Granma.—“No nos manden más harina, que se nos agusana, aquí encontramos un pan que supera el nuestro, un campeón que lo supera, el pan de los indios, el casabe. Eso no se agusana nunca, es bien conservado, bien mantenido y nos sostenemos con él”, escribe en misiva dirigida a España el fray Bartolomé de Las Casas, quien en el siglo XVI acompañó a Diego Velázquez de Cuéllar y Pánfilo de Narváez durante la conquista de Cuba.
Bajo esa definición de siglos y por haber transgredido el tiempo, intacto, es que muchos aseveran que el casabe es una de las genialidades gastronómicas del Nuevo Mundo.
Con estos y otros argumentos que legitiman sus bondades es que fue declarado por la Unesco, en el 2024, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
“Es un reconocimiento a la cocina aborigen y primigenia cuyas esencias no aparecen en un libro de cocina cubana, la cual es muy deudora de esa herencia indocubana que tenemos nosotros, pues solo se le da una pincelada en tanto destaca la parte africana, española, indígena y china”, subraya Domingo Cuza Pedrera, periodista gastronómico y director general de Infotur en Granma.
Añade que justamente el ingenio del plato está en su simplicidad: pues solo requiere yuca, los saberes para rayar esta raíz y sacarle el látex venenoso con una prensa, fuego y un burén (plancha de barro inicialmente que en la actualidad puede ser de hierro).
Bondades
De acuerdo con el experto el casabe es soberanía alimentaria y es independencia: “Es también modernidad porque satisface a los veganos y vegetarianos, en tanto al no contener gluten, grasa, sal ni azúcar es ideal para los celíacos, hipertensos y diabéticos, o sea, que es totalmente saludable.
“Otra ventaja que tiene: es apilable, puedes poner 80 casabes uno encima de otro y el de abajo se mantiene en perfecto estado, se conserva por años en un lugar fresco y seco. No existe otro alimento que exija menos condiciones para perdurar.
“Se le consideró en la etapa de la conquista como el sustento de los marineros y de ahí surge una gran contradicción: los españoles utilizaron esta torta de los pueblos originarios para abalanzarse sobre otros pueblos iguales.
“Después estuvo presente en las guerras de independencia, junto al mambí que luchaba en la manigua en circunstancias muy difíciles. Es por eso que José Martí dijo: Al pan prefiero el casabe y el café que tiene por dulce miel, porque no tenían que acudir a los mercados de la metrópoli a comprar nada.
“Al elegirlo por encima del pan estamos favoreciendo a los productores locales y, por tanto, a las economías nacionales. Si lo fomentamos y fortalecemos generamos empleo dentro del país, lo que lleva al desarrollo local y que implica también la salvaguarda de nuestros valores patrimoniales”.
Para acentuar su criterio Cuza Pedrera recalca que el casabe ha perdurado 500 años y aún se mantiene: “Sobrevivió al encontronazo cultural que significó el mal llamado descubrimiento de América, sobrevivió y facilitó el proceso de conquista y colonización, sobrevivió a las terribles guerras de independencia con sus cambios trascendentales y carencias, sobrevivió a la intervención norteamericana y a la penetración de la gran industria alimentaria de los Estados Unidos con las confituras y refrescos, perdura en el proceso revolucionario, y lo tuvimos en el período especial que sufrimos”.
Está hoy en hoteles de lujo, así como en torneos y eventos internacionales; por dos años consecutivos ganó competencias, una de ellas con una lasaña hecha a base de casabe, defendida con bastante pericia por el chef Enoch Tamayo Acosta, ganador de la Copa América Claudio Ferrer, en la categoría de Senior profesional. Por lo que es un plato supermoderno, contemporáneo y vencedor, afirma Domingo Cuza.
Asegura el periodista gastronómico que este alimento por su valor, incluso estratégico, debe velarse por hacerlo prevalecer, además de cuidar los saberes de los maestros casaberos y de las familias que por siglos han mantenido con mucho celo la tradición de su producción.
