mayo, con música, desfiles, tribunas y banderas. Habrá un pueblo crecido y dispuesto a cambiar todo lo que deba ser cambiado para más socialismo y más justicia social.
Aquí habrá que volver a Fidel: ¡el primero, el caballo!, quien hace 25 años nos enseñó a enfrentar el tiempo más duro con su ejemplo y un concepto integrador. Revolución es sentido del momento histórico. Por eso el jueves abrazaré con fuerza inefable a mis compañeros de la empresa. Todos somos héroes anónimos porque empujamos un país como los primeros.
Y que alguien me diga lo contrario para que vea…
Muy buena foto informativa del fotorreportero Heriberto . FELICIDADES