Maestría y pasión
De la raíz le viene a Erge Joel Fontaine Ortiz su preferencia por el casabe. Nació en Buey Arriba en el año 1945 y fue allí, en plena Sierra Maestra, donde pasó toda su infancia y parte de la primera juventud al calor de los burenes, un privilegio, a su entender, que le signó para toda la vida.
“En aquella época el casabe estaba siempre presente en todos los establecimientos de venta de alimentos. No podía faltar en la mesa durante la cena del 24 de diciembre, que es Nochebuena, ni a la hora de servir el lechón asado en cualquier otra celebración. Por lo menos era así en mi casa”, refiere con manifiesto orgullo.
Graduado de Ingeniería en Telecomunicaciones, este maestro casabero radicado en La Habana dedica el tiempo que le permite la jubilación a estudiar todo lo referente al casabe y a elaborarlo, de forma casi inimitable, para su comercialización.
“Este tiene en Cuba sus regiones de consumo, las que se concentran, fundamentalmente, en la parte oriental y un poco también en Camagüey; en las demás regiones del país es casi una excepción.
“Y es que hasta el momento no existe ningún tipo de organización oficial que tenga la voluntad de hacer que su fomento sea un acto a favor de la salud o de defensa de la cultura aborigen.
“En el mundo se destinan inmensas sumas de recursos financieros para extraerle el gluten a los alimentos; sin embargo, ya este nace con cero proteínas de ese tipo.
“Considero, por tanto, que los ministerios de Salud Pública y de la Agricultura pudieran tomar nota de dicha problemática y actuar en consecuencia a fin de mejorar la calidad de vida de las personas que manifiestan esa intolerancia, quienes tendrían un beneficio alimentario inmediato y de alto impacto”.
De acuerdo con el experto, quien se da a conocer bajo el seudónimo de CasabeCuba, el producto, que es posible convertirlo en un rubro exportable importante, amerita una representación estatal que le dé validez y personalidad, destacó.
Aspiración
Desde el Centro de Interpretación del Patrimonio San Salvador, de Bayamo, su directora, Beatriz Cedeño Armesto, subraya que el casabe es fundamental y distintivo dentro de las tradiciones culinarias de esta villa cubana, la segunda fundada por los españoles.
La institución es la encargada de las actividades socioculturales y de promoción de la Oficina del Historiador local, que apoya con total empeño las acciones que apuestan por la condición de Ciudad Creativa en la gastronomía, que otorga la Unesco.
“Razón por la que desde el 2023 celebramos cada año el Festival Bayamo Creativo. Dedicarle al casabe espacios teóricos y de participación popular dentro del evento permite visibilizar un entramado de tradiciones culinarias que hoy continuamos enriqueciendo.
“El alimento, presente en la dieta de los aborígenes y que ha llegado hasta nuestros días, merece una reverencia especial; por tal razón pretendemos realizar materiales audiovisuales dedicados a su origen e historia, presencia en la región, métodos para elaborarlo, consumo, novedades culinarias con su uso como base, además de las bondades que posee que incluyen las que facilitan su comercialización.
“Definitivamente apuntalar la supervivencia y auge del casabe como parte de la identidad del bayamés, del cubano en general, y que se conozca más en el mundo moderno es fundamental hoy en nuestro trabajo de difundir lo más auténtico de la cultura nacional”, enfatizó Beatriz.
Presencia
En Bayamo, de manera particular, existen unos 15 burenes identificados. El Padrón es uno de los que predomina, lugar de referencia para el conocimiento y buen hacer.
Los secretos de estas obtenciones primitivas se transmiten mediante la oralidad y resulta un gozo para las familias, por lo que no es difícil ver en determinadas zonas, que son focos de producción, a niños desde muy tempranas edades participando en esos procesos de confección